sociedad

La sobrina del cardenal Rouco Varela se salva del desahucio en La Laguna

"Si no fuera por el Ayuntamiento, nos dejan sin hogar", declara al DIARIO Francisco, el marido de Magdalena, presa de una crisis de ansiedad ante el desalojo que se logró frenar en el Camino de La Hornera
Francisco posa con su hijo mayor, su nuera, su hija pequeña y su nieto, de apenas cuatro meses, ayer en su casa de la laguna. Fran Pallero
Francisco posa con su hijo mayor, su nuera, su hija pequeña y su nieto, de apenas cuatro meses, ayer en su casa de la laguna. Fran Pallero
Francisco posa con su hijo mayor, su nuera, su hija pequeña y su nieto, de apenas cuatro meses, ayer en su casa de la laguna. Fran Pallero

Si observan la imagen que acompaña estas líneas, observarán que no está Magdalena Rouco, sobrina del cardenal Rouco Varela, quien fuera arzobispo de Madrid entre 1994 y 2014 y presidiera la Conferencia Episcopal Española durante cuatro legislaturas. Pero Magdalena está plenamente disculpada, porque, a esas horas de la tarde, los nervios habían podido con ella tras una jornada tan angustiosa como finalmente emotiva. No todos los días se vive de cerca cómo una familia se salva in extremis de ser desahuciada, como estaba previsto que ocurriera a las nueve de la mañana de hoy. Cuando Francisco, su marido, contaba a DIARIO DE AVISOS que “si no es por el Ayuntamiento [de La Laguna], nos hubieran dejado sin nuestro hogar”, Magdalena reposaba bajo los efectos de la medicación que se le ha recetado para crisis de ansiedad como la que sufrió a primera hora de la tarde de ayer. Ansiosa por la ausencia de noticias, era consciente de que, en apenas 24 horas, tanto ella como su marido, sus tres hijos (el mayor de 19 años y los otros dos menores, un varón de 16 años y una niña de 10), su nuera (21 años), su nieta (un bebé de apenas cuatro meses) y la abuela se quedarían sin su hogar, ubicado desde hace seis años en el camino de La Hornera.

“Si no nos ayudan, del Ayuntamiento solo me saca la policía”, anunciaba una nerviosísima Magdalena a este periódico antes de acudir al Consistorio lagunero, donde, felizmente, no solo encontró comprensión y apoyo (tanto en la Alcaldía como en el Área de Bienestar Social) sino que la labor municipal de mediación con la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), actualmente propietario de la vivienda, dio sus frutos y, finalmente, el juzgado comunicó a las dos y media de la tarde de ayer el aplazamiento del lanzamiento, previsto para hoy.

Pero Francisco (que, lógicamente, también padeció lo suyo durante esa mañana de tanta incertidumbre) sí mantuvo la entereza suficiente como para ofrecer su relato de lo sucedido, un calvario que puede servir como ejemplo de cómo, a raíz de la crisis, todo un derecho fundamental como la vivienda se ha convertido en objeto de mercadeo para sufrimiento de los afectados y zozobra de unas administraciones locales que, a duras penas, consiguen recursos para ayudar a estas personas.

“Después de que Magdalena saliera en las televisiones y en las revistas hace unos diez años [se hizo habitual en algunos programas por la mala relación con su tío el cardenal], nos fuimos a vivir a Manchester, pero tuvimos que volver porque ese clima no favorecía a uno de nuestros hijos. Fue entonces cuando encontramos lo que nos pareció un chollo -500 euros de alquiler más agua y luz por este adosado-, ideal para una familia tan grande como la nuestra. Lo que no sabíamos es que era propiedad de una inmobiliaria de Gran Canaria que, en realidad, actuaba con una empresa interpuesta. Una persona [se omite el nombre por motivos legales] nos cobraba el alquiler y, cuando hace unos años la cosa se puso muy mal económicamente, el tío de Magdalena nos lo pagó directamente durante un tiempo, pero lo ingresaba directamente en la cuenta de esta persona”, relata Francisco. A partir de ahí empezó el via crucis: “Cuando Rouco dejó de pagar, esta persona empezó a ponernos juicios, uno detrás de otro, sin importarle que una jueza anulase el desahucio que querían aplicarle a Magdalena. Ahora, como la casa ha pasado a ser de la Sareb, han optado por pedir el desahucio de esa persona, que figura como referencia de la vivienda, sin tener en cuenta que, en realidad, los que se iban a quedar sin casa era toda esta familia”.

En cuanto a lo vivido ayer, Francisco incluso esboza una leve sonrisa al reconocer que “no ha sido agradable, pero lo importante es que hoy [ayer para el lector] se han portado muy bien en el Ayuntamiento”.

Lo peor de toda esta historia es que su final feliz solo es momentáneo, porque simplemente se ha aplazado el lanzamiento”. Para colmo, “todos los adosados como este [17 en total] están en la misma situación o muy parecida a la nuestra”, recuerda este padre de familia.

Rubens Ascanio: “Llevamos varios días trabajando para evitarlo”

El responsable del Área de Bienestar Social en el Ayuntamiento de La Laguna, Rubens Ascanio, explicó ayer a DIARIO DE AVISOS que “llevamos tiempo trabajando para ayudar a Magdalena y a su familia, y felizmente hemos encontrado la comprensión de la Sareb [Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria]. Ciertamente, ha sido un poco angustioso porque no se ha conseguido el aplazamiento hasta el día antes, pero lo importante es que ya tenemos la confirmación desde el juzgado”, detalló el concejal.

“En todo caso, ya estaba previsto proponerles una solución habitacional, que no deja de ser el último remedio para casos desesperados, pero en La Laguna no se queda nadie en la calle por motivos económicos si el Ayuntamiento puede evitarlo, eso está garantizado”, añadió Ascanio.
De cualquier modo, el también primer teniente de alcalde lagunero quiso reconocer “la buena disposición de la Sareb, que son quienes finalmente se han dirigido al juzgado para aplazar un desahucio particularmente complejo porque, como sabe, no estaba dirigido hacia los inquilinos, sino hacia la persona que en realidad les alquilaba el piso”.

De cualquier modo, Ascanio reconoce que “lamentablemente, hay más casos como el de Magdalena y su familia en el municipio. El problema de la vivienda está adquiriendo una importancia considerable, porque tenemos dificultades hasta para alquilar en La laguna un piso, un solo piso, para un programa de acompañamiento en el que estamos trabajando”, apostilló.

TE PUEDE INTERESAR