familia e infancia

Codo de niñera: lo que tienes que saber sobre esta dolencia en tus hijos

Un simple juego o un mal “tirón” puede acabar con una visita a urgencias

Por Iván Abreu Yanes

Hemos pasado una tarde jugando con nuestro pequeño, todo eran risas y fiestas; hasta que, de repente, el pequeño se pone a llorar y no se consuela, se agarra uno de sus brazos y no lo mueve… Puede que “se le haya salido el codo”, dolencia más conocida como pronación dolorosa o codo de niñera.

¿En qué consiste?

Se trata de una luxación (desplazamiento del hueso de la articulación fuera del lugar habitual) del radio en la articulación del codo. Como norma, no se aprecia deformación del brazo y es frecuente que se quede bloqueado el ligamento dentro de la articulación, lo que impide que el hueso vuelva de forma espontánea a su lugar habitual.

¿Cómo se produce?

El nombre de “codo de niñera” viene dado por el mecanismo por el cual se produce. Suele ocurrir cuando se produce una tracción brusca del brazo; las causas más habituales son cuando un niño se va a caer y tiramos de él para impedirlo, cuando lo llevamos de la mano y el niño bruscamente se deja caer (como por ejemplo en una pataleta)  o cuando jugamos con él cogiéndolo de las manos y le damos vueltas o traccionamos de él para columpiarlo.

¿Cuáles son los síntomas?

Tras producirse la luxación, el pequeño se queda con impotencia funcional (no moviliza el brazo), en niños más pequeños podemos observar que no coge objetos con ese brazo. Habitualmente el brazo queda extendido y con la palma de la mano mirando hacia atrás. En niños mayores puede ser que incluso se sujete el brazo con la otra mano. Además se presenta dolor a la movilización pasiva (cuando se lo manipulamos).

¿Cómo se diagnostica?

No es necesario realizar pruebas complementarias. Los padres suelen contar que el niño ha dejado de mover el brazo y que está más irritable. Si indagamos un poco, habitualmente encontramos algún hecho que produjo “la salida del codo”.

¿Cómo se trata?

Lo primero es comprobar que, efectivamente, se trata de un “codo de niñera”. Por tanto, no deben haber hematomas en el brazo ni deformaciones del mismo. Además no deben evidenciarse heridas o excoriaciones a otros niveles, que puedan indicar una caída o traumatismo. Posteriormente, nos fijaremos en el brazo en cuestión, ofreciéndole juguetes u objetos por el que los bebés presenten interés habitualmente para determinar que no realizan intentos de cogerlo con el brazo afecto; sin embargo si movilizan el otro normalmente.

La maniobra de reducción debe realizarla siempre un médico (habitualmente pediatra), de manera que se coloca el pulgar sobre la cabeza del radio (el hueso que se ha luxado) al mismo tiempo que traccionamos del brazo, giramos la palma de la mano hacia arriba (se denomina supinación) y después flexionamos. Habitualmente notamos un “clic” que nos indica la colocación del codo.

Tras colocarlo, al niño puede dolerle o incluso mantener inmóvil el brazo durante un tiempo, pero lo más normal es que lo movilice con total normalidad tras las reducción.

¿Se le saldrá más veces el codo?

Los niños que han sufrido un “codo de niñera” tienen más tendencia a que les vuelva ocurrir, por lo que en ellos tendremos una mayor precaución si cabe. Recordar que debemos evitar los tirones bruscos; si levantamos al niño, hacerlo por debajo de las axilas y no por las manos, además de evitar juegos para los cuales debamos de traccionar de las manos de nuestros hijos.

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