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Los parlamentos regionales de Europa se reúnen en Tenerife para reforzar su alianza

Ofensiva de la CALRE para intentar que las leyes europeas tengan más en cuenta las necesidades de las regiones
El presidente del Comité de Regiones, Karl Heinz Lambert, Junto a Gustavo Matos y la presidenta del Senado, Pilar Llop, y el Consejero Julio Pérez. Sergio Méndez
El presidente del Comité de Regiones, Karl Heinz Lambert, Junto a Gustavo Matos y la presidenta del Senado, Pilar Llop, y el Consejero Julio Pérez. Sergio Méndez
El presidente del Comité de Regiones, Karl Heinz Lambert, Junto a Gustavo Matos y la presidenta del Senado, Pilar Llop, y el Consejero Julio Pérez. Sergio Méndez

En Europa, el proceso legislativo es cosa de tres: el Parlamento Europeo, la Comisión (que es algo parecido a un Gobierno europeo) y el Consejo (formado por los representantes ministeriales de los Gobiernos de UE). En medio de todo eso están las regiones, que pugnan por tener más influencia en la eleboración de leyes, para que sean más sensibles a las realidades más cercanas de los ciudadanos. Ayer se celebró la Conferencia de Asambleas Legislativas Regionales de la Unión Europea (CALRE), formada por casi 80 parlamentos regionales de la UE, representados por sus presidentes. Este año le toca la presidencia a Canarias, y ayer estaba el titular de la Cámara canaria, Gustavo Matos, ejerciendo este cargo rotatorio y moderando la reunión, donde había en torno a una veintena de representantes de los parlamentos regionales miembros. Una asistencia moderada que inducía a la melancolía.

Inauguró el acto la nueva presidenta del Senado, Pilar Llop, que empezó el dicurso destacando las singularidades de Canarias. “Tenía que ser el primer sitio que visitara”, afirmó. Y luego pasó a ensalzar las virtudes del diálogo, esa palabra que suena casi exótica en medio de tanta refriega política y tuit virulento. “Debemos abrir a todas las fuerzas políticas sin exclusiones, con la mano tendida, con firmeza democrática y buen tono, nuevos espacios de consenso. Es la manera de seguir construyendo sobre los valores que sustentan nuestras democracias”, afirmó ante los asistentes, entre los que estaban los portavoces de la oposición y de los partidos que forman el Gobierno, aunque fueron desapareciendo a medida que avanzaba la mañana y todo se volvía más monótono.

Después de Llop habló Julio Pérez, a quien Matos llamó “profesor”. “Hay que introducir mecanismos de perfeccionamiento de la democracia representativa, susceptible de ser mejorada cada día. La democracia, los estados, los parlamentos tienen adversarios”, afirmó Pérez. “Y uno de los modos de perfeccionarla es que los ciudadanos vean en nosotros un modelo de comportamiento”, defendió.

Por su parte, el presidente del Parlamento canario, Gustavo Matos, tan activo en la vida política canaria como Nancy Pelosi, esa señora de la progresía fina estadounidense que le amarga la vida a Donald Trump, señaló que los parlamentos que están incorporados a la CALRE “representan a 200 millones de habitantes”, y que es necesario que la regiones tengan una capacidad mayor de participar en la toma de decisiones de la UE. “Hasta ahora no ha sido así. Los mecanismos se han demostrado insuficientes y estamos tratando, de la mano del Comité de las Regiones, de cerrar una fórmula de actuación conjunta para que sean tenidas en cuenta desde el primer momento”, afirmó.

Y allí apareció Karl-Heinz Lambertz, presidente del Comité Europeo de Las Regiones, que hizo un llamamiento a estas para que “den a entender, de la mejor manera, que la Unión Europea no está solo en Bruselas, Luxemburgo o Estrasburgo, sino en todas las ciudades, pueblos y regiones donde la gente vive”. El Comité es un organismo consultivo de la UE compuesto por representantes elegidos a escala local y regional, procedentes de todos los 28 Estados miembros de la UE. En Canarias, el representante es el presidente Ángel Víctor Torres. Aunque hay un sustituto que realiza su función de manera habitual. A través del comité, los representantes pueden dar a conocer su opinión sobre la legislación de la UE, que repercute directamente en las regiones y ciudades.

Lambertz defendió “el principio de subsidiaridad”, que está en los tratados de la UE, por el cual “la UE solo puede intervenir cuando su actuación sea más eficaz que la de los países de la UE a escala nacional o local”, según la propia jerga legal europea. En la práctica, hay ahí un espíritu de conservación de los modos regionales y locales que funcionan eficazmente en la organización de las comunidades, frente a una gran maquinaria burocrática estatal que todo lo dice y que todo lo determina desde un luminoso espacho bruselense con gomina. Justo la imagen de la UE que proyectaban los partidarios del brexit, que confrontaban al funcionario europeo sin verdadera nacionalidad con el aguerrido inglés de pueblo, amante de las pintas de cerveza, el pastel de riñones y la leche entera en botellas de cristal.

Lambertz afirmó que las regiones tienen que buscar la manera de estar mucho más presentes en la elaboración de las leyes europeas: “Si queremos ser realmente eficaces, hay que actuar en la fase prelegislativa. Debemos tener la posibilidad de intervenir al principio y al final del proceso de decisión europeo”, afirmaba. “Para influir, hay que llegar en el momento en que la comisión defina los detalles en su programa de acción. Ahora lo hace en solitario, por su cuenta, y queremos cambiar el proceso, aunando la voz de los parlamentos regionales”, aclaraba después en una breve entrevista aparte, donde también mencionó la importancia del momento actual, en plena negociación sobre el presupuesto europeo 2021-2027, en pleno brexit, y con elementos fundamentales como las migraciones, la transición ecológica o el futuro de las políticas de cohesión, aquellas que aseguran niveles aceptables de desarrollo e infraestructuras. “Frente a algunos que defienden que las políticas de cohesión son cosas del pasado, desde el Comité creemos que son fundamentales para las regiones”.

El plenario se reanudó con la intervención de Klemen Zumer, jefe de la Unidad Linking the Level, un centro de pensamiento de la UE. Un tipo brillante con cerebro de pensador transnacional que hablaba de la importancia que podía tener la información de los parlamentos regionales para que, desde Bruselas, se conociera la realidad diversa del territorio de la UE y se pudieran diseñar políticas con esos datos.

Cuando acabó Klumer, se empezó a hablar de los grupos de trabajo. Y todo tenía un aire un poco inconcreto, en algunos casos ni siquiera se sabía si seguirían adelante. Casi al final, Matos dijo que a ver si el encuentro servía para “revitalizar” la CALRE. Ahí estaba la melancolía europea, el mejor lugar para vivir en el mundo, pero que necesita reinventarse.

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