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María Pilar Matud: “La violencia comienza de forma sutil, la mujer tarda tiempo en ser consciente de que es maltratada”

Más de 25 años de experiencia avalan la trayectoria de María Pilar Matud Aznar, catedrática del área de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos, y coordinadora del grupo de investigación sobre Género y Salud de la Universidad de La Laguna

Más de 25 años de experiencia avalan la trayectoria de María Pilar Matud Aznar, catedrática del área de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos, y coordinadora del grupo de investigación sobre Género y Salud de la Universidad de La Laguna. Es autora de más de un centenar de publicaciones científicas, ha sido premiada por la Subdelegación del Gobierno por su trabajo en el campo de la investigación, tratamiento y prevención de la violencia de género, así como por su labor docente.

-¿Qué es la violencia de género y en qué se diferencia de otros tipos como la doméstica, intrafamiliar o sexual?
“La violencia de género es la violencia contra las mujeres por el hecho de ser mujer, es decir, por pertenecer al género femenino, que ha sido construido socialmente como inferior y en oposición al masculino, al que se le otorga el poder y la autoridad. Y esa construcción desigual, esa diferencia de poder y estatus, genera y mantiene la violencia contra las mujeres ya que la violencia se genera por la desigualdad. Especialistas en violencia han planteado que entre iguales no se da violencia, sino agresión, y que en la violencia un aspecto fundamental es el control y sometimiento de la víctima. Así, la construcción social de los hombres como superiores a las mujeres hace que muchos se sientan legitimados para ejercer su poder sobre las mujeres, lo que explica que las mujeres puedan ser víctimas de violencia tanto en el ámbito público como en el privado. La violencia doméstica es la que se ejerce contra cualquier persona que viva en el mismo entorno doméstico, mientras que la intrafamiliar se refiere a la violencia entre miembros de la misma familia. En ambos tipos puede ser violencia contra personas de cualquier género, es decir, hacia hijas o hijos, padres o madres, primas o primos… La violencia sexual es cuando en la violencia está implicada la sexualidad de la persona, es decir, tiene contenido o finalidad sexual”.

-¿Esta violencia solo contempla a las mujeres como víctimas?
“Hay diversas interpretaciones y se ha planteado que la violencia de género no es solo la violencia contra las mujeres, sino que también incluye la violencia que afecta a las mujeres de forma mucho más frecuente que a los hombres. Como ya he citado, la violencia familiar puede darse contra cualquier integrante de la familia, sea mujer u hombre, niña o niño, y lo mismo sucede en la violencia doméstica, si bien en muchos países y en algunas legislaciones se utiliza el término de violencia doméstica como sinónimo de violencia de género. En todo caso, y más allá de las denominaciones existe una realidad aplastante y es que las mujeres están sometidas a violencia en todas las etapas de su vida. Tal y como plantea la ONU, la violencia contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales”.

-El maltrato psicológico es también una forma de violencia, ¿de qué formas se manifiesta?
“El maltrato psicológico es el más frecuente y se manifiesta a través de conductas y actitudes muy diversas. Incluye descalificaciones, menosprecios, insultos, ofensas, amenazas, coerción, culpabilización de la mujer, control y aislamiento social, entre otras formas. Además, la violencia psicológica puede realizarse hacia seres queridos de la mujer, por ejemplo, abusando de sus hijos o hijas, siendo violenta con su familia o con sus mascotas. En todo caso no debemos olvidar de que la violencia contra las mujeres no se reduce a determinados actos o conductas, sino que es fundamental el contexto en que se da y el sentido que toma, así como su asociación previa con otras conductas violentas. También se ha señalado la importancia del miedo en la violencia contra las mujeres. Por ejemplo, una mirada puede generar miedo en una mujer, pero va a depender del lugar donde se encuentre, quien es el hombre que ejerce la mirada amenazante, si antes ya ha sido violenta con ella, si ella está sola o con más personas, si tiene un arma, etc.”.

-Esta forma de maltrato ¿puede considerarse el preámbulo de la violencia física?
“Lo más común es que la violencia psicológica anteceda a la física pero a veces solo hay violencia psicológica. En todo caso, es importante tener en cuenta que la violencia psicológica siempre acompaña a la física porque cualquier agresión de un ser querido implica dolor emocional. Además, en la investigación realizada por nuestro grupo en Canarias hemos encontrado que los hombres que ejercen violencia física más intensa contra su pareja también ejercen violencia psicológica más intensa”.

