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“La realidad social que muestran las novelas negras nos enseña cómo es el mundo en el que vivimos”

Dulce Xerach Pérez trae de vuelta a su inspectora María Anchieta con la publicación de su tercer libro, Secuestro en Hong Kong, una novela de género negro que volverá a atrapar a los lectores.

-¿Qué nos puede contar de Secuestro en Hong Kong y por qué decidió ubicar la novela en oriente?
“La verdad es que María Anchieta desde la primera novela nunca está en Tenerife, aunque sea una inspectora de la Policía Nacional de Tenerife, pero como habla dos idiomas muy bien, inglés y portugués, pues siempre la mandan a investigar delitos globales que tienen implicación en otros países. En esta ocasión, ni siquiera va a un caso sino que está de vacaciones a Hong Kong y allí ocurre la desaparición de una estudiante tinerfeña en medio de las manifestaciones de La revolución de los paraguas, y aprovechando que está allí su jefa le pide que investige. Y a partir de aquí ocurre toda la trama de la novela. El libro está ubicado en oriente porque yo estuve dos meses dando clases en la Universidad de Hong Kong durante esa época, y hablé con muchos estudiantes, estuve con ellos en los lugares de las manifestaciones, conocí a un montón de gente que me contó historias muy interesantes, y me gustó el tema como para dedicarles una novela”.

-¿Con este tercer libro se cierra la trilogía? ¿Se acaban las aventuras de María Anchieta?
“Yo pensaba que sí, que iban a ser tres, pero no. Ya estoy escribiendo la cuarta y la quinta. Le he cogido cariño. Escribir la trilogía era una prueba que me puse a mí misma, a ver si era capaz, pero se ha convertido en mi hobby favorito. Cuando mejor me lo paso es escribiendo y me encanta, además, que sea con los mismos personajes. Es como tener una doble vida: está la mía, la cotidiana, y después la de los libros, cuyos personajes se han convertido casi en mis hermanos”.

-Entonces, digamos que su método de trabajo es escribir cuando tiene tiempo libre.
“Sí, no me puedo dedicar a esto por completo. Me encantaría, pero es imposible, así que cuando tengo días libres o en vacaciones aprovecho para escribir. Por ejemplo, la semana pasada estuve en Roma y como la quinta novela tiene un episodio que transcurre en esa ciudad aproveché, más que para escribir, para documentarme, preguntar… A mí me gusta mucho darle realismo a las novelas. La trama es inventada pero todo lo que la rodea, no”.

-¿Cómo describiría a María Anchieta y cómo ha crecido desde la primera novela hasta esta tercera?
“Yo realmente no sé cómo ha evolucionado. Para mí tiene la misma edad, a pesar de que la primera novela ocurría en 2006 y esta última en 2014. Yo la veo igual, como una policía muy seria. No tiene los típicos vicios de los protagonistas de novela negra, que siempre están muy atormentados, tienen algo de oscuridad… No, ella tiene una vida normal, es serena y equilibrada e intenta resolver los casos lo mejor posible. En España hay otro que es quizás parecido, el guardia civil Bevilacqua, de Lorenzo Silva, que también es muy equilibrado. María lo que sí tiene es que va creciendo a través de su experiencia profesional. Ya en la cuarta, por ejemplo, la ascienden a comisaria”.

-Es una mujer actual.

“Sí, totalmente. Una mujer trabajadora que tiene su familia pero que decide no tener hijos, tal vez esa es la única nota diferente, porque perjudicaría en su trabajo” .

-Hay un personaje en Secuestro en Hong Kong que su editor ha destacado bastante: Li. ¿Qué tiene de especial?
“Realmente yo no le había dado mucha importante cuando lo escribí. Es un señor mayor, que ha estado toda su vida militando en el Partido Comunista chino y que, por casualidades del caso, María lo conoce y tiene varias conversaciones con él. Mi editor piensa que es un personaje que se sale de la novela. Es un personaje muy fuerte y ayuda a toda la gente de occidente a ver cómo puede pensar alguien de oriente. Lo creé a partir de muchas conversaciones con personas así en Hong Kong, por mi interés en saber por qué ellos no querían avanzar hacia una democracia. Li es un militar que va intentando entender la nueva China a través de sus nietos”.

-Usted, además de escribir novela negra, también es una gran lectora del género. ¿Qué es lo que más le atrapa de este tipo de historias?
“La realidad social que describen. Es una forma de conocer los lugares donde transcurre la trama. Por ejemplo, cuando lees a Donna Leon conoces mejor Venecia que visitándola como turista. Porque ella vive allí, conoce cuáles son las tramas que surgen por debajo de la sociedad. Cuando lees a Andrea Camilleri te ocurre lo mismo con Sicilia y cuando lees a P.D. James, lo mismo con el Londres de su época. Incluso, con Agatha Christie. Además ella hacía lo mismo que yo. Escribía mientras acompañaba a su marido, que era arqueólogo. Yo viajo con mi marido, que es arquitecto y va a sitios exóticos y entonces yo aprovecho para investigar. Así que la realidad social que muestran las novelas negras, sobre todo las que se escriben en un marco temporal actual, me encantan, porque en el fondo me están enseñando cómo es la sociedad actual, cómo es el mundo en el que vivimos, cuáles son los problemas observados desde otros puntos de vista”.

– El recientemente fallecido Antonio Lozano, uno de los máximos exponentes en Canarias del género, afirmó que la novela negra es la nueva novela social…
“Siempre lo ha sido. Parece que ahora está mucho más de moda, pero siempre lo ha estado. Antes nombrábamos a Agatha Christie, por ejemplo. Es la más leída después de la biblia. Al lector de novela negra le encanta encontrar un nuevo personaje que le lleve. Y que siga adelante, porque a la gente le encanta acompañar a los personajes en diferentes historias. Hay lectores que me preguntan por María Anchieta como si fuera de mi familia”.

-Mariano Gambín me comentaba lo mismo recientemente.
“Yo a Mariano le pedí prestado uno de sus personajes para una de mis novelas. Me prestó a Marta, su arqueóloga, y la metí en un capítulo. Es que hay muy buen rollo entre los escritores de novela negra. No existe esa competitividad que te encuentras en otros novelistas. Yo me llevo muy bien con Gambín, con Alexis Ravelo, hablamos de nuestros personajes”.

-¿Cómo ve el panorama literario actual en Canarias, sobre todo en su rama?
“En los otros géneros no me voy a manifestar, pero en novela negra lo veo muy bien. Se están escribiendo series interesantes. Hay menos mujeres que hombres, eso sí. Solo estamos Yanet Acosta y yo, en Tenerife. No sé si últimamente habrá surgido otra escritora. También está José Luis Correa, Alexis Ravelo, Mariano Gambín. Está el Festival Tenerife Noir, que también anima. Para Canarias no está nada mal. Somos cinco o seis personas implicadas, y todos nos llevamos bien y disfrutamos entreteniendo a los lectores.

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