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Agoney Melián: “Los millennials son esenciales. Son el puente entre lo analógico y lo digital”

A sus 35 años, Melián ya es CEO de dos empresas: Valtia Formación y Uebos Comunicación y presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Tenerife
Agoney Melían, CEO de Valtia formación y de Uebos comunicación. / F.P.

Se define como “optimista” y “novelero” y forma parte de la conocida generación millennials: jóvenes nacidos a partir de los años 80, digitales, hiperconectados y con altos valores sociales y éticos. A sus 35 años ya es CEO de dos empresas: Valtia Formación y Uebos Comunicación y presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Tenerife.

-¿Cómo decidió ser empresario tan joven?

“Si le digo la verdad, desde mi adolescencia fui bastante novelero. Formé parte del movimiento asociativo juvenil y en todos los trabajos que tuve siempre fuí un jiribilla. Nunca pasé desapercibido, pero aun así, mi idea nunca fue ser empresario. Creo que hay una gran dosis de inconsciencia cuando abres un negocio. En el año 2014 estaba trabajando como directivo en una empresa multinacional de formación, pero quería innovar y no pude porque no entendían el mundo como yo lo entiendo”.

-¿Y cómo lo entiende?

“Creo que el mundo ha cambiado, y nos enfrentamos a muchos retos, entre ellos el reto millennials, esa generación que habla de tener un propósito, de ser sostenibles. Que habla de colectivos vulnerables y de igualdad, y yo quería que el objetivo finalista de mi trabajo mejorase la vida de las personas. Yo lo que respiraba es que la formación tradicional estaba hecha para un mundo que ya no existe. El sector de la formación tenía que cambiar, innovar y adaptarse a otras formas de aprendizaje. Ser más vivencial. Puedes olvidarte de lo que te cuentan, pero no de lo que sientes. Por eso decidí irme de mi compañía. Sin nada. Con una mano delante y otra detrás y abrí Valtia, que es mi hijita, el principio de todo”.

-¿Por qué el nombre de Valtia?

“Pues es curioso. A pesar de las adversidades siempre he pensado que soy una persona con mucha suerte y empecé a buscar la palabra suerte en un montón de idiomas y no había ninguno que me gustase a priori. Pero tengo un amigo, que es bastante friki, que me dijo que existía un idioma que era el élfico de Tolkien, del Señor de los Anillos. Y entonces busqué la palabra suerte en élfico y me salió Valto, y de ahí salió Valtia, que para nosotros es el país de la buena suerte. De hecho, nuestro logo es una moneda asiática de la buena suerte”.

-¿Cuál es el objetivo de Valtia?

“Pues todas estas ideas de innovar en la formación, trasladarlas a un negocio que, además, en época de crisis fue muy importante porque era clave que la gente estuviera formada. Uno de nuestros retos es la mejora. Es decir, si tú decides venir a Valtia a formarte, queremos que mejores en algo, que te vayas un poco más feliz y tengas herramientas para después ganar dinero”.

-¿Le costó ser empresario?

“Ser empresario ahora es una de las experiencias más gratificantes que tengo, pero le debo decir que en algún momento se convirtió en mi mayor terror. Era un inconsciente. Primero, tienes una gran incomprensión social, por todos lados y empezando por tu familia. Nadie puede entender que trabajes 14 horas diarias y no cobre a final de mes . Y segundo, y siempre pongo el mismo ejemplo, a pesar de haber sido directivo en otras compañías, cuando tienes un problema o un reto que has de solucionar, hablas con el dueño o con tu jefe. En el caso del empresario, te miras al espejo y lo hablas contigo mismo; y muchas veces no sabes cuál es la respuesta”.

-¿Qué es lo que ofrece Valtia que no dan otras empresas de formación?

“Una de las cosas que tenía claras es que dentro de nuestro know-how y de nuestra adaptación al reto de millennials, lo visual era muy importante. Entonces creamos un departamento de marketing donde cada curso se convertía en una experiencia. Es decir, convertimos la formación en algo divertido. Quitamos ese pensamiento de: formación igual a aburrido. La iniciativa tuvo tanto éxito que nuestros clientes nos preguntaban qué empresa nos había hecho el marketing. Entonces, hace un año más o menos, me senté con mi director de arte, el genio más increíble en esta materia, y le propuse ser mi socio en una empresa de marketing cumpliendo, eso sí, con los valores de Valtia, es decir, mejorar la vida de las personas, en este caso a través de la comunicación. Al final, esta empresa nace por necesidad, porque creíamos que en el mercado faltaba una empresa que comunicase de manera diferente y atendiendo a la realidad millennials de la que te hablo”.

-Y entonces nace Uebos [me cuesta casi escribirlo]…

“Exacto. Quisimos que nuestro nombre también fuera una primera campaña de marketing y le pusimos Uebos porque, esta palabra existe, y en el castellano antiguo significa necesidad”.

