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Miriam Díaz Aroca: “Rodar ‘Me llamo Gennet’ transformó mi vida”

Miriam Díaz Aroca es la estrella invitada en el programa Ríete tú de esta noche, a las 22.30 horas, en Televisión Canaria
Miriam Díaz Aroca. | J.C.P.

Miriam Díaz Aroca (Madrid, 1962) es la estrella invitada en el programa Ríete tú de esta noche (22.30 horas en Televisión Canaria y producido por ReportLine Producción Audiovisual). Nos habla de su profunda transformación a raíz del rodaje de su última película, Me llamo Gennet y su proyecto Elígete.

– ¿Cómo le llegó el proyecto de Me llamo Gennet?

“Fue un flechazo. Conozco a Miguel Angel Tobías (el director) de hace mucho tiempo y cuando coincidimos después de muchos años en un tren volviendo del Festival de Valladolid nos pusimos al día de la vida del otro y toda su narrativa, su cambio de vida para hacer documentales que apoyan verdades a nivel social, me llamó mucho la atención. Yo estaba empezando con mi proyecto personal Elígete, por la igualdad sin violencia, y aquella conversación me reforzó mucho. Me sentí tan agradecida que cuando mi proyecto nació quedé con él para darle las gracias. Ese día me dijo que encajaba perfectamente con un documental que quería pasar a cine y que yo encajaba como una de las protagonistas. Me contó la historia de Gennet, cómo era mi personaje y qué tipo de persona era, porque es una historia real, y solo con eso dije ‘sí, claro que sí’. Se rodaba en Etiopía y fue de esas cosas que sabes que tienes que hacer. Que tu alma te lo dice y que la situación es propicia. Con un personaje tan maravilloso como Gennet, y yo poder dar vida a su madre, que gracias a su madre está viva. Era todo un regalo, un privilegio. Y nos fuimos a Etiopía. Fueron 10 días transformadores. Nos fuimos a rodar a una de las zonas más miserables del país para vivir en las mismas condiciones, sin luz y sin agua. Fue transformador por todo. Sobre todo a nivel humano. Yo regresé a España muy transformada, con cosas que cambiar en mi vida y lo hice”.

– ¿En qué transformó su vida esas vivencias?

“Pues mira, que tenemos en teoría muchas cosas pero somos muy pobres y que lo más importante es el contacto humano. Allí solamente tienen el ‘ahora’ y allí lo sienten al 100%, y se miran y tienen tiempo para escucharse y hablar. Nosotros, que allí no teníamos ni internet, ni electricidad ni ordenador ni móviles, ni tele, ni nada estábamos obligados cuando el sol se iba a sentarnos a hablar. No teníamos más que hablar. Y empezamos a recuperar una serie de valores que el ser humano, con el ruido de la jungla, como yo lo llamo, lo hemos perdido absolutamente. Ni nos miramos, ni nos escuchamos, ni nos tocamos, ni nos abrazamos. Y regresé decidida a cambiarlo. Nunca he sido una persona muy de redes sociales pero esta vez fue determinante. Me las quité y en mis chats puse a mi gente: “Para lo importante sabéis dónde estoy”. Y me dediqué a llamar a la gente que quiero y quedar con ellos. A vernos, escucharnos. Y empecé ese tránsito en mi vida personal, a darle más calidad de vida y tener más cercanía y contacto. La inmensidad del mensaje de Gennet, que es transformador, te remueve. Cuando ves la película dices ‘qué quejicas somos. Estamos al 100% de nuestra capacidad y nos quejamos de todo’. Y una persona que es sordociega, que ni ve nada ni oye nada, no tiene olor ni sabor, vive sola en su apartamento. Se cocina y sale a trabajar. Cuando ves estos ejemplos extraordinarios sales muy movida”.

– ¿Defiende un cine y una cultura, en general, que sirva para concienciar?

“A mí me gusta poder usar mi profesión para transmitir mensajes transformadores. Mensajes que impacten y que creen una necesidad de cambiar algo, por muy pequeñito que sea. Y digo ‘olé’ porque el cine, sobre todo a partir de este año, está empezando a ser social. Creo que todos los medios de comunicación, que llegan a todos los hogares y todas las edades, deberían tener conciencia y responsabilidad para cuidar los contenidos que transmiten”.

– ¿Cómo era el espectáculo que creó con Elígete?

“En Elígete utilizaba todas mis herramientas como comunicadora, actriz y ser humano. Hacía 15 minutos de un monólogo maravilloso cedido por Juan Carlos Rubio, un grandísimo dramaturgo, que es un episodio donde te enamoras de un hombre y poquito a poquito te van separando de tu vida, de tu familia, castrando y anulando hasta que al final te encuentras metida en el hoyo. Es un texto que te lleva a un final muy trágico y cuando acabo ese monólogo planteo en qué momento esta mujer tendría que haber dicho ‘basta’ y se crea un fórum con el público. Y luego vienen mujeres que ya han salido del maltrato y dan su testimonio de una manera aséptica. En Elígete no hay ni crítica, ni juicio, ni victimismo, ni queja. Hay construcción y reeducación, y sobre todo se le dice al público ‘no tengas miedo, no te sientas culpable por tenerlo y que sepas que existen recursos para ayudarte a salir’, aunque faltan cosas por hacer”.

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