elecciones 28-a

Fuego cruzado de propuestas y críticas en el segundo debate

Los candidatos al Congreso por Las Palmas coinciden en sus duros ataques a la gestión de CC; hubo apoyo general a los autónomos y discrepancias en fiscalidad
DEBATE RTVE C FOTO CANARIAS7
DEBATE RTVE C FOTO CANARIAS7
Foto de familia del debate celebrado en RTVE-C. / Canarias 7

Y a la segunda oportunidad llegó el ansiado debate. Tras la monótona cita del pasado miércoles en la Radio Televisión Canaria, el encuentro celebrado en la Televisión Española en Canarias de candidatos canarios al Congreso de los Diputados en las próximas elecciones generales, que se celebran el domingo, resultó mucho más ameno y entretenido gracias a una fórmula menos encorsetada en la que primó el intercambio de pareceres sobre las propuestas, lo que sin duda agradecieron los espectadores. Esta vez fueron los seis candidatos por la provincia de Las Palmas, repitiendo tan solo Pedro Quevedo (NC), por cuanto Nueva Canarias no se presenta por la provincia occidental. Le acompañaron Guillermo Mariscal (PP), Victoria Rosell (Unidas Podemos), Elena Máñez (PSOE), Saúl Ramírez (Ciudadanos) y María Fernández (Coalición Canaria).

También ayudó en la cita de anoche que empezara por los dos bloques que mayor interés despiertan en la ciudadanía: sus propuestas para Canarias y el conjunto formado por empleo y políticas sociales. De nuevo hay que aplaudir la repulsa generalizada contra el crimen machista acaecido el pasado martes en Adeje, donde un alemán se encuentra detenido como presunto autor de la muerte de su mujer y de uno de sus hijos, de 10 años de edad.

Por lo que respecta a las propuestas para Canarias, inició la ronda Mariscal (PP), quien anticipó lo que se venía arrancando con críticas al Gobierno de Pedro Sánchez (PSOE). En positivo, apostó por que “los canarios tenemos que empezar a ser punta de lanza en economías de futuro”. El sorteo hizo que le siguiera Máñez (PSOE), que por supuesto defendió la gestión de su partido con respecto a Canarias. Ramírez (Cs) apuntó que “cumplir con Canarias es cumplir con el REF y el Estatuto de Autonomía”, dijo que “Sánchez ha ninguneado a Canarias” y apostó por que “nuestros puertos y aeropuertos sean catalogados como de interés general”. Para Fernández (CC), “todas las cosas buenas para Canarias vienen cuando los nacionalistas canarios son imprescindibles”, mientras que su prioridad es “defender nuestro Estatuto”. Quevedo (NC) recordó que “las relaciones con el Estado son complejas porque no se entiende a esta tierra”, mientras que Rosell prometió un “horizonte morado y verde frente al negro de los que nos han gobernado durante 30 años”, en alusión a CC.

Y empezó el follón, aunque siempre en tono educado y con cierto orden. Mariscal y Ramírez tocaron los costados a Máñez con sus críticas a la gestión de Sánchez. Los tres se enzarzaron en si venían más o menos fondos con los frustrados Presupuestos estatales de 2019, mientras que Quevedo los silenció al recordar que “el modelo de financiación autonómica de 2009, tan mala para esta tierra, lo aprobó el PSOE con los votos de CC y PP”. Tras sumarse Fernández a la gresca, uno de los mejores momentos de la noche llegó cuando Rosell dijo, al final de este primer intercambio, que “la gente está harta de la campaña de banderas, y hay quienes se arropan con la bandera canaria, pero luego ni hablan de la soberanía alimentaria ni de la energética”. Llegó entonces el tiempo para empleo y políticas sociales, donde Ramírez recordó la apuesta de Cs: “Dado que nueve de cada diez contratos son basura, nosotros queremos implantar un contrato único”, además de señalar que “en 100 días aprobaremos una ley de apoyo a las familias para terminar con el invierno demográfico en que estamos”.

Para Fernández (CC), “con el REF se logrará un empleo más justo”, y pidió “el mantenimiento del Plan Integral de Empleo de Canarias”, mientras que Quevedo (NC) manifestó que “tenemos más paro y más pobreza, pero nuestro motor económico está como nunca”, un contrasentido para lo que recomendó: “Lo primero es que habría que gobernar, y desde luego erradicar los abusos en el sector”. Rosell (UP) desgranó sus apuestas para “derogar la reforma laboral, subir el salario mínimo a 1.200 euros y bajar la temporalidad”. En cuanto a Mariscal (PP), la clave del éxito radica en “el alivio fiscal”, mientras que Máñez prefirió “recuperar la negociación colectiva y blindar las pensiones en la Constitución”.

En los intercambios posteriores se produjo un fenómeno curioso: aunque se atacaron con el tema de los autónomos, en realidad todos abogan por mejorar sus condiciones y acabar con el fraude. La bronca (sin exagerar tampoco) llegó de nuevo con los ataques desde PP a la gestión de Sánchez, pero Máñez estuvo ágil al recordar que con la reforma laboral del PP “llegaron los trabajadores pobres”, algo que Quevedo coincidió al añadir “que tengamos trabajadores pobres es el colmo”.

Cuando en el debate se entró a hablar sobre Cataluña, el interés decayó por lo conocido de las posturas de unos y otros, mientras que la corrupción no despertó el enfrentamiento que podía presuponerse.

Al final llegó el debate abierto, centrado en los 10 meses de Sánchez en el Gobierno, con Máñez defendiendo el fuerte socialista frente a los ataques de PP, Cs y CC, más alguna pulla suelta, como la de Rosell sobre la ausencia de Oramas en este debate: “Ella no quería hablar de corrupción, y tú eres muy joven”, le dijo a Fernández, quien salió trasquilada de sus intercambios con la de Unidas Podemos y Quevedo, que llegó a decirle: “No se puede venir aquí y apuntarse los méritos de los demás”.

ROCES DISCRETOS CON LA CORRUPCIÓN Y EL PROBLEMA EN CATALUÑA

Aunque prometía ser el plato fuerte, el bloque institucional no generó un enfrentamiento abierto entre los candidatos. Hubo alguna alusión al caso Las Teresitas y a la reforma constitucional del déficit (artículo 135), pero sin más interés que constatar la conocida distancia entre los que apuestan por dialogar y los que no.

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