La última preocupación del sector turístico en Canarias llega de Suecia y se llama flygskam o, lo que es lo mismo, la vergüenza a volar. Se trata de una expresión de nuevo cuño que refleja el rechazo a desplazarse en avión por los altos niveles de emisiones de dióxido de carbono (CO2) que generan las aeronaves y el impacto que producen sobre el calentamiento global del planeta.
Es el último ejemplo de la sensibilidad del turismo nórdico con el medio ambiente, que amenaza con convertirse en una tendencia que tarde o temprano acabará por dar el salto a más países europeos. El discurso de Greta Thunberg, la adolescente sueca que cuenta con una legión de seguidores por todo el mundo, cala especialmente en los países del norte de Europa, y Canarias, que recibe prácticamente todo su turismo por vía aérea, vigila con preocupación este nuevo fenómeno.
De hecho, la vergüenza a volar ya empieza a detectarse en las estadísticas del turismo escandinavo que elige las Islas para sus vacaciones. El año pasado llegaron 600.332 suecos (52.000 menos que en 2017), 441.276 noruegos (32.000 menos), 320.659 daneses (26.000 menos) y 274.552 finlandeses (cifra prácticamente calcada al año anterior), según los datos del Instituto Canario de Estadística (Istac).
Ante esta realidad, los hoteleros de las Islas han elevado a categoría de prioridad la incorporación a su oferta de alojamiento y servicios medidas que proyecten a sus potenciales clientes un claro mensaje de compromiso con el medio ambiente en aspectos como el consumo de agua y energía, el tratamiento de los residuos y una movilidad lo más sostenible posible, con sistemas de transporte colectivo y de vehículos compartidos.
Huella de carbono
“Tenemos que ser pioneros, ser valientes y dar un paso adelante, mediante la certificación de nuestros hoteles para compensar al máximo la huella de carbono (indicador ambiental que refleja la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos) que generan los aviones que nos traen clientes”, advierte Jorge Marichal, presidente de la patronal hotelera de la provincia tinerfeña, que no duda en afirmar que “la sostenibilidad es una ola que va a poner a cada uno en su sitio”. En su opinión, convertirse en el primer destino que pueda certificar que sus hoteles solo consumen energía limpia “tendría mucha más penetración que cualquier campaña de marketing”. Hay casos concretos de nuevas instalaciones que ya van en esa dirección. El hotel GF Victoria (Grupo Fedola), en Costa Adeje, representa la punta de lanza de la nueva generación de hoteles que enarbolan la bandera de las energías limpias, adaptándose a los tiempos, una apuesta reconocida a escala nacional al ser incluido entre los 10 mejores establecimientos sostenibles de España, después de que el 90% de todo el consumo energético del hotel provenga de fuentes renovables. Este factor le llevó a obtener el certificado de Triple A, la calificación más alta para edificaciones sostenibles.
Es más, GF Hoteles ha sido la primera compañía en Canarias en adherirse al Pacto Mundial por la Sostenibilidad de la ONU, una iniciativa que promueve implementar 10 principios en las empresas para promover el desarrollo sostenible a través de un conjunto de medidas medioambientales.
“Los clientes valoran cada vez más la sostenibilidad del destino, y eso incluye no solo el hotel donde se hospedan, sino todo el entorno donde van a pasar sus vacaciones”, declaró a este periódico Victoria López, presidenta del Grupo Fedola, que echa en falta más medidas desde las administraciones públicas en esa dirección.
Nuevas iniciativas
“El problema que tenemos con la movilidad en Tenerife echa por tierra, en gran medida, todas esas iniciativas que se están impulsando en los hoteles. Hay que hacer muchas cosas más. El turista debe apreciar el cuidado por el medio ambiente desde que pisa el aeropuerto y no solo cuando entra a la recepción de un hotel”, explica la empresaria tinerfeña y vicepresidenta de la patronal Ashotel, que sugiere medidas como más papeleras para separar los residuos en zonas del litoral, la prohibición del plástico en las playas o el uso de farolas con suministro de luz solar, entre otras.
Victoria López destacó la valoración de 9 sobre 10 puntos en la encuesta que mide el nivel de satisfacción de los clientes de GF Hoteles sobre las medidas de sostenibilidad implantadas por la compañía, entre ellas, sistemas de ahorro de luz y agua o pícnics sin cubiertos de plástico o botellas de agua de este material.
Modelo de calidad
Eduardo Parra, profesor titular de Organización de Empresas en la Economía Digital y Turismo de la Universidad de La Laguna (ULL), considera “decisivo” el factor medioambiental, sobre todo en espacios insulares. A su juicio, incorporar esta variable ayuda a avanzar hacia un modelo de calidad que redundará en una mayor competitividad.
“El momento actual es propicio, ya que se constata que precisamente el turismo tiende, a escala mundial, hacia el consumo de ocio ligado al medio natural”, explica, al tiempo que subraya que “la punta de lanza de una gestión coherente y mantenida en el tiempo debe ser el cuidado del territorio”.
“Nuestro desarrollo económico se encuentra en la necesidad de incorporar la sustentabilidad ambiental de las Islas, no solo para responder a las necesidades de las futuras generaciones, sino también como un elemento vital para asegurar el crecimiento sostenido en beneficio de las actuales generaciones”, asegura el experto.
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