Lentamente pero sin pausa, la reactivación de la ruta canaria de las pateras, la más larga y peligrosa con destino al territorio español, comienza a contar con las características que finalmente desembocaron en la catástrofe humanitaria vivida en la segunda mitad de la década pasada en el Archipiélago, cuando hubo días en que las personas que se jugaban la vida en busca de un futuro se contaban por centenares en estas aguas.
Así lo refleja la patera que fue detectada por la mañana a unos ocho kilómetros de Montaña Roja (Granadilla de Abona) y que finalmente llegó al puerto de Los Cristianos (Arona) tras ser remolcada por una embarcación de Salvamento Marítimo.
Ello se debe a que se trata de la primera barquilla que llega a Tenerife en lo que va de este año, y en la misma viajaban 48 personas, todas de origen subsahariano salvo un varón nacido en Bangladesh, lo que, si bien no es una novedad absoluta, sí que llama la atención poderosamente dado lo lejano de su origen. Este año han llegado también en patera a las Islas personas procedentes de países como las Islas Comores, Sudán o República Democrática del Congo.
Que las pateras multiplicasen su llegada a Canarias (en enero de este año lo han hecho por 17 respecto al mismo mes de 2019), que lo hagan a Islas de la provincia occidental, que por el camino mueran centenares de personas, que se trate de cayucos que partieron desde Senegal y países vecinos (como ocurrió a finales de año en Tenerife o hace unos días en Fuerteventura) y que en estas embarcaciones arriben al Archipiélago naturales de países poco habituales, son características que ya se produjeron en aquellos terribles 2006 y 2007, pero lamentablemente esta vez hay una novedad que hace aún más dramático el tema que nos ocupa, porque ahora no solo vienen mujeres a bordo de las pateras, sino que, además, arriesgan su vida embarazadas y en compañía de sus pequeños, tal y como se ha podido comprobar desde el pasado agosto, cuando el blindaje del Estrecho desvió las barquillas hacia esta parte del Océano Atlántico.
Así se pudo comprobar ayer mismo en Los Cristianos, donde de las 48 personas rescatadas hay 28 varones (19 adultos y nueve que aseguran ser menores de edad); 16 mujeres (15 adultas, cuatro de ellas embarazadas, y una menor); y cuatro bebés (dos son gemelos de unos ocho meses, otro también de ocho meses y el restante de unos dos años). Estas 48 inmigrantes proceden de Senegal, Costa de Marfil, Mali, Burkina Faso, Guinea y, como se ha dicho, de Bangladesh, como Ramesh, nombre ficticio del protagonista de un reportaje de DIARIO DE AVISOS que contó cómo su exótica procedencia encareció considerablemente el precio que tuvo que pagar a las mafias que controlan este tráfico de personas.
Cabe resaltar que dos de las mujeres embarazadas y dos de los bebés llegados ayer, tras ser atendidos por la Cruz Roja, fueron trasladados a un hospital por deshidratación leve, a pesar de que, al parecer, hacía día y medio que se habían terminado las provisiones en la barquilla.
La patera tomó tierra poco antes de las 14.00 horas tras ser rescatada por la Salvamar Alpheratz y en la zona se activó el dispositivo de atención habitual con efectivos de la Policía Nacional, Guardia Civil y, como se ha dicho, Cruz Roja.
El dispositivo de búsqueda se inició una vez que desde la sala del Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 1-1-2 del Gobierno de Canarias, por iniciativa de la Guardia Civil, se llamó por teléfono a uno de los ocupantes de la patera para conocer su ubicación exacta y así proceder a su rescate.