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Silvia Márquez: “Tener los sonetos recitados por Nuria Espert los deja a un nivel exquisito”

El Teatro Leal vivirá esta noche (20.30 horas) una velada mágica gracias al Festival CAE con 'Vivaldi Natura', un proyecto de la compañía de música antigua La Tempestad que, tal y como dice su directora artística, Silvia Márquez, tiene la suerte de contar con la gran Nuria Espert
Varios componentes de La Tempestad, entre ellos, Silvia Márquez, directora artística del grupo. | Inma G. Pardo

El Teatro Leal vivirá esta noche (20.30 horas) una velada mágica gracias al Festival CAE con Vivaldi Natura, un proyecto de la compañía de música antigua La Tempestad que, tal y como dice su directora artística, Silvia Márquez, tiene la suerte de contar con la gran Nuria Espert. “Ella lo eleva”. Es una combinación perfecta de poesía y música, con Espert leyendo los sonetos que, según se dice, inspiraron a Vivaldi para componer Las cuatro estaciones, notas que interpretará el grupo. Además, adelanta Márquez, habrá sorpresas.

– ¿Cómo surgió el proyecto Vivaldi Natura?

“Pues fue con la ocasión de la clausura del año jubilar en Caravaca de la Cruz. Allí nos pidieron algo que tuviera mucho nombre y fuera conocido por el público. Obviamente, en nuestro repertorio lo más conocido son Las cuatro estaciones de Vivaldi, que nosotros no habíamos tocado en nuestros 18 años de trayectoria por ser una obra que se había hecho tantísimas veces. Pero en aquella ocasión decidimos abordarla aportando un extra, con la suerte de contar con Nuria Espert para ello, que son los sonetos en los que se inspiraron estas Cuatro estaciones. Esos sonetos aparecían en la primera edición de 1725 de Las estaciones en Amsterdam, editadas por Michel-Charles Le Cène. De hecho, dentro de los conciertos aparecen indicaciones cuando se golpean los pies por el frío, cuando castañetean los dientes, cuando se persigue al ciervo durante la caza. Lo que hace Vivaldi es pintar con música todas esas imágenes que están en el texto”.

– Osea, que antes fueron los sonetos y después la música.

“Eso no se puede saber. De hecho no se sabe siquiera si los sonetos son de Vivaldi o no. No se conoce al autor. También puede ser treta del propio editor de decir: ‘Mira, aquí tenéis estos sonetos, que son los que está describiendo Vivaldi’. Y es una cosa que en realidad se hacía mucho en la época. La música de aquel momento era muy teatral, muy descriptiva y a mí me gusta decir que cada compositor escribe como habla en su idioma. La música francesa se parece mucho al francés, la música italiana es brillante, abierta y explosiva, que es lo que pasa aquí. Y, además, me encanta pensar que cuando Vivaldi estaba en Venecia, en el Ospedale della Pietà, donde componía todos estos conciertos, tenía a su alrededor muros llenos de frescos y lienzos con los claroscuros de Tintoretto, los frescos coloridos de Tiziano, y eso tenía que tener influencia sí o sí en su música. Creo que incluso lo podemos ver en los conciertos. Tú no solo escuchas sino que sientes, que es lo que pretendían, y estás viendo la naturaleza. Y claro, a eso ayuda de una manera magistral tener por delante los sonetos recitados por Nuria Espert, que los deja en un nivel exquisito. Porque esos sonetos, esas palabras sobre papel, son prácticamente nada. Y nosotros tenemos que poner a ese nivel la música de Vivaldi”.

– Supongo que tendrán mucha musicalidad los sonetos

“La musicalidad la tiene Nuria. Sobre el papel son muy poca cosa pero ella los eleva”.

– ¿Cómo fue esa suerte de poder contar con Nuria?

“Porque en el momento en el que surgió el proyecto, la directora general del Instituto de Industrias Culturales de la Región de Murcia, donde tiene la sede el grupo, nos lo propuso. Yo le hablé de hacer algo en combinación con el teatro, aunque fuera muy pequeña, pero que hubiera relación entre música y texto, que siempre ha estado ahí en toda la música del barroco. Y ella dijo ‘si pudiera ser con Nuria Espert’ y mira, ahí está”.

– ¿Tuvieron que hacer adaptaciones en la partitura?

“No en este caso porque es muy simple la propuesta. Nuria introduce con los sonetos e inmediatamente nosotros tocamos, con lo cual lo que hacemos es representar con la música lo que ella acaba de decir. Y luego hay otros textos que lo dejo ahí abierto, habrá sorpresa. Además de completar el programa con otros dos conciertos de Vivaldi que siguen describiendo la naturaleza, en este caso para flauta. Uno es El jilguero y el otro La noche. Y luego las sorpresas”.

– ¿Es la primera vez que hacen un proyecto así? ¿Están preparando algo igual?

“No es la primera vez que mezclamos música y teatro. Por ejemplo, con Antonio Martínez Muñoz hicimos Las sonatas bíblicas de Johann Kuhnau, que es una música menos conocida pero también muy descriptiva, en este caso, escenas del Antiguo Testamento. Y sí, tenemos un proyecto más pero está todavía en el horno. Pero es que la música barroca siempre ha intentado imitar no solo la voz, sino el contenido de cualquier texto. Es algo que tiene que funcionar por obligación”.

– Ustedes han hecho trabajos para intentar que se deje de ver a la música barroca como algo elitista. ¿Han visto alguna evolución al respecto?

“Sí. Es que han sucedido varias cosas a la vez. Los grupos de música antigua han proliferado de una manera tremenda en estos 20 años. Antes no había estas especialidades en los conservatorios aunque era una música que siempre atraía mucho a los programadores. Ahora, de repente, en todos los conservatorios de España puedes encontrar especialidades como clave, laúd barroco, viola de gamba, flauta de pico, traverso. Hay mucha gente con mucho talento, que está bien preparada y va formando grupos. Y también la red de programadores de este tipo de conciertos ha crecido. Eso ha hecho que para el público también sea más habitual escuchar esta música, ver que es gente joven y que estamos lejos de ese elitismo. Y nosotros siempre hemos querido luchar contra esa idea desde el principio”.

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