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Isabel Rodríguez Torres, la primer mujer policía, se jubila

Cuando comencé a trabajar en Güímar hace 36 años y 10 meses, me miraban como si viniera de otro planeta”, afirma en su retirada
Isabel recibió un ramo de flores y el cariño de sus compañeros, como el de Juan Guanche, el pasado viernes / DA

Soñaba con volar alto, como piloto comercial, pero lo ha hecho como policía local, como su bisabuelo. Isabel Rodríguez Torres (Güímar, 1959) se jubiló el 31 de enero, con 36 años y 10 meses de servicio, tras el último Real Decreto que así se lo permite, con el honor de haberse convertido en 1981 en la primera mujer policía de Tenerife, justo cuando en La Laguna se abría definitivamente las puertas a las mujeres, aunque ella fue fichada para su Güímar natal.

Un amigo en el gimnasio le convenció en 1980 para trabajar con guardia jurado, cuando ni siquiera las mujeres podían hacer entonces la mili. Dicho y hecho. En apenas unos meses ya dirigía a ocho hombres en un cuerpo de seguridad en Ten Bel, luego ejerció su trabajo en el hotel Mencey, “manteniendo casi a diario contacto con guardias civiles y policías para hacer las prácticas de tiro con un 38”, el arma que por entonces se le permitía llevar a los vigilantes.

Tras ganar la plaza, en apenas unos meses el alcalde de su pueblo, el malogrado Pedro Guerra, le contrató en 1982 para la Policía Local de Güímar, y desde entonces ha permanecido allí hasta el pasado 31 de enero. “Tengo 59 años y todavía estoy 100% en forma para seguir, pero me tomo esta jubilación como un inmenso regalo”, aunque lamenta que “cada vez van a ser menos en la Policía de Güímar, porque este año se jubilan cuatro y si no los reemplazan se quedarán solo 20, una mujer entre ellos, cuando el ratio es el doble, que no se cumple casi en ningún ayuntamiento porque la ley no lo permite dicen desde el Ayuntamiento”. Aunque no se queja de lo que ganan los policías si entiende que “se paguen más los servicios nocturnos o especiales de fiestas, los más fuertes y para los que hay que estar en forma”, recordando las revindicaciones de los que ya son sus excompañeros.

Cuando comenzó en 1980 como guardia jurado / DA

Mirando la vista atrás Isabel relata cuando llevaba bombín en lugar de gorra de plata, o falda en lugar de pantalones , -“parecíamos azafatas de vuelo”, comenta con su amplia sonrisa-, aunque descarta hablar de machismo en el cuerpo, no así tanto en la sociedad. “Cuando volví a Güímar de policía, la gente me miraba como si viniera de otro planeta”, señala.

Isabel recibió el premio Argenta de Franquis, por el Día Internacional de la Mujer / DA

Cuando se le pregunta por sus experiencias en casi 37 años de servicio en el cuerpo, Isabel Rodríguez no duda en señalar como su peor servicio aquel que “hicimos en el barranco de Badajoz cuando se encontramos a una señora que llevaba tres días con una pierna partida, casi moribunda, muerta de frío”, un ejemplo de que “los rescates siempre son malísimos, aunque reconforta si al final salen bien”.
Se le ilumina la cara cuando califica su etapa en El Puertito, donde había un local descentralizado de la Policía Local: “Fue la mejor época de mi vida, cuando en 1996 había allí una oficina descentralizada; hice un grandísimo trabajo, aunque estaba sola. Cuando la quitaron, los vecinos recogieron firmas para que se mantuviera allí y siguiera yo, pero no hicieron caso”.

Sus mejores recuerdos cuando llevó la oficina descentralizada de El Puertito / DA

 

Hoy, recién jubilada, Isabel insiste en que “me voy, pero lo hago en forma y con el sentimiento de que siempre seré policía”, y no duda que “al igual que me emocioné con el ramo de flores de mis compañeros, lo haré cuando esta semana entregue el uniforme y la pistola”, pero siempre le quedarán sus condecoraciones y premios, y sobre todo el cariño de los vecinos.

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