política

Coalición sigue sin reaccionar un año después de perder el poder

Los que hicieron fracasar un proyecto imbatible hasta 2019 y echaron al PSOE como agua sucia mantienen el control de un partido sin rumbo
Pese a que desde el Senado no hay quien lidere un proyecto para Canarias con posibilidades electorales, Clavijo se resiste a dejar paso al frente de CC pese a vivir horas bajas. DA

Pese a conservar alcaldías tan relevantes como, por ejemplo, Granadilla o La Orotava, hasta los mismos simpatizantes de Coalición Canaria saben que, por primera vez en la historia de este partido, nunca había dejado de mandar en estas Islas desde su misma creación. y ahora lleva un año sumido en la irrelevancia política sin que se le conozca rumbo conocido ni atisbo de tomar medidas ante el histórico fracaso de la formación política en 2019.

De hecho, el único proyecto viable que se les conoce para recobrar una cuota mínimamente presentable en la política regional pasa por una previsible moción de censura en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, que llevarían a cabo, aunque Ciudadanos no autorizara a la nueva edil Evelyn Alonso y tuviera que ser gracias al transfuguismo (si a ello accediera la recién llegada, claro está).

Sin duda, este año transcurrido tras el histórico 26 de mayo de 2019 era territorio desconocido para Coalición, fundada directamente en el Gobierno de Canarias. Incluso, cuando todavía era ATI hacía lo propio en el Cabildo de Tenerife y, remontándonos a cuando sus líderes militaban en UCD, habían regido los destinos de Santa Cruz de Tenerife.

Pese a todo ello, semejante fracaso (derivado más de la pésima gestión por parte de su cúpula que del número de votantes logrados) no se ha traducido en la consecuente depuración de Fernando Clavijo y compañía sino que, además, su mensaje político se ha limitado este año a especular, a través de su cada vez menos potente armada mediática, fantasiosos rumores sobre un inminente divorcio en el cuatripartito que hoy rige Canarias. Si se permite la caricatura, en los días pares el socio que los devolverá al poder es Nueva Canarias gracias a ese unicornio llamado reconciliación nacionalista; los impares, la tabla de su salvación sería el PSOE, como si no hubiera sido el propio Clavijo quien quemó esos puentes cuando hace cuatro años expulsó a los socialistas del Ejecutivo regional como si de agua sucia se tratara, abriendo así una herida que sigue supurando en el PSOE canario como es lógico, pero que también se recuerda en Ferraz. Ni aún cuando los socialistas grancanarios cediesen a la tentación de pactar con el que nunca será un rival a su altura en la Isla redonda podrían hacer pasar por ese aro a la militancia y cuadros de la formación en Tenerife, que sigue siendo la que más votos aporta al proyecto socialista en esta Comunidad Autónoma.

En Coalición Canaria, un año después, siguen mandando Fernando Clavijo, Ana Oramas y Carlos Alonso, como reconoce alguien tan poco sospechoso como Paulino Rivero, a pesar de que fue la nefasta gestión de los resultados electorales el viento que terminó de impulsar la necesaria renovación en las instituciones de unas Islas tras tantos años de un proyecto como el de CC, cuyas luces quedan ensombrecidas por unos niveles de pobreza y miseria impropios de esta potencia turística.

Especial mención para Clavijo, incapaz de apartarse a tiempo para que su imputación por el caso Grúas no impidiese hace un año el pacto con Ciudadanos, por no hablar del notable giro conservador que ha impuesto a CC para desespero de sus socios más progresistas de Lanzarote o Fuerteventura, que no dejan de revisar si les sigue saliendo a cuenta continuar en un proyecto al que se le muere un gatito nacionalista con cada foto del lagunero con el número dos del PP estatal, Teodoro García Egea. Tampoco en El Hierro están contentos con este devenir de CC, tan hartos de contemplar al gomero Casimiro Curbelo disfrutando de la influencia política que tuvo AHI en tiempos de Tomás Padrón, hasta asistir al adiós de Belén Allende no sin antes vivir una dolorosa escisión (la de los afines a David Cabrera). Otra foto que refleja la parálisis política de CC durante este año es que no solo no se convocó un congreso extraordinario tras el tsunami que los barrió del poder en 2019, sino que el ordinario está inevitablemente aplazado por la pandemia actual.

Más significativa es la de su lider indiscutible, Clavijo, ‘exiliado’ voluntariamente en el Senado para así beneficiarse de las prebendas propias del aforamiento, todavía vigente en la política estatal a pesar de su evidente arcaísmo.
Sin el candidato liderando la oposición en el Parlamento de Canarias, sería un milagro que CC transmita una imagen de alternativa a un cuatripartito más cuajado de lo normal dada la sucesión de adversidades que ha tenido que afrontar durante su primer año de un gobierno desayunado con un incendio forestal de primera generación (de los que pueden quemar media Isla sin capacidad para frenarlo, como pasó en Gran Canaria), y almorzado con hitos como el turismo cero, más propios de la ciencia ficción si no fuera tan real, hasta cenar nada menos que con el coronavirus.

Vaivén de Oramas

Sin esa cabeza visible en el Parlamento ni poder en el Cabildo tinerfeño o los ayuntamientos señeros en su trayectoria política como son Santa Cruz de Tenerife y La Laguna, durante su primer año desde que ya no pueden valerse de los presupuestos para la acción política, la imagen visible de Coalición, su mascarón de proa ante los votantes, se reduce a su escaño en el Congreso, un recurso nada baladí para un partido que, antaño, supo explotarlo con resultados realmente soberbios en algunas etapas.
Mas, ¡ay!, ahora que es el único salvavidas para comunicar un proyecto global que ilusione de nuevo a los suyos resulta que no solo se queda muy lejos de lograrlo sino que su mensaje es tan confuso como el vaivén en que se ha instalado. La ‘doctrina Mardones’ (siempre cerca del gobierno de turno en Madrid para que la voz de Canarias sea al menos oída y a veces hasta escuchada) es historia, pero lo nunca visto fue una desobediencia como la protagonizada por Ana Oramas, quien ignoró las directrices del partido al votar no al proyecto de Pedro Sánchez por la participación de Podemos en el mismo, pese a que los morados no cuentan en las áreas donde realmente reside el poder en el Ejecutivo estatal, como son las económicas. La misma Oramas, justo el día en que Sánchez fallaba a Canarias con el posible adelanto de fondos para el País Vasco y Navarra, votó a favor (sin compensación que lo justifique) de la nueva prórroga del mismo estado de alarma que al principio no mereció a CC más allá de la abstención.
Justo donde aún puede hacer visible una imagen de alternativa ilusionante es donde más confuso resulta adivinar siquiera hacia dónde va Coalición.

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