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La capital ‘desescala’ con más gente en la calle que terrazas

La hostelería de Santa Cruz se muestra cauta en la apertura de sus establecimientos, que lo hicieron en aproximadamente un tercio del total en el primer día de la fase 1
La nueva normalidad dio paso ayer a que algunas terrazas reabrieran y se convirtieran en punto de encuentro para muchos vecinos de Santa Cruz. Fran Pallero
La nueva normalidad dio paso ayer a que algunas terrazas reabrieran y se convirtieran en punto de encuentro para muchos vecinos de Santa Cruz. Fran Pallero
La nueva normalidad dio paso ayer a que algunas terrazas reabrieran y se convirtieran en punto de encuentro para muchos vecinos de Santa Cruz. Fran Pallero

Dos personas aguardan en la acera, otra se prepara para entrar, pero antes le desinfectan las suelas y las manos. Una mesa le espera ya esterilizada después de que el último cliente la abandonara. Así, uno tras otro, los clientes del kiosco de la plaza Weyler se fueron adaptando ayer a eso que llaman la nueva normalidad. “La mañana va muy bien, mucho trabajo, gente con ganas de tomar café e incluso alguna cerveza. También hemos hecho muchas pulguitas”. Él es Rafael Macías, el propietario del kiosco, que hace las veces de desinfectador a la vez que organiza la entrada de clientes y limpia las mesas. Dos camareros se encargan de las comandas y uno más está detrás de la barra. “Es complicado porque desinfectamos a todas las personas que vienen, y cada mesa y silla cuando se va el cliente”, cuenta este hombre que, ataviado con guantes y mascarillas, no para de ir de un sitio a otro. La terraza ha sido acotada por todos los lados menos por uno, algún que otro cliente despistado intenta entrar por uno de los laterales y enseguida se le reconduce, incluso los clientes que esperan avisan de que alguien se ha saltado el protocolo. Algunos no lo entienden y se van. La nueva normalidad no va con ellos.

Pero la terraza de Weyler fue ayer la excepción en una ciudad, la de Santa Cruz, en la que, si bien la calle bullía de actividad, la mayor parte de los establecimientos de hostelería decidieron no abrir, esperar, calibrar si valdrá la pena hacerlo mañana o esperar a la próxima semana. Eso es lo que el dueño de un mítico bar de la zona centro, el Derby, hacía, esperar. “Hoy estoy viendo cómo van las cosas. Hay mucha gente, pero si no permiten más aforo, no compensa los gastos”, cuenta Juan Luis Armas. Se está pensando si abrirá en esta fase o si esperar a la siguiente.

Los locales pequeños fueron los que ayer, en el primer día de la desescalada, se animaron a abrir. Ese es el caso de Carlos Olivares, propietario de un pequeño local, el ¡Qué bueno!, que ayer abría por primera vez desde que se declarara el estado de alarma. “Nosotros solo tenemos una mesita fuera, porque lo que hacemos es comida para llevar”, contaba. Dentro del local podría tener más mesas, pero, de momento, no se ha permitido que se abran los interiores. “La mañana ha ido bien. La gente manteniendo la distancia y la sanidad”, afirmó, para añadir que, “si la gente se comporta como debe, todo puede ir bien; colaborando salimos adelante”.

Los clientes de cada uno de estos espacios también mostraban su felicidad por poder tomar un cortado o una cerveza. Algunos se habían organizado para quedar en una terraza concreta para verse después de tantos días. Otros, familias al completo, con abuelos y nietos se ayudaban a ponerse las mascarillas y guantes, aplicar el gel, antes de salir de la terraza. También los había que saludaban a los dueños como si fueran de la familia.

En calles como la de Bethencourt Afonso (la calle San José), la afluencia de gente hacía que las tres terrazas que allí abrieron, mostraran casi una absoluta normalidad, rota por las mascarillas, geles y desinfectante. En esa calle Emilia García, mostraba su alegría por reabrir su cafetería, Ttoouss Café.

“Pensábamos que íbamos a tener menos gente, pero la clientela está respondiendo”, detalló.

Otro pequeño negocio, el de Carmen Hermoso, propietaria de Sarontontón, en el paseo Milicias de Garachico, también tenía sus cuatro mesas al completo. “Servimos pocos desayunos, nuestros clientes vienen más a la hora del almuerzo, pero hoy la gente está animada”, contaba con una gran sonrisa. “Algunos clientes ya nos han llamado para preguntar el menú y decirnos que venían, espero una buena semana. La pena es la poca capacidad, pero nos tenemos que animar con lo que hay”.

Igual de sorprendido se mostró Rober Dugarte, de Tela Marinera, en la plaza San Francisco, único local que abrió ayer en esa zona. “Abrimos pensando que no íbamos a servir en terraza, solo para la comida a domicilio, pero la gente quiere sentarse fuera, así que sobre la marcha sacamos cuatro mesas”. Confesó estar sorprendido por la respuesta y admitió que lo de ayer fue una improvisación de las que salen bien.

“No teníamos planeado abrir hoy, pero como lo teníamos todo en materia de seguridad y la comida es la misma que hacemos para llevar, nos lanzamos”.

En la avenida de Anaga, solo tres locales se animaron durante la mañana a reabrir sus terrazas. Por la tarde, se sumaron algunos más como La Sureña, dando a la avenida una aspecto de casi normalidad. Aquí también sus propietarios han preferido abrir ya avanzada la semana.

Otras zonas habituales de terrazas como Irineo o La Noria, no notaron tanto la animación que se vivió en la calle. En la primera, solo abrió en la tarde-noche, El Corcho, mientras que La Mordidita arranca mañana con 10 mesas. De momento, el resto no tiene fecha para abrir.

En La Noria, el Bulan y El Lagar abrieron sus terrazas. “La verdad es que la mañana está siendo muy positiva, no esperábamos nada”, explicó su responsable, José Ignacio Mones. “Hoy es el primer día, y durante toda la semana vamos a ver como evoluciona y si podemos ir sacando más personas del ERTE”, añadió.

Frente a estos negocios, el 30% del total de la hostelería de Santa Cruz, otros eligieron el día de ayer para echar el cierre. Es el caso de La Platanera, en la plaza Candelaria. “No he podido alcanzar un acuerdo con la propietaria del local. A pesar de que intenté negociar una rebaja o un aplazamiento hasta que pudiera volver a abrir, se negó. La solidaridad no es su fuerte”, lamentó.

Ampliación

Todos los hosteleros están a la espera de que el Ayuntamiento de Santa Cruz les informe sobre si pueden o no ampliar sus terrazas. Ayer, el Consistorio informaba de que debían solicitar formalmente esa ampliación, respetándose, en todo caso, que el incremento de mesas cumpla con la proporción del 50% entre mesas y superficie disponible, con el consiguiente aumento proporcional del espacio peatonal en el mismo tramo de la vía pública.

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