Si algún adjetivo cuadra a la perfección para la cocina del restaurante Jaxana de Nacho Hernández es precisamente el de viajera. Este chef, que en cuanto se le presenta la ocasión coge un vuelo y se marcha a visitar y conocer de primera mano la gastronomía de los países asiáticos, se ha ido enriqueciendo con los sabores, las texturas, los aromas y los gustos de esas visitas que luego quedan reflejados en su cocina.
La pasada semana, incluido el día de San Valentín, diseñó un menú, bajo del nombre de El Jardín del Edén, en el que recoge las influencias de la docena de países asiáticos que ha ido visitando con el paso del tiempo. La propuesta, al precio de 50 euros más el maridaje (con cava y champagne) de 30 euros, incluía 7 platos más el postre.
El menú comenzó con una ensalada vietnamita que dio paso a tres tapas: ostra francesa con granizado de fruta de la pasión, sake y wasabi natural; pani puri relleno de tartar picante de gamba roja, espuma de coco y jugo de sus cabezas (algo más que sabroso) y un nigiri de pescado blanco, umeboshi y mayonesa de yuzu.
Nacho Hernández siguió su propuesta con unos estupendos platos: kinilaw de vieiras y unas gyozas de cerdo ibérico con salsa de judías negras chinas, este último para repetir.
A continuación sirven un plato principal de pesca del día (en este caso era un alfonsiño) marinada con curry de Melaka y cocinado entre hojas de plátanos, impecable, y un Dong po row que es panceta de cerdo estirada en soja dulce y especiada. El final de la propuesta El Jardín del Edén consistió en un curry rojo de frutos rojos, muy bien resuelto por el chef Nacho Hernández.
El maridaje para la ocasión se repartió entre un AT Roca brut rosé; Delamotte brut; Ayala brut; Taittinger brut y Ayala rose.
Jaxana, un proyecto gastronómico de comida asiática de nivel, está apoyado por tres socios Xavi Riera, Javier Báez y el chef Nacho Hernández, que abrió sus puertas a finales de 2017 en el Paseo Milicias de Garachico número 5 en Santa Cruz de Tenerife.
La propuesta gastronómica de Jaxana está identificada con la propia condición de viajero del chef, que ha visitado doce países como Tailandia, Malasia, Japón, Corea, Myanmar, Singapur, Indonesia, Filipinas, China, Vietnam, Camboya y Laos.
El restaurante cuenta con tres espacios bien diferenciados: una cómoda barra desde donde se aprecian las evoluciones de los cocineros, que explican los diferentes platos; un comedor con cubos en el techo que representan alegorías de los 12 diferentes países cuya gastronomía se puede degustar y por último, una zona privada separada por una celosía.
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