carnaval 2020

La sonrisa del payaso, el juego de la botella o la furgoneta blanca ‘vuelven’ cada Carnaval

"Una conocida de un amigo de mi prima...". Todas las leyendas urbanas comienzan con alguien a quien supuestamente le ocurrió la desgracia, pero de quien se desconoce su nombre y apellidos
La sonrisa del payaso o el juego de la botella ‘vuelve’ cada Carnaval. | DA

“Una conocida de un amigo de mi prima…”. Todas las leyendas urbanas comienzan con alguien a quien supuestamente le ocurrió la desgracia, en cuestión, pero de quien se desconoce su nombre y apellidos. En este sentido, existen épocas del año en que estos bulos vuelven a ser difundidos -intensificados a través de redes sociales y aplicaciones móviles- con el afán de infundir miedo a la población. Tal es el caso del Carnaval, periodo en que la ya desmentida sonrisa del payaso o el juego de la botella cobran protagonismo.

La sonrisa del payaso

Esta leyenda urbana se hizo viral durante el Carnaval de 2003, hasta tal punto que las autoridades llegaron a emitir un comunicado oficial desmintiendo dicha atrocidad. Según ha explicado José Gregorio González en este periódico, se trata de una aberrante práctica ejecutada por bandas de jóvenes malhechores que acorralan a un sujeto o a una pareja, ofreciéndoles elegir entre “pinchazo o sonrisa”, mientras son amenazados con armas blancas.

De esta forma, sin contemplaciones y con una violencia extrema, proceden a realizarle a la víctima dos profundos cortes en la comisura de los labios, propinándole posteriormente una paliza. En Madrid, por las mismas fechas, los ataques se atribuían a grupos neonazis y la elección era ser violada o que te rompieran los dientes contra un bordillo.

La realidad es que jamás han existido estos ataques organizados en Canarias, radicando el éxito del viral en el escenario verosímil en el que se desarrolla, el del Carnaval como espacio idóneo para todo tipo de excesos.

El juego de la botella

El rumor de esta práctica en los carnavales de Tenerife se esparció como la purpurina a principios de los años 2000. Se habló en los pasillos del instituto, y también entre amigos después de clase, donde realmente cobró fuerza. Los más ‘espabilados’ aseguraban que fueron testigos de cómo un grupo de jóvenes lanzó una botella de cristal al aire en la Plaza Weyler, y luego le dieron una brutal paliza a quien le cayó encima. Días después, otros chavales vieron exactamente lo mismo, pero en la Avenida de Anaga. El boca a boca hizo que la leyenda -o fake- de ‘la botella’ llegara hasta el Parque de Santa Catalina, en Las Palmas de Gran Canaria.

Esta práctica deleznable nunca tuvo lugar en el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, al menos tal y como se planteó en aquella época. Es cierto que el bulo era bueno por su apariencia de real. Podía pasar: pequeños grupos de jóvenes conflictivos tiran al aire una botella y le dan una paliza al desafortunado, que además sufre el impacto, solo por el mero placer de agredir a alguien.

¿Por qué en Carnaval? Porque el escenario para desarrollar este bulo es idóneo. Miles de personas abarrotan las calles de Santa Cruz en las noches de fiesta al aire libre. El ambiente es realmente bueno y las risas entre los carnavaleros circulan con facilidad, sin importar con quién hayas salido. Demasiado bien se pasa en el Carnaval de Santa Cruz como para que no suceda nada malo, ¿no?

La furgoneta blanca

No solo se ciñe a Carnavales, pero también está presente en ellos. El relato es sencillo aunque, como siempre, con variaciones según dónde y quién lo cuente. Una furgoneta de color blanco circula por una zona, en este caso, en Tenerife, en Adeje y también en Santa Cruz durante el Carnaval, buscando posibles víctimas de secuestro. Encontrada la persona, dos individuos se bajan y llevan a cabo el rapto. Siempre hay algún testigo que denuncia la situación a las autoridades.

En este caso concreto se ha llegado a asegurar, como en el caso de una mujer, que pudo ver como, encontrándose en una guagua de Titsa, fue testigo del momento en el que dos hombres metían en el vehículo a otro que caminaba tranquilamente por la calle. También se ha hablado de una furgoneta de color negro que llevaba a cabo este siniestro plan.

Lo cierto es que la situación de psicosis a llegado a ser tal que en 2015 la propia Policía Nacional tuvo que manifestarse públicamente: todo era un bulo. Pese a esa aclaración, posteriormente, volvió a hablarse de la misteriosa furgoneta blanca. Como a buen seguro se volverá a ser ahora, en estas fechas carnavaleras.

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