sanidad

Explicar a los niños lo que está ocurriendo y animarlos a salir con seguridad es clave para su salud mental

Hospiten recomienda a los padres consultar con el pediatra cualquier alteración anímica o de hábitos que puedan observar en los menores y continuar los calendarios de vacunación y las revisiones
Algunos menores están acudiendo a las consultas con trastornos psicológicos tras el confinamiento. DA

La irrupción del coronavirus y sus consecuencias también están afectando de diferentes formas a los niños, una población que requiere una especial atención para evitar efectos que puedan influir en su salud futura. Ante la desescalada, el pediatra de Hospiten Roca, Hilario Sosa, recomienda a los padres no forzar a los niños que sientan miedo, “explicarles en sus palabras lo que está pasando y animarlos a salir poco a poco de casa, haciendo planes con ellos” y consultar con el pediatra “cualquier alteración que puedan detectar para valorarlo”.

A la hora de salir a la calle, Sosa indicó que es importante recordarles las medidas de seguridad que se deben observar: uso de mascarilla en aquellos casos que la acepten y la higiene de manos a través de geles hidroalcohólicos o con agua y jabón. El uso de guantes no está recomendado por la falsa sensación de seguridad que producen.

Además, advierte de que es fundamental no descuidar las vacunas. “En este momento debemos observar de forma rigurosa los calendarios de vacunación y revisiones, especialmente en menores de 15 meses, para proteger a los niños también de enfermedades como la varicela o el sarampión”, indicó.

Hilario Sosa hizo hincapié en que ir al pediatra es “totalmente seguro. En Hospiten hemos creado circuitos con los que se reduce el tiempo de espera previo a la consulta y se toman medidas de separación y limpieza para impedir cualquier posibilidad de contagio”.

El especialista de Hospiten Roca explica que estamos ante una situación completamente nueva para todos y que poco a poco van apareciendo en consulta algunos casos a los que hay que prestar especial atención por el impacto que reflejan en la salud psicológica de los niños.

“En general hay dos tipos de efectos que nos preocupan: los trastornos del sueño o alimentarios, que en Canarias con los problemas de obesidad infantil que hay no deben descuidarse y la aparición de fobias o somatizaciones que, si no son tratados correctamente pueden derivar en problemas mayores”, señaló Sosa. “No se trata de asustar a nadie, sino de estar atentos para poder actuar desde los primeros síntomas y ayudar a los pequeños evitando que puedan desarrollar a largo plazo alguna alteración importante”.

El cambio en las rutinas, la exposición a la hiperinformación y la percepción del estrés o el miedo que puedan ver en su entorno afecta a algunos niños que desarrollan insomnio, miedo, tics nerviosos, irritabilidad, rechazos alimentarios o fobias que antes no existían.

En cuanto a los diferentes efectos en función de la edad, Hilario Sosa diferencia tres franjas en las que se han observado efectos diferentes: A partir de los tres años aparecen sobre todo trastornos alimentarios, un aumento en la irritabilidad, más rabietas, problemas con el control de esfínteres y regresiones. A partir de los seis o siete, se empiezan a observar fobias o angustias y tics. A partir de los 14 nos encontramos con todo lo contrario. Desaparece el miedo, salvo que sean niños con alguna enfermedad, y lo que quieren es contacto con sus iguales.

En este sentido, el pediatra aconseja ser muy insistentes en recordarles que es muy importante aplicar las medidas de seguridad sanitaria. “Es importante que los padres nos consulten ante cualquier síntoma que detecten o cualquier duda que les pueda surgir. En estos momentos los pediatras tenemos que estar más cerca que nunca de los padres para ayudarlos a atender a sus hijos de la mejor manera posible”, señaló

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