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Desarrollar una vacuna o hallar un tratamiento: frentes abiertos contra el virus

La Sociedad Americana de Farmacología ha elaborado una lista de fármacos viables; hay más de 150 investigaciones en curso
Más de 150 proyectos de investigación se han iniciado tras la aparición de la Covid-19, algunos coordinados por la OMS. DA

La comunidad científica internacional está volcada en la búsqueda de soluciones para el problema que aqueja al mundo: el coronavirus. Y en esa labor de intentar poner remedio a una enfermedad que ya se ha cobrado algo más de 220.000 vidas en todo el planeta, existen dos frentes abiertos. El primero de ellos, el más sonado, es el desarrollo de una vacuna, cuyo proceso, en condiciones normales, duraría cerca de año y medio. El segundo, hallar un tratamiento efectivo contra la patología.

En este sentido, la Sociedad Americana de Farmacología (ASPH) ha elaborado un listado de medicamentos que, por sus buenos resultados contra algunos de los síntomas característicos de la Covid-19, como la neumonía o la fiebre, se recomienda su uso para tratar a los pacientes contagiados. Desde antivirales como el Baloxavir o el Ritonavir hasta agentes de apoyo como los corticoides, pasando por otros fármacos más comunes como el Ibuprofeno.

Dicha selección de productos también incluye uno que ya ha agotado existencias en varios países: la hidroxicloroquina. De hecho, son tales las esperanzas depositadas en este medicamento contra la malaria, que desde que se desató la pandemia Alemania y Estados Unidos se proveyeron de grandes cantidades del mismo, e incluso el presidente norteamericano, Donald Trump, se aventuró a sugerir su consumo, aunque en vista de los últimos acontecimientos y su polémica con las inyecciones de desinfectante, quizá esta sea la opinión menos relevante.

También surgió hace algunas semanas en Francia una controversia sobre el Ibuprofeno, ya que para determinados expertos no era aconsejable su empleo. Pero más tarde, a modo aclaratorio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que no habían evidencias que apuntaran a que dicho fármaco podía empeorar los síntomas del coronavirus o causar efectos negativos sobre los enfermos. Eso sí, matizaron que lo idóneo es siempre seguir las indicaciones de los facultativos y no dejarse guiar por la información que circula por cadenas de Whatsapp o webs de dudosa procedencia.

En el documento diseñado por la ASHP, al que ha tenido acceso DIARIO DE AVISOS, se detalla, por ejemplo, que la combinación del Lopinavir y el Ritonavir, tras la realización de pruebas en pacientes graves, ha supuesto una reducción en el tiempo de recuperación de los contagiados, así como una disminución de su mortalidad.

Además, la entidad explica en el escrito que “proporciona esta tabla de evidencias para ayudar a los profesionales a comprender mejor” las distintas opciones “de tratamiento y atención” que existen, empleando productos ya presentes en el mercado, para favorecer el hallazgo de fórmulas que puedan dar respuesta al creciente número de personas que se han visto afectadas por esta enfermedad en el mundo.

LAS VACUNAS

El empecinamiento de buscar un fármaco para combatir el virus pretende acelerar nuestro regreso a la normalidad tal y como la conocíamos, considerando que, según los epidemiólogos, este extremo no será posible hasta que se desarrolle una vacuna. Y en esas lides se encuentra el CSIC, con una candidata a vacuna en la que están trabajando los investigadores Luis Enjuanes e Isabel Sola, dos virólogos de enorme prestigio que, en estos momentos de dificultad, reciben elogios hasta del propio ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, por su dilatada trayectoria, especialmente centrada en el estudio de los coronavirus.

Otra de las investigaciones que gana enteros para ser la que ponga remedio a la pandemia es la que lidera Sarah Gilbert, de la Universidad de Oxford, que ha logrado el apoyo de la Fundación Bill y Melinda Gates para financiar su producción en caso de que los ensayos en humanos que ya realizan arrojen resultados positivos. Su finalización se prevé para septiembre.

Así las cosas, aún se desconoce si será un tratamiento farmacológico el que nos permita regresar a las calles sin miedo -ni mascarilla-, o si lo hará una vacuna que acabará protagonizando una campaña anual como la gripe, vista su posible reaparición el próximo otoño.

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