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Nace Eliska, la niña que pasó cuatro meses en el vientre de su madre muerta

Su mamá estaba embarazada de 16 semanas cuando tuvo que ser hospitalizada el pasado 21 de abril en estado muy grave por una hemorragia cerebral debida a una malformación genética
Imagen de recurso de un recién nacido. Pixabay
Imagen de recurso de un recién nacido. Pixabay
Imagen de recurso de un recién nacido. Pixabay

El pasado 15 de agosto culminaba con éxito un caso único en un hospital de la República Checa: el nacimiento por cesárea de Eliska, una niña que pasó cuatro meses en el vientre de su madre después de la muerte cerebral de esta. La mujer estaba embarazada de 16 semanas cuando tuvo que ser hospitalizada el pasado 21 de abril en estado muy grave por una hemorragia cerebral debida a una malformación genética.

En ese momento, Eliska pesaba 250 gramos. Ese mismo día, los médicos certificaban la muerte cerebral de la madre, pero se decidía mantener de manera artificial su respiración y funciones vitales para hacer viable el embarazo. El 15 de agosto, finalmente, se certificaba el nacimiento por cesárea de Eliska, que pesaba 2,130 kilos y una altura de 42 centímetros, y la muerte de su madre, Eva.

Esta mujer checa, de 27 años, comenzó a sufrir ataques de epilepsia durante su primer embarazo, cuando le fue diagnosticada malformación arteriovenosa, que empezó a tratarse después de dar a luz.

Además de la actividad pulmonar, se supervisó con detalle la evolución de los riñones de la madre y el flujo de alimento necesario para el bebé. “Este es un caso muy raro y entrará en los anales de la medicina mundial. Y confirma la gran fuerza de la vida naciente”, declaró Pavel Ventruba, jefe del Departamento de Ginecología y Maternidad del hospital, que destacó como caso único en el mundo el tiempo que duró el proceso y el peso de la criatura al nacer.

Además de alargar la vida de la madre por un tiempo récord, con el objetivo de salvar el feto, el equipo médico y la familia simularon “condiciones normales” para el desarrollo del embarazo. Se ponían canciones, a la madre se le hacían masajes en la barriga y se acercaban a la tripa peluches, las enfermeras hablaban a Eliska y hasta su familia le leía cuentos. Incluso, una máquina simulaba que la madre caminaba para generar sensación de movimiento, para que su bebé tuviera en todo momento sensación de que todo era normal.

El caso generó una ola de solidaridad con la familia que permitió recaudar fondos para apoyar al padre, un policía de la localidad de Trebic, en el sureste de la República Checa. Dado el estado precario de la madre, hubo que combatir cuatro brotes infecciosos, aunque el desarrollo del bebé no registró problemas. “El embarazo, a pesar de una serie de complicaciones increíbles, se desarrolló muy bien desde el punto de vista del niño. Como si no hubiera pasado nada”, se congratuló Ventruba. Eliska está al cuidado ahora de su padre y su tía, que incluso la está amamantando.

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