-En Valtia, ¿tiene cabida todo el mundo?

“Por supuesto. En Valtia tenemos responsabilidad social a tope. Eso lo tenemos claro. En este momento estamos en la apertura de un centro al público para dar servicio a todo el mundo. Valtia se dedica a dar formación a los profesionales dentro de las empresas, con lo cual nosotros vamos a las empresas y hacemos programas para la mejora de sus necesidades, pero en breve abriremos este local para que todos aquellos que quieran lo hagan. Al final, lo que tenemos es una metodología diferente independientemente de la materia. A lo que nos comprometemos es a que el método es diferente. Es alegre. Es divertido. Es optimista. Mire, yo tengo muy claro cómo van a ser las organizaciones del futuro que yo llamo empresas de colores, es decir, esas empresas donde el centro de la organización son las personas”.

-Bueno, el mayor capital que tienen las empresas son sus empleados.

“Sí. Es cierto, pero esto no se tiene muy claro. La mayoría de las personas trabajan en empleos que no les gusta, y esto es terrorífico. Los millennials nos van a enseñar que hay que trabajar en lo que a uno le gusta y que hay que tener un propósito. Si yo en la empresa consigo que adquieras hábitos saludables, que seas sostenible…esto lo llevarás a tu casa y, al final, el impacto que estoy dejando en la sociedad es enorme. Nuestra idea es a través de la empresa trabajar con las personas, y que esas personas a su vez construyan una sociedad un poco mejor”.

-¿Cómo van a ser las empresas del futuro?

“En las empresas del futuro hay un reto que tenemos que cumplir y es dónde vamos a incorporar a todas esas personas que van a dejar de ser necesarias en las compañías porque sus trabajos lo van a hacer los robots. Pero de esto saco una lectura positiva. ¿Qué posibilidad nos va a dar esta transformación? Pues la capacidad de ser más humanos, porque los robots harán determinados trabajos, pero las empresas tendrán que pivotar en tres ejes: cliente, proveedor y colaboradores, y los tres son humanos. O hacemos empresas que mejoren la vida de los humanos o estas mueren. Una empresa que nazca sólo para facturar está muerta en el futuro. Y en este proceso de cambio, la función de los millennials será esencial porque son el puente entre lo analógico y lo digital. Y ya están empezando a gobernar, a entrar en las cúpulas directivas de las empresas… Tengo la esperanza de que esta generación posea la capacidad de promover esta transformación. Ya no es una cuestión de que si los millennials son mejores o peores, o están mejor o peor preparados, es una cuestión de que están, por lo tanto, o nos adaptamos o…”.

-¿Cómo ven los empresarios seniors su concepto de nueva empresa, teniendo en cuenta que son el relevo?

“Le confieso que estoy sorprendido en positivo. Obviamente estamos intentado no entrar como un elefante en una cacharrería. Pero creo que no hay resistencia. Lo que hay es desconocimiento, pero es tarea nuestra hacer pedagogía y explicarles qué es el reto millennials y lo que viene. Esa es la labor que tengo ahora como presidente de jóvenes empresarios de Tenerife”.

-¿Habría que motivar esa transformación también en los políticos?

“Le voy a responder lo que opina Agoney. Creo que necesitamos repensar el modelo de sociedad en el que vivimos. No puede ser que el empresario esté enfadado con los sindicatos. Que el sistema educativo no esté conectado con el mundo de la empresa. No puede ser que el político no confluya ni con el empresario, ni con la sociedad civil. Falta una mesa redonda donde nos sentemos todos y con altura de miras y madurez y, se repiense el modelo de sociedad, porque la actual no es sostenible en el tiempo”.

-Les hace falta mucho coaching a los políticos…

“A toda la sociedad, diría yo”.

VALTIA

El nombre de Valtia procede del élfico de Tolkien, de El Señor de los Anillos. Agoney buscaba la palabra suerte en varios idiomas y en élfico significa Valto. La distorsión hacia Valtia, país de la buena suerte, desembocó en su hijita: su empresa

UEBOS

Uebos no está mal escrito. Es una palabra que procede del castellano antiguo y significa necesidad. De ahí la expresión: “¡Esto hay que hacerlo por uebos!”, que después se escribió como los huevos de gallina. Le puso ese nombre a la empresa porque nace por necesidad, para cubrir un hueco de comunicación

EL BIG DATA Y OBAMA

Barack Obama ganó las elecciones gracias al Big Data. El dinero que tenía para invertir en su campaña lo invirtió teniendo en cuenta el Big Data. En los republicanos no invirtió porque no le iban a votar. En los demócratas tampoco, porque ya le iban a votar. Todo su campaña la invirtió en los indecisos

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