conversaciones en los limoneros

“Canarias es un paraíso para vivir, pero un infierno burocrático para sus emprendedores”

Domingo M. Ramos Sierra, fundador de El Mazapé, la élite de la alimentación artesanal
Domingo M. Ramos Sierra, fundador de El Mazapé, la élite de la alimentación artesanal. Fran Pallero

Todo comenzó en un pequeño horno de leña construido en un local de 20 metros cuadrados en Alojera, un barrio de Vallehermoso (La Gomera), barrio de apenas 300 habitantes. Aniceta Sierra Felipe, su propietaria, fabricaba galletas al estilo gomero. Un día, años después, su hijo, Domingo Manuel Ramos Sierra (Vallehermoso, 1976), abandonó su cómodo puesto en la MAC (Mutua de Accidentes de Canarias) y se propuso seguir el legado de su madre, que aún trabaja y es la imagen de El Mazapé, la empresa que Domingo y algunos allegados fundaron en 2006 y que hoy comercializa los mejores productos gomeros ligados a la alimentación. Domingo, licenciado en Ciencias Empresariales, es el prototipo de emprendedor joven, entusiasta, dotado de un tesón sin límites. “Cuando Pepe Rodríguez, una de las estrellas de MasterChef (TVE), probó la torta de cuajada de mi madre se quedó con la boca abierta; no se la esperaba”, me dice. El Mazapé, ya como industria, mantiene hoy una veintena de empleados, sedes en La Gomera y Tenerife (Güímar), exporta a la Península y el extranjero y vende en los mejores sitios de Canarias. Como dice Mariano Ramos, propietario de Los Limoneros, cuñado de Domingo y uno de los accionistas de la empresa: “El Mazapé fabrica productos para la élite de los consumidores, con los mejores ingredientes naturales y un cuidado y un mimo exquisitos, propios de las manos de grandes artesanos”.

-Mira que es difícil triunfar en Canarias, con tanta traba burocrática. Los empresarios se quejan de ello.

“Ni te lo imaginas. Exportar, por ejemplo, se ha convertido en una auténtica heroicidad. No nos ponen sino trabas y más trabas y no nos protegen, como se merecen las empresas canarias”.

-Los comienzos fueron muy difíciles, según tengo entendido.

“Requería mucho esfuerzo y también mucha suerte. Empezamos con un crédito del BBVA de 60.000 euros, compramos un horno eléctrico. Yo no tenía ni idea, me tuve que convertir hasta en comercial. Y llegué a vender nuestros productos yendo por las Islas con 20 euros en el bolsillo, pero con todo el entusiasmo y la fe del mundo”.

-¿Qué fabrican ahora?

“Tenemos seis líneas de productos de gran éxito, que estamos empezando a exportar y a colocar en los grandes establecimientos de Canarias; bueno, y en los pequeños también: galletas, almogrote, mojos, mermelada, miel de palma (que ya sabes que no se puede denominar oficialmente miel, según las directrices comunitarias) y licores”.

-Por cierto, por culpa de nuestra apatía lo de la denominación de la miel de palma. Llegamos tarde en los trámites y Bruselas no lo permitió.

“Sí, llegamos tarde, se actuó muy mal por parte de las autoridades agrarias canarias, y la tenemos que comercializar con los nombres de sirope de palma o savia de palmera. Porque la palabra miel debe estar ligada a las abejas, según la directriz comunitaria. Pero nadie nos quita que sea nuestra miel de palma de siempre, extraída del corazón de la palmera canaria”.

-Ustedes están empezando a exportar. Pero desde las Islas no es fácil. Ya te he dicho que todos se quejan.

“Canarias es, desde luego, un paraíso para el turismo y vivir aquí me parece fantástico, pero también han convertido al Archipiélago en un auténtico infierno burocrático. Las trabas aduaneras y los impuestos se hacen insoportables. Parece mentira que en un territorio aislado, que no tiene carreteras para llegar al continente, en vez de ayudar a los que emprenden en las Islas se les torpedee permanentemente y se les impida crear riqueza”.

-¿Cuáles son los productos estrella de El Mazapé?

“Sin duda, el almogrote y la miel de palma. Son nuestros productos de más éxito. Bueno, y las galletas”.

-¿Cómo se te ocurrió empezar de cero en esto, después de haber llegado a ser jefe de compras en MAC?

“Pues eso, que me volví loco. Un día me desperté y dije que tenía que hacer algo diferente. Yo vine aquí desde La Gomera siendo un niño, sin saber nada. Viví con Mariano (propietario de Los Limoneros) y con su mujer, que es mi hermana, durante quince años. Estudié la carrera en la Universidad de La Laguna. Ellos me acogieron como si fuera su hijo. Terminé los estudios universitarios, entré en MAC con la familia Cejas, a cuyos miembros recuerdo con cariño y admiración; y luego seguí la senda que comenzó mi madre. Y hasta hoy. Ya hemos crecido mucho”.

(La palmera fue introducida en las Islas hace más de 500 años. Los aborígenes trepaban a ella para extraer el guarapo, que es la materia prima de la miel de palma. Al guarapo lo llamaban el oro negro de La Gomera. La extracción del guarapo, en la parte alta de la palmera, donde nace la palma, se denomina ‘cura’. Las palmeras están censadas en Canarias y alquilarlas en La Gomera (única isla donde se recoge su sangre) para la extracción del guarapo cuesta 80 euros al año. Los contratos se formalizan de palabra. Se da la circunstancia de que una palmera situada en un determinado terreno es de un propietario y el solar de otro. Parece increíble, pero es así. Estas propiedades -palmera y terreno- casi siempre pertenecen a miembros de una misma familia).

