la palma

“Fue muy rápido, aún no me lo creo; era una buena compañera”

Martina relata cómo su pequeña perra Vicky cayó presa de las trampas con veneno que se han colocado este año en varias zonas del municipio de El Paso
Los perritos de Martina: Ernie (izquierda) y Vicky (derecha). DA

Era lunes. Como de costumbre, Martina se desplazaba con unos amigos a la zona de San Martín de Porres, en El Paso, para recoger estiércol de una cuadra equina ubicada en las proximidades. Parecía una tarde cualquiera, presumiblemente tranquila. Iba acompañada de dos de sus compañeros más fieles: Ernie y Vicky, sus inseparables perros, con los que había compartido gratos momentos.

Al poco tiempo de empezar a trabajar, uno de sus colegas agricultores le preguntó por qué Vicky temblaba, a lo que Martina respondió: “Cuando la quieren mucho y le dan cariño, suele alterarse”. No era inusual. Le había pasado otras veces. Sin embargo, transcurridos unos minutos, las ligeras sacudidas se convirtieron en fuertes convulsiones, haciendo que el animal perdiera el equilibrio y cayera inconsciente. Con suma rapidez, la subieron a la camioneta para acudir a una clínica veterinaria situada apenas a unos kilómetros de distancia.

No hubo suerte. Antes de llegar a la consulta, la pequeña Vicky había fallecido, en los brazos de su aún incrédula dueña. “Me dijeron que ni siquiera con un helicóptero nos hubiera dado tiempo de salvarla”, indica. El veneno con el que contaminaron la carne que ingirió era tan fuerte que cualquier intento por hacer que volviese en sí habría sido inútil. Los vecinos, que durante el último año han presenciado varios episodios similares, sospechan que se trata de Carbofurano, más conocido como Furadán, una sustancia destinada al control de plagas que fue prohibida por su alta toxicidad.

Así, Vicky se une a los nombres de otras tantas mascotas que han caído presas de esas letales trampas, colocadas por algún desaprensivo al que todavía no han podido identificar. Desde el Ayuntamiento pasense insisten en que las autoridades, tanto Policía Local como Guardia Civil, están investigando, aunque reconocen la dificultad de hacer rondas por un área tan extensa, ya que el autor de las intoxicaciones se ha ido desplazando por diferentes enclaves de la localidad, como el Pino de la Virgen, el Barrial de Abajo o Tendiña.

Rota de dolor, Martina afirma que el responsable de estas agresiones “solo puede ser una persona con muy poca empatía, que le tiene rabia a todo el mundo, porque si no te gustan los perros, se respeta, pero no los envenenas”. Y si algo de lo ocurrido le genera especial frustración, es la vertiginosidad con la que se produjo el incidente: “Fue muy rápido, aún no puedo creérmelo; he perdido a una buena compañera”, asegura.

UN CLUEDO VECINAL
Según Esther Campos, presidenta de Benawara (protectora de animales palmera), los envenenamientos “siempre coinciden en que es un vecino al que le molestan los animales”. En otros casos, se trataría de “venganzas” personales por las que, finalmente, las indefensas mascotas pagan. Y el pasado 2 de diciembre, a Vicky le tocó ser una de esas inmerecidas víctimas.

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