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La cuidadora reconoce que mató a martillazos a su rival laboral

Arranca en la Audiencia el juicio por el brutal crimen de 2017 en El Toscal; la Fiscalía pide un total de 30 años de prisión y la defensa niega que hubiera premeditación y/o alevosía
La encausada es una boliviana de 47 años de edad identificada por las iniciales K.Z.Q.V. Sergio Méndez
La encausada es una boliviana de 47 años de edad identificada por las iniciales K.Z.Q.V. Sergio Méndez
La encausada. Sergio Méndez

Por Diario de Avisos / EFE

La acusada de matar en Tenerife a una mujer a martillazos el 12 de diciembre de 2017 reconoció hoy lunes, durante la apertura del juicio oral en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, que causó la muerte de la víctima. Según el relato de acusación de la Fiscalía, que avanzó la semana pasada DIARIO DE AVISOS, la acusada, cuyas iniciales son K.Z.Q.V. (a partir de ahora, K.Z.), propinó más de 100 golpes en la cabeza con un martillo tipo carpintero cuando la víctima, una compatriota de la ahora encausada, se encontraba desnuda en el baño del domicilio donde ocurrieron los hechos, ubicado en el santacrucero barrio de El Toscal.

“No fue algo que yo quisiera hacer, no con esa intención. Yo le causé la muerte, pero las cosas no son como dice la prensa”, declaró hoy K.Z., quien se mostró visiblemente emocionada.

Según el referido relato de la Fiscalía, K.Z. sustituyó a la fallecida todo el mes de noviembre de 2017 para cuidar y asistir a una mujer en su propio domicilio, ubicado en Santa Cruz de Tenerife, trabajo por el que la encausada percibió finalmente 1.000 euros en una cuenta bancaria. El motivo era que la víctima se fue de vacaciones dicho mes a su Bolivia natal, negándose previamente a percibir sus mil euros por vacaciones retribuidas, hasta que volvió y los recibió en un sobre con 20 billetes de 50 euros cada uno.

Entre las diez y las once de la mañana del 12 de diciembre de 2017, el día de autos, y siempre según los hechos que la Fiscalía considera probados, ambas cuidadoras se encontraban en el domicilio de la mujer e iniciaron una discusión “sobre los emolumentos que debiera recibir K.Z.”, sin que finalmente llegaran a un acuerdo. Fue entonces cuando K.Z. presuntamente agarró un martillo de carpintero y propinó más de 100 golpes en la cara y la cabeza durante “varios minutos” a la víctima, hasta que finalmente el martillo se rompió.

Por estos hechos, el Ministerio Fiscal pide un total de 30 años de prisión, 25 por asesinato con alevosía y ensañamiento y otros cinco años más por robo con violencia e intimidación.

La defensa, sin embargo, sostiene que no hubo premeditación ni ensañamiento, ya que los primeros martillazos fueron propinados en zonas no vitales, así como que la víctima se defendió y que, de haber sido realmente un asesinato, en su opinión, la encausada tendría prevista una fuga posterior.

Dos testigos policiales coincidieron hoy en sus declaraciones como testigos de esta causa en que encontraron a K.Z. con el brazo y la pierna derecha vendadas junto a la señora mayor en el salón del domicilio, tras responder al aviso, y que el dormitorio de la fallecida estaba “revuelto, desordenado”, y algunas gavetas “abiertas”. K.Z. declaró aquel día que, en el trayecto de vuelta de misa junto a la señora, se tropezó en la calle, se dobló el tobillo y se lastimó también la mano al tratar de agarrarse a un árbol. Uno de los policías declaró que K.Z. todavía se encontraba “nerviosa, alterada”. Posteriormente encontraron la cabeza del martillo y ropa ensangrentada en un contenedor cercano y los 1.000 euros entre sus pertenencias.

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