-Cuéntame más de la miel de palma, que me está apasionando el tema.

“A mí también me apasiona. Nosotros tenemos alquiladas 70 palmeras en La Gomera. Ya sabes que el guarapo sale de lo que se llama el corazón de la palmera, situado en la copa del tronco. El guarapo se calienta durante siete horas y siete litros se reducen a un litro porque el resto se evapora con el calor”.

-¿Están reguladas las extracciones de guarapo?

“Sí, a una empresa se le permite utilizar hasta un máximo de cien palmeras y a un particular que cumpla los requisitos legales, cinco. Hay que guardar los márgenes de tiempo entre extracciones, porque aquí a la palmera se le respeta mucho y se le libera del guarapo cuando toca. En otras partes se corta la palmera, se extrae el guarapo y la planta se muere. Aquí ocurre todo lo contrario. Para la planta, la extracción es una liberación, sigue viviendo y permite nuevas recolecciones”.

-¿Se puede hablar entonces de un censo de palmeras en Canarias?

“Claro que sí. Gran Canaria es la isla que más tiene, unas 170.000. En la Gomera, que es la segunda, han crecido unas 115.000 y en Tenerife alrededor de 105.000”.

-Es preciso una gran habilidad para subir hasta la copa y sacar el guarapo. Propio de especialistas.

“Sí, claro. Se sube a estaca (clavándolas en el tronco) y se baja igualmente a mano. Para quien no esté familiarizado con esta práctica es totalmente imposible conseguirlo. Y entraña peligros, pues si te caes te puedes matar o causarte graves daños. Los accidentes son escasos, muy escasos diría yo. Hay palmeras metidas en los barrancos de difícil acceso”.

Domingo M. Ramos Sierra, fundador de El Mazapé, la élite de la alimentación artesanal. Fran Pallero

-¿Cuándo se realizan las extracciones de guarapo?

“De febrero a agosto. Y luego deben pasar cuatro años para que cada palmera sometida al proceso se regenere”.

-¿Se aprovechan los dátiles?

“No, no sirven para comer. Pero la rama de la palmera sí se aprovecha. En Alojera hay una fábrica de seretas hechas de palmera y los cestos para tomates también se fabrican a partir de la palma. Incluso las palmas se utilizan como escobas para barrer las calles”.

(Sin darme cuenta, concentro mi entrevista en la palmera y en la miel de palma, cuando El Mazapé fabrica otros productos de gran calidad, que han quedado citados, como la mermelada de cactus, por ejemplo. Pero es que este proceso me apasiona. Lo mismo que el de la fabricación del almogrote, que no tiene nada que ver con la palmera, sino con el queso duro de ocho meses, el aceite, la pimienta y el ajo. El almogrote de El Mazapé está empezando a ser famoso en el mundo. Es más suave que el de otras fábricas y está cuidadísimo en su elaboración).

-Domingo, ¿cuál es la mejor palmera?

“La de las medianías es mejor, en general, que la de los barrancos. El guarapo está más concentrado, aunque es bueno mezclarlo con el de otras zonas”.

-¿Y la más sabrosa miel de palma?

“La que procede de Taso. Y el mejor guarapo es el de los primeros quince días de extracción. El producto es mucho más suave”.

-¿El peor enemigo de la palmera?

“Pues, cuando se las dejan subir, las ratas. Y también algunas aves. Pero hay métodos para que no las agredan. Para las ratas, esas bandas de latón que se colocan a mitad del tronco son efectivas, aunque en ocasiones se las saltan”.

-Antes hablamos brevemente de las exportaciones. ¿Cuáles son tus objetivos?

“Hemos empezado con Suecia y Alemania y en esto nos está ayudando una empresa del Gobierno de Canarias. Pero mi objetivo, por su gran poder adquisitivo, es Suiza. Date cuenta que las grandes superficies de aquí nos pagan a 90 y 120 días. En las exportaciones cobramos a 30 días. El Gobierno de Canarias debería regular esto: decirles, vale, yo dejo instalarse a las grandes multinacionales de la alimentación en las Islas, pero usted a las empresas canarias les paga a 30 días. La política comercial oficial ha sido un desastre”.

-¿Tienes muchos proyectos en mente?

“Ahora estoy con los sobres de miel de palma, similares a los de la leche condensada, para echar en los cafés”.

-Pones mucho corazón en lo que haces, por lo que observo.

“No me digas eso, porque cuando trabajas con el corazón y no con la cabeza estás jodido. A lo mejor es bueno una mezcla de ambos. Nos han propuesto fabricar para las marcas blancas, hay muchas alternativas que estamos estudiando”.

(Me dice que la palmera agradece la extracción del guarapo: “Es como si le renovaran su sangre”. Que con un teléfono móvil y con una tablet se puede mover el mercado. Que la elevación del sueldo mínimo puede terminar con el empleo: “Tú a un empleado que lo hace bien le pagas bien, no hace falta que te lo diga el Gobierno; te interesa hacerlo”. Y recuerda cuando, con su cuñado Mariano Ramos, recorrió la Isla para colocar los productos de El Mazapé, en sus primeros meses, y no vender nada, ni una botellita de miel de palma: “Esto es sacrificado, sobre todo en los comienzos; ahora ya todo es diferente”. Me habla muy bien de Casimiro Curbelo y de lo que hace por La Gomera: “Por eso en la Isla lo adoran”. Un emprendedor, en suma, que no sería nadie si no tuviera los buenos productos que fabrica. Y todo, a partir de aquel horno de leña de doña Aniceta, en un pequeño barrio de Vallehermoso).

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