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El supuesto parricida pasa hoy a disposición judicial mientras vecinos y familiares lloran una muerte anunciada

Mary, de 67 años de edad y quien presuntamente murió por asfixia a manos de su hijo, había denunciado hasta en cinco ocasiones. En septiembre pasado se refugió en casa de su nieto, pero el supuesto agresor, Germán, fue a exigirle que volviera el día antes de que le ingresaran la pensión
Mary, la mujer hallada muerta en La Palma, había denunciado por malos tratos a su hijo
Imagen de la mujer hallada muerta en su casa en La Palma. | FOTO: Cedida

La crónica de sucesos deja en La Palma, al oeste de la Isla, una mujer muerta. La crónica social deja una sucesión de fallos, de oídos sordos, de graves fisuras en la estructura administrativa, una falta de respuesta no intencionada pero con consecuencias reales. Como en una tormenta perfecta, el sistema o no ha sabido o no ha podido impedir que esta mujer de 68 años muriera, tras continuos años de vejaciones, de persistente maltrato psicológico y supuestamente físico siempre según el relato de sus familiares más directos, en Los Llanos de Aridane y a manos de su hijo, un drogodependiente cronificado, consumidor habitual de heroína, que convirtió a Mary en una aislada social, en su rehén y en supuestamente, víctima en una muerte por asfixia según los primeros indicios de la investigación, que sigue en curso y bajo secreto de sumario.

La última vez que la hermana de Mary la vio con vida fue hace 20 días. Tuvo que hacerlo desde la calle, llamándola a gritos, mientras la ahora fallecida asomaba temerosa la cabeza por la ventana del segundo piso del edificio en el que vivía junto a su hijo, en el número 60 de la céntrica Avenida Venezuela de Los Llanos de Aridane. Lo último que Mary le dijo a su hermana fue que “es mejor que te vayas o habrá jaleo, por favor”. Su hijo Germán, su presunto asesino y quien esta misma mañana ha pasado a disposición judicial para prestar declaración ante la jueza del juzgado número 1 del Partido Judicial de Los Llanos de Aridane, no permitió que su tía subiera y mucho menos que la madre mantuviera ninguna conversación con su hermana.

Esta mujer confiaba en que los Servicios Sociales actuaran, conocedores como eran “porque yo se los dije a dos de las personas que trabajan allí” de la grave situación que vivía Mary.

La última alarma, hace tres meses

“Yo hablé directamente con dos personas de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Los Llanos”. La última de esas conversaciones, según el relato de esta mujer, hace tres meses. Siempre según el relato de esta hermana que confiesa sentirse “impotente y enfadada”, “me dijeron que había soluciones, que iban a intentarlo”. Mary protegía a Germán. “Lo quería pero quería tenerlo lejos, le tenía un miedo atroz, todos los sabían, lo sabíamos, pero todas las denuncias presentadas, las últimas cinco desde agosto hasta enero, fueron retiradas por ella misma, quizás por miedo, quizás por pena. Era su hijo y se había convertido en lo peor”.

Mary perdió a una hija, madre de un bebé del que se hizo cargo ella misma y al que adoraba, 20 años atrás, cuando la joven falleció como resultado de un accidente de tráfico. En la casa de su nieto y la mujer de este, en Los Llanos de Aridane, llegó a refugiarse en agosto pasado durante dos semanas. Cuando llegó el día 24 del mes, horas antes de le ingresaran su pensión, Germán se presentó a buscarla, a “exigirle que volviera para ir a cobrar”.

“Yo conozco a dos personas de Asuntos Sociales y les dije lo que pasaba, que desde que Carmelo murió (otro hijo de la fallecida) las cosas habían ido a peor y que Mary nos contaba que Germán la amenazaba con matarla, con partirle el cuello”. Siempre “presuntamente” y como si de la Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez se tratará, la estranguló mientras en el vecindario ninguna de las personas con las que habló este periódico, mostraran sorpresa. “Es vergonzoso -relata una vecina- que en agosto del año pasado por una denuncia vinieran a llevarse al perrito porque estaba mal atendido, y dejaran allí a Mary. Todos los sabían, es un hombre violento, que consume a diario, que la maltrataba, pero nadie hizo nada”.

Mary trabajó prácticamente toda su vida, muchas veces como camarera de piso en varios hoteles, otras muchas limpiando casas particulares para salir adelante como podía. Así crió a sus hijos. Pero no fue suficiente. Germán había aumentado su nivel de agresividad verbal, supuestamente también físico, contra su madre desde que su otro hermano, Carmelo, falleció hace dos años como resultado de una infección que se complicó y que derivó en una embolia cerebral. Sea como fuera, Mary está muerta. Quizás la capacidad de autocrítica de los seres humanos que dan cuerpo al sistema y a las instituciones, puedan ahora abrir una ventana a la reflexión para que no existan otras mujeres como Mary, otras madres como Mary, mientras avanzan inexorables las horas, los días y los años, un tiempo en los que Mary se convertirá en la cifra de una estadística más, cuya historia, en vida, nadie contó.

La víctima que no fue vista por los protocolos de protección en la violencia doméstica

La Ley canaria contra la Violencia de Género se extiende hasta el ámbito doméstico. Eso incluye a Mary tras cinco denuncias, siempre retiradas, ante las autoridades policiales. Qué falló. Es un asunto que DIARIO DE AVISOS ha intentado desgranar. Algunos expertos en violencia doméstica han asegurado a este periódico que el protocolo debió ponerse en marcha, eso sí, siempre y cuando se cursara la denuncia hasta llegar al juzgado, algo que no ocurrió porque la victima las retiró. La hermana de Mary y las vecinas no dudan al afirmar que “esto era algo que estaba claro, que podía pasar en cualquier momento y que todos sabían” lo que les lleva a sentirse “impotentes” e “inútiles”. Sea como fuera Mary, por su propio pie y acompaña por un familiar directo que dio su testimonio a este periódico, acudió hasta en cinco ocasiones a denunciar a su hijo, su supuesto asesino.

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