El sector turístico afronta el mayor desafío de su historia. Con una planta hotelera vacía y las plataformas de los aeropuertos de los países emisores llenas de aviones, la principal industria de Canarias busca desactivar, sin tiempo que perder, la bomba económica del coronavirus.
“Todos los destinos partirán en igualdad de oportunidades, pero el mercado impondrá sus leyes y se iniciará una carrera por estar más presentes, más cercanos, más competitivos, con mejores infraestructuras, más calidad de servicio y, ahora, seguridad”, manifestó a este periódico Eduardo Parra, del Instituto de Investigación Social y Turismo de la Universidad de La Laguna, que recuerda que las presiones internas, ya sean económicas, políticas, sociales o sanitarias, junto a las externas (pandemias, terrorismo y desastres naturales) trasvasan clientes de un destino a otro. “El total de turistas potenciales será limitado y con tasas de recuperación lentas”, avisa.
Parra, que también es profesor de Organización de Empresas, Economía Digital y Turismo, sostiene que los cambios socioeconómicos y las tendencias de empleo que se avecinan obligan al Archipiélago a adecuar su estrategia turística. En ese sentido, recomienda trabajar en la formación de capital humano incidiendo en su capacidad de adaptación, resolución de problemas, trabajo en equipo y aplicando la máxima creatividad. “La Canarias de turismo de masas y sol y playas necesita más que nunca un pensamiento analítico y estratégico que implica una evaluación de las situaciones municipio municipio e isla a isla”.
“Es hora de pensar que abordamos un proceso que requiere una construcción equilibrada entre todos los agentes que ofrezca estímulos y seguridad a nivel sanitario, social y económico”, afirma el experto, que aconseja apostar por un “plan de reanimación regional de amplio espectro, con liderazgo eficaz, basado en soluciones, asumiendo las consecuencias negativas de la crisis y reforzando las fortalezas, que son muchas”.
Eduardo Parra apela al efecto resiliente, que engloba “planes realistas, visión positiva y confianza en las habilidades de la industria, destrezas en la comunicación y capacidad para manejar los sentimientos e impulsos de la sociedad canaria”.
Para el profesor, el sol volverá a brillar en el Archipiélago. “Con conocimiento, aprovechando los recursos humanos de las administraciones públicas y las empresas de las Islas, con inversión y buena gestión es posible fijar los objetivos con responsabilidades asignadas cuando vuelva a abrirse la puerta del turismo. Canarias volverá a ser lo que era, pero ajustándose a la renovación de los valores y al cambio de percepciones de las personas, generando nuevas oportunidades”.
Las últimas estimaciones de la Organización Mundial del Turismo, realizadas antes del cierre de las fronteras de los países por la pandemia, advertían de un descenso del 30% del sector en el mundo y una pérdida de hasta 450.000 millones de dólares en el gasto de los visitantes.
Hemeroteca
Publicidad
Esquelas