cultura

Juan Fernández Mejías: “El teatro te da un baño de humildad”

Es una cara conocida para el gran público por sus papeles en películas como 'Lucía y el sexo' o 'La mala educación', o series como 'La casa de papel', pero lleva a sus espaldas una trayectoria de casi 40 años subido a los escenarios de teatros de toda España
Juan Fernández Mejías
Juan Fernández Mejías
Juan Fernández Mejías, actor, intérprete de ‘Fedra’, que se representa en el Guimerá. / DA

Juan Fernández Mejías es una cara conocida para el gran público por sus papeles en películas como Lucía y el sexo o La mala educación, o series como La casa de papel, pero lleva a sus espaldas una trayectoria de casi 40 años subido a los escenarios de teatros de toda España. Este fin de semana visita Tenerife, en concreto el Teatro Guimerá, con la obra Fedra, compartiendo tablas con Lolita.

-¿Cómo definiría Fedra?

“Fedra es una versión basada en el mito. Paco Bezerra, que es el autor, estuvo investigando sobre los diferentes autores que han escrito sobre este mito y llegó a una primera versión que hizo Eurípides en su día y que fue rechazada por el público de la época porque mostraba a una Fedra valiente, que se enfrentaba al mundo, al marido, a la sociedad, y que era capaz de dejarlo todo por amor. Además, por un amor incestuoso. Y ese texto fue retirado y Eurípides tuvo que escribir otra función, que es la que todos conocemos. Paco se ha basado mucho en esa primera versión. Un personaje de una mujer libre, que se deja llevar por su corazón y antepone su amor, su vida, ante todo lo demás, que es el reino y la sociedad. Siendo la reina, es capaz de tirarlo todo por la borda para conseguir su sueño y su ilusión. Lo que pasa es que su ilusión es el hijo de su marido. Ahí viene el drama y la tragedia. En realidad es un canto al amor, a la vida y a la libertad esta Fedra nuestra”.

-Su personaje es Teseo. ¿Cómo lo describiría?

“El personaje es el rey, el marido de Fedra. Es un hombre de Estado, que antepone sus obligaciones. Como buen hombre de su época, una vez que tiene su familia bien construida y todo organizado según él, se dedica a trabajar y no se preocupa demasiado de la familia. Tiene que viajar mucho, de hecho al principio de la función él se va de viaje y cuando vuelve ha ocurrido todo y se forma ya la gran debacle. Teseo es un hombre muy severo, marcial. Solo tiene una debilidad, que es su hijo Hipólito. Digamos que él sería su talón de Aquiles. Cuando este hombre poderoso vuelve del viaje y se encuentra con que la afrenta es a través de su hijo Hipólito, digamos que se le hunden todos los cimientos de su estructura vital y cae al barro. Es como un ídolo caído con pies de barro”.

-¿Cómo se enfrentó a su interpretación? ¿Cómo llegó a ese estado emocional?

“Eso fue trabajo de los ensayos, a través de muchas improvisaciones. Hubo un ejercicio que a mí me ayudó mucho y fue animalizar a los personajes. ¿Este personaje qué animal sería? Y lo identifiqué con un oso gris, y a partir de ahí me puse documentales de cómo se comportaban los osos a la hora de mostrar su belleza y majestad. Porque los osos puestos en pie son majestuosos. Me sirvió para, de alguna manera, establecer un punto físico y sobre todo a la hora de sacar la rabia y la ira. Teseo es muy animal. Tiene las dos vertientes: es el gran diplomático, pero cuando le tocan la fibra es una bestia parda”.

-La música y la escenografía ayudan a llevar al espectador por las emociones de la obra.

“Sí, la música es maravillosa. Es una creación de Mariano Marín que ha hecho expresamente para nosotros, y que de alguna manera nos acompaña en cada escena. Y luego la escenografía de Mónica Borromello, que tiene muchas interpretaciones. En teoría es el volcán, porque la isla donde se desarrolla la historia la preside un volcán. Entonces, en teoría es el cráter del volcán, el corazón de Fedra, el sexo de la mujer… El orificio central de la escenografía es libre de interpretar. Y sobre ella, unas especies de pantallas, se proyectan diferentes imágenes que ha hecho Bruno Praena, que es maravilloso. Y ayudan a identificar los diferentes espacios. El efecto es bellísimo”.

-A usted el público en general le conoce más por su participación en series y películas, pero lleva casi 40 años encima de las tablas en el teatro. Entiendo que para usted el teatro es su vida.

“El teatro para mí es fundamental. Es lo que trae a los actores a la tierra. El mundo del cine y la televisión está muy bien y muy bonito, pero hoy estás arriba y mañana muerto de pena en tu casa porque no te llama nadie. Eso es terrible, porque la televisión, la fama, te hace crear una especie de ego extraño que parece que no se va a acabar nunca, pero cuando lo hace es muy doloroso. ¿Y qué ocurre? Que el teatro te da un baño de humildad. El estar trabajando día a día en los ensayos, el ser tú mismo. Porque una vez que se levanta el telón el director desaparece y es el actor el que toma las riendas del cotarro. Y de alguna manera en el teatro se pasa mucha penuria, son muchos viajes a veces muy agradables y otras no tanto, tienes que estar a veces en hoteles que son muy bonitos, pero en otras, en pensiones de mala muerte; en fin, te pone muy en contacto con la realidad. Y eso hace que esos egos que te dan la televisión y el cine se vengan abajo y tomes tierra. Para mí el teatro es fundamental, a parte de que los viajes que haces como actor son diferentes. En televisión rodamos un plano, corta, rodamos un plano, corta. En teatro, una vez que se levanta el telón, tú coges las riendas y te vas de viaje durante una hora y media o dos horas y eso es impagable. Sobre todo si la historia gusta al público, que lo coges de la mano y te lo llevas hora y media y haces con ellos lo que quieres, y eso es maravilloso. Es maravilloso poder contar historias y mientras que entre las 500 o 600 personas que están en el patio de butacas haya solo dos que se vayan a sus casas pensando en lo que han visto, ya me doy por pagado”.

-Usted también es actor de doblaje. De hecho es la voz de Severus Snape (Alan Rickman) en la saga Harry Potter. ¿Cómo se prepara para doblar a un personaje.

“Pues para ese personaje no me preparé. En principio se lo dieron a otro actor y grabó cuatro o cinco secuencias de la primera película y la mandaron a Inglaterra para que dieran el visto bueno allí, pero la devolvieron. Y entonces me llamaron a mí para una prueba, las grabé yo, las mandaron a Londres y les dijeron que estaba muy bien, pero que, por favor, les mandaran la voz sin ecualizar. Y no estaba ecualizado, mi voz es esa (risas). Y me quedé con el personaje. Con respecto a cómo me preparé, ahora mismo tal y como se dobla, pues es el director el que te va contando la historia, cómo es el personaje, de dónde viene, a dónde va, y tú doblas por pistas. No ves toda la película, solo tus escenas”.

TE PUEDE INTERESAR