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“Coronavirus, no te queremos”

Unos niños del barrio de Fátima, en Güímar, 'ahuyentan' el coronavirus con los dibujos que cuelgan en la puerta de su casa
Los dibujos colgados en la puerta de una vivienda del güimarerio barrio de Fátima, / DA

Hay quien se ha tomado a broma la pandemia de coronavirus que tiene secuestrada a la población española en sus domicilios. Los hay que han salido a correr, a pasear en bicicleta, a romper con las normas decretadas dentro del estado de alarma establecido por el Gobierno central poniendo en riesgo su seguridad y la de los demás. Luego están los que cumplen con rigor las recomendaciones y consignas dictadas, los que se toman en serio esto del coronavirus.

Lo que no han respetado muchos adultos sí lo están haciendo los niños. Quizá sean ellos los que peor lo puedan estar pasando, independientemente de los grupos de riesgo de contagio, pero el ejemplo encontrado en el barrio de Fátima, en Güímar, es el que hace pensar que esta sociedad no está del todo bichada.

Los vecinos que salieron a sacar a sus perros, a tirar la basura o a realizar compras de víveres se encontraron con una sorpresa muy agradable en la puerta de una de las casas del barrio. Allí había tres dibujos con los que se intentaba ahuyentar el coronavirus no sólo de la vivienda, sino de la faz del planeta.

“¿Qué es el coronavirus? Fuera de mi vista” era lo que se podía leer en el primero de ellos, ilustrado con un dibujo del tristemente famoso coronavirus con su forma bien definida. Debajo, a la altura del pomo de la puerta, otro dibujo del coronavirus con una cara triste decía “fuera coronavirus, queremos ir a clase” y, dentro de un corazón “no existes coronavirus” encima de otro corazón en el que se leía “amor” encima de otra palabra importante para estas fechas: “Amistad”.

El tercero de los dibujos infantiles estaba adornado con un símbolo de paz y unidad y con la frase más contundente: “Coronavirus, no te queremos”. Quizá mañana la puerta vuelva a amanecer con más dibujos y más mensajes con los que se demuestre que el sentido común, en este tipo de confinamientos, también lo aportan los más pequeños de la familia.

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