la palma

Juana Pérez: “La democracia necesita de las humanidades para tener criterio al votar”

Catedrática de Griego
Juana Pérez participó ayer en el III Ciclo de Clásicas Charlas de La Palma. DT

Día lluvioso ayer en la capital palmera, donde la catedrática de Griego Juana Pérez Cabrera (1949, San Cristóbal de La Laguna) acababa de ofrecer unas charlas, en horario matutino, al alumnado de distintos centros educativos de la Isla. En un descanso previo a su segunda conferencia, dirigida al público en general y titulada ‘Educación y concurso en la Antigua Grecia’, esta académica nivariense reflexiona acerca de las políticas educativas que se han practicado estos últimos años en nuestro país, y de qué forma los Estudios Clásicos pueden ayudarnos a interpretar la realidad actual.

– Dice que un término de suma relevancia es ‘Agón’. ¿Por qué?
“Porque puede definir muy bien la cultura griega. Significa combate, lucha, enfrentamiento o rivalidad. Era el estímulo de los héroes para ser los mejores, los más perfectos, tanto en la batalla como en las asambleas o cualquier actividad, y se recoge en las obras de Homero, que eran casi los libros de texto de los niños. Esa frase de ser siempre el primero y el mejor se repite una y otra vez en la Ilíada; es una mentalidad de la perfección”.

– ¿Se le daba importancia en la Antigua Grecia a la educación?
“Sí. Era una preocupación para la polis ateniense y para la espartana, aunque eran diferentes. Esparta era un estado guerrero y le importaba mucho más la formación militar; Atenas tenía un sistema democrático que conllevaba la formación de sus ciudadanos porque tenían que votar, y la incultura es mala consejera para una democracia, cosa que no ocurre ahora”.

– ¿Y a los concursos? ¿Cómo era su funcionamiento?
“Eran el método para seleccionarlo todo en Atenas. Por ejemplo, los poetas trágicos presentaban sus obras en unas fiestas que se llamaban las Grandes Dionisias, donde un jurado de 10 personas elegidas por sorteo escogía al ganador. Incluso Fidias, el escultor del Partenón, también llegó a obtener esa encomienda a través de un concurso”.

– ¿Qué hay de la política educativa que se practicaba?
“La política educativa diseñada por Pericles funcionaba con las escuelas y el ciudadano en general. Por ejemplo, con el teatro, que era potenciado desde el poder y había un impuesto especial que se llamaba ‘liturgia’, según el cual los ciudadnos ricos eran los que costeaban la educación de la ciudad, tanto a los coros trágicos como las escuelas o el mantenimiento de los gimnasios”.

– Usted afirma que había un sesgo educativo también en las obras públicas que se hacían.
“Claro, como en las Metopas del Partenón. Había una política educativa con escenas elegidas para ser representadas. Eran mitos que sirvieran para aleccionar a la ciudadanía, exactamente igual que hizo la Iglesia en la Edad Media con las catedrales; las escenas bíblicas que escogía para que una masa inculta aprendiera todas las enseñanzas religiosas”.

– ¿Exactamente para qué servían esos mitos representados?
“Eran un referente absolutamente educativo y de imitación. Servían para disuadirles de hacer determinadas cosas y fomentarles otras”.

– ¿Por ejemplo?
“La lucha contra las amazonas. Se representaban porque eran ‘terroríficas’. Había que enseñar a las mujeres que tenían que casarse y no ser ni violentas ni rebeldes, sino sensatas. Otra palabra importante, la sofrosines, la sensatez, que era otro objetivo de la enseñanza. Se buscaba disuadirles de la llamada hybris, la insolencia”.

– ¿Y llevado a hoy día?
“Creo que el ser humano, ahora mismo, peca mucho de hybris. El sistema que tenemos es pura hybris contra la naturaleza, porque nos estamos pasando de los límites de lo que debemos hacer y hasta dónde debemos llegar, en ese deseo de acaparar riquezas. No solo estamos explotando continentes, sino agotando un planeta. Las generaciones que vengan tienen el futuro hipotecado por la avaricia de este sistema depredador”.

– ¿Cómo ve las políticas educativas de nuestro sistema?
“Veo que hay poca planificación, un descuido del ser humano. El humanismo está ausente, desde mi punto de vista, en el diseño formativo de los jóvenes. Lo que importa es el éxito, que figure que tienes dinero o éxito profesional o social. Es un grave error. La democracia necesita de las humanidades para funcionar, porque el ciudadano debe tener criterio para votar y ser libre, no puede estar manipulado”.

– A las puertas de una cita con las urnas, ¿qué le diría a alguna de esas personas desencantadas que están pensando si ir a votar?
“La democracia es una conquista extraordinaria y, si bien la griega era era directa, en esta democracia representativa que tenemos a veces el votante puede sentir que le traicionan los partidos hacen pactos que no te gustan. Pero aún así, hay que votar. De los poderes políticos dependen los trabajos, las pensiones, la Sanidad, la Educación. Y depende de quién gobierne, esos servicios seguirán siendo públicos o pasarán a manos privadas”.

– Si tuviera la oportunidad de hablar con la futura persona responsable de Educación, ¿cuáles serían sus peticiones?
“Le diría que se generalice y se fomente la cultura, que no caiga en determinadas tendencias elitistas. Debería generalizar la cultura a todo el mundo, y, en el diseño de los estudios, daría muchas más oportunidades al mundo clásico. Al menos no impedir su enseñanza, que es lo que ahora ocurre en muchos lugares de España, que se ponen trabas a la enseñanza de Griego”.

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