-¿Existe un perfil determinado o patrón recurrente en las víctimas de violencia de género?
“No existe un perfil de víctima y el único factor de riesgo para sufrir violencia de género es ser mujer. Es decir, cualquier mujer puede ser víctima de violencia de género, aunque influyen algunas características sociodemográficas y culturales en el tipo de violencia. Por ejemplo, una mujer que no tenga pareja puede ser víctima de otros tipos de violencia de género como, por ejemplo, acoso sexual en el trabajo, o violencia sexual por parte de algún conocido o desconocido. Y hay situaciones como los conflictos armados que suponen mucho mayor riesgo de violencia para las mujeres que están en dichas situaciones, riesgo que no solo se da durante los conflictos, sino que también se da en los países de asilo y durante la repatriación a sus países. Además, existen formas específicas de violencia contra las mujeres, consecuencia de prácticas tradicionales que se dan en algunas culturas tales como, por ejemplo, la mutilación genital femenina, el matrimonio precoz, o los ataques con ácido. La globalización y la migración han generado que muchas de esas prácticas se hayan trasladado a otros lugares o que hayan variado”.

-¿Existe una predisposición genética a la violencia en función del género, o es una construcción social y cultural procedente de los roles tradicionales?
“La violencia contra las mujeres es un hecho cultural, no biológico, es decir, no se trata de una predisposición genética, sino de una construcción social y cultural consecuencia de la desigualdad de género y de los roles tradicionalmente asignados. Una manifestación clara de ello es que la violencia contra las mujeres varía de forma muy importante entre unos países y otros. Así, en un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud en varios países se encontró que el porcentaje de mujeres que había sufrido violencia física o sexual, o ambas, de su pareja oscilaba entre el 15% que se daba en Japón y el 71% que se daba en entornos rurales de Bangladesh, Etiopía, Perú y Tanzania. Si fuera de origen genético no se darían diferencias tan acusadas”.

-¿Por qué siguen ocurriendo tantos asesinatos y agresiones cuando tenemos la Ley Integral contra la violencia de género?
“Pese a que en España se han dado cambios importantes a nivel legal y social, sigue persistiendo la desigualdad de género y las personas siguen manteniendo actitudes y creencias estereotipadas. Asimismo, aún sigue habiendo personas que exculpan y/o justifican al agresor y culpan y/o responsabilizan a la víctima”.

-¿Qué factores deben darse para que una mujer maltratada llegue a justificar la violencia de la que es objeto?
“En la mayoría de los casos, el maltratador no siempre es violento. Generalmente, la violencia en la pareja comienza cuando ya hay un vínculo emocional, es decir, cuando la mujer ya se ha enamorado, y la violencia suele comenzar de forma sutil y soterrada de modo que tarda mucho tiempo en ser consciente de que está siendo maltratada. Así, además de ejercer violencia psicológica, física, sexual, económica y/o de control, el maltratador utiliza otras tácticas como culpar y/o responsabilizar a la mujer de la violencia sufrida, negarla, aislarla de sus fuentes de apoyo, pedirle perdón, decirle que nunca más lo hará, o amenazar con matarla a ella, a sus hijos y a otros familiares si le deja. El maltratador combina la violencia con periodos en que es muy cariñoso y posteriormente pide perdón, llora, le jura que nunca más lo hará, que no se puede contener, que está enfermo y necesita que le ayude, que le ama, que es la mujer de su vida…. Y como el hombre niega la violencia, o responsabiliza y culpa a la mujer de tal violencia, puede ser que la mujer crea que ella es, en el fondo, la causante, o bien crea que él está enfermo, que le tiene que ayudar y que no le puede dejar”.

-La incursión de las nuevas tecnologías ha influido en la aparición de nuevas formas de violencia
“Las nuevas tecnologías han propiciado nuevas formas de acoso como son el envío de mensajes amenazantes o degradantes en correo o redes sociales, entradas en páginas web personales o profesionales. El sexting es la difusión de imágenes sexualmente sugerentes, con la persona desnuda, semidesnuda o sexualmente explícitas. Es más frecuente en la adolescencia. Pese a que, generalmente, tales imágenes son obtenidas con consentimiento de la víctima, no siempre sucede así y es más frecuente en los chicos el reenvío de tales imágenes a otras personas. El stalking, acoso u hostigamiento consiste en una serie de conductas tales como vigilar, perseguir, hostigar, buscar la cercanía física, y/o intentar contactar con una persona que no lo desea”.

-¿La sociedad está realmente concienciada de este problema?
“Aunque cada día existe más concienciación de lo que supone la violencia contra las mujeres, no toda la sociedad es consciente de su gravedad y alcance. Además, aún sigue habiendo personas que la justifican y exculpan al agresor o responsabilizan a la mujer de la violencia sufrida. El único responsable y culpable de la violencia es el que la ejerce”.

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