baloncesto

Una amistad fraguada en el Mundial

Jorge Garbajosa y Manolo Gómez, presidente y vicepresidente de la FEB, fueron dos de los artífices de una cita insular que acabó por unirlos más allá de una relación profesional

Desde un primer momento se siente que mantienen una relación de amistad más allá de los logros alcanzados en la Federación Española de Baloncesto (FEB). Ambos, Jorge Garbajosa, presidente, y Manolo Gómez, vicepresidente, insisten continuamente en que el éxito de la pasada Copa del Mundo de baloncesto femenino de la Isla fue gracias a un equipo de trabajo “extraordinario”, pero, más allá de todo aquello, entre ambos, no entre Garbajosa y Gómez, sino entre Jorge y Manolo, hay una amistad fraguada tras horas de trabajo y esfuerzo.

“La verdad es que nunca nos hemos planteado cómo comenzamos a ser amigos, se dio, sin más”, reconoce Manolo Gómez que, precisamente por no haberlo hablado antes, nunca le ha dicho al presidente de la FEB que la primera vez que lo vio en persona pensó “en lo alto que era”. “Más concretamente pensé en que era muy alto y que si acababa siendo presidente, tendría que agacharse mucho para saludarme”, reconoce divertido.

Curiosamente, cuando ambos se conocieron, Garbajosa quería ser presidente de la FEB y Gómez nunca le adelantó cuál sería el voto de la Federación Canaria de Baloncesto (FCB): “Tenía poca relación con Manolo, aunque sí más con los clubes. Nos conocimos en mi despacho de la FEB, en donde llevaba temas sociales, y nunca me dijo si me votaría o no, solo quería conocer mi proyecto, eso me gustó”.
Finalmente, el voto, consensuado, de la FCB fue a parar a Jorge Garbajosa, que empezó entonces a trabajar con una persona que “jamás” le ha mentido: “Nuestra relación está basada en la honestidad. El 99% del cierto la relación ha sido extraordinaria y, cuando surgió alguna diferencia en relación al Mundial, al tratarse siempre desde la objetividad y la sinceridad, se solucionó en diez minutos”.

El ser “una persona nueva”, aire fresco para la FEB, fue algo que gustó a Manolo de Jorge. “Me llamó y me dijo que apoyaría a otra persona”, rememora Garbajosa, que en un primer momento, estando reunido, se quedó de piedra: “Después le dije que lo entendía, que seguiría trabajando y que no pasaba nada. Luego me dijo que era una broma que, por cierto, menuda broma”.

Son dos hombres de baloncesto, porque ambos se definen así mutuamente, por lo que “todo fue muy sencillo” a la hora de entenderse. Manolo Gómez, ya presidente de la FCB, le dio un consejo a Garbajosa: “Le dije que eran solo dos años, a partir de ahí, podrás disfrutar del trabajo realizado. Como se ha rodeado de buena gente, lo está disfrutando”.

También tocó “sufrir como nadie se imagina”, como dice el madrileño, para que el Mundial fuera una realidad, un empeño de Manolo, que siempre encontró apoyo en Jorge y en la FEB para llevarlo a cabo. Después de ese momento, Gómez dio un paso al costado, pero aquello no podía quedar así, como admite Garbajosa: “No era justo después del trabajo que hizo y de lo sufrido que se perdiera lo que viene ahora, que es muy bonito. Yo quería que siguiera y los presidentes de federaciones, también. Él tiene mucho que sumar”.

Manolo Gómez ya comenzaba a tener aspiraciones políticas, pero también tenía claro que las mismas solo llegarían si eran compatibles con su cargo de vicepresidente de la FEB. Jorge Garbajosa, como no podía ser de otra manera, lo apoyó: “Él ha estado en mi boda, hablamos de nuestras parejas, del trabajo, de nuestro vino favorito… También de nuestros proyectos personales. Me lo comentó más como amigo que como vicepresidente de la Federación y le dije que, personalmente, no había problema. Lo consultamos con los presidentes de las federaciones y no es que no hubiera ninguna pena, sino que su continuidad se dio por aclamación”.

Se han acostumbrado ya incluso hasta a sus respectivas rarezas. Jorge asume los mensajes “a la una o las seis de la mañana” de Manolo en su teléfono, pero en “lo único” que ambos discuten no parece que la cosa vaya a cambiar: “Yo me cojo los vuelos a las 7.00 horas y él siempre quiere llevarme al aeropuerto. Se empeña, le digo que esté en su casa, pero nada…”.

Antes de acabar, una pregunta necesaria: ¿nunca se han peleado? “La verdad es que no”, responde rápido el vicepresidente de la FEB. A su lado, el presidente, una vez más, asiente con la cabeza. Futuros proyectos ya están en las cabezas de Gómez y Garbajosa, mientras tanto, los dos amigos, Manolo y Jorge, siguen “aprendiendo” el uno del otro.

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