
La labor invisible de multitud de ciudadanos ha hecho posible que en los peores meses de esta pandemia todo fuera un poco más normal de lo que en realidad ha sido. Los sanitarios son los primeros de una larga lista en la que todos los trabajadores de esos llamados servicios esenciales han permitido seguir con el día a día, sin pararse a pensar demasiado en cómo todo seguía funcionando. También los celadores, las trabajadores de los supermercados, las fuerzas de seguridad, el ejército… Todos, en mayor o menor medida, han tenido su hueco en los medios para contar su labor, su lucha, sus sentimientos. En esa larga lista también están los trabajadores del servicio de recogida de residuos, quizás algo más olvidados. Como ellos mismos reconocen, “puede que no hayamos estado en primera línea de esta lucha, pero sí en la tercera o cuarta, vaciando cada día los contenedores, manteniendo las calles lo más limpias posibles para evitar contagios”. Reconocen que han recibido algo de ese cariño que cada día a las ocho de la tarde desbordaba los balcones, quizá en menor medida, pero igual de reconfortante. DIARIO DE AVISOS ha hablado con tres de estos trabajadores, que desarrollan su labor en la empresa Valoriza, la concesionaria del servicio de limpieza y recogida de residuos de Santa Cruz. Se trata de Adelaida Herrera (conductora), Jonathan Martín (peón) y Pablo Rodríguez (conductor).
Los tres admiten que han notado el cariño de la gente. “Nos hemos encontrado algún mensaje en los contenedores”, cuenta Jonathan. “También en algunos trayectos han sacado a los niños al balcón y nos han aplaudido”, añade Pablo. Adelaida se emocionó mucho cuando, en la calle Robayna, “encontramos los contenedores llenos de mensajes dándonos las gracias, con frases como ‘sin ustedes no somos nadie’. Fue algo muy bonito”.
Cuando se les pregunta si, por el contrario, han notado el rechazo por la labor que hacen, aunque al principio dicen que no, de manera rotunda, luego describen algunas actitudes que los descolocaron en su momento. “Al principio encontrábamos muchas bolsas de basura por fuera de los contenedores, estos estaban vacíos y las bolsas en el suelo”, explica Jonathan. “Creo que había gente con miedo, no se si a nosotros, pero sí a tocar el contenedor, y por eso dejaban la basura por fuera”, añade. Esta actitud, aunque ellos no lo digan, les obliga a entrar en contacto con las bolsas cuando no tendrían porque hacerlo.
Adelaida también narra como al principio de la pandemia una mujer bajaba a dejar la basura cuando ellos pasaban con el camión. “Me había bajado a ayudar a mi compañero y justo en ese momento llegaba la mujer. Me ofrecí a cogerle la bolsa para ponerla en el contenedor y lo que hizo fue dejarla caer al suelo y casi salir corriendo. Reconozco que me chocó mucho. Pero es lo único que me he encontrado”, añade.
Todos explican que han recibido los correspondientes equipos de protección de la empresa. Se refieren a las mascarillas, los guantes, el gel desinfectante, mientras que los compañeros que realizan la labor de desinfección de las calles también tienen los Equipos de Protección Individual (EPI) que proporciona Valoriza. “Llevamos gel desinfectante en el camión y usamos las mascarillas. También se desinfectan los vehículos después de cada servicio”, explica Adelaida.
Cuenta Pablo, el más veterano de los tres, con más de 30 años de servicio, que en su caso conduce un camión de carga lateral. “Como voy solo no tengo que ponerme la mascarilla, que la uso cuando me relaciono con más gente. Por lo general, no tengo que bajarme del camión”, explica. Él es uno de los que ha recibido los aplausos de los niños, “y claro que es muy bonito”, admite.
Cuando se le pregunta a este veterano cómo ha evolucionado el servicio de recogida de basuras, admite que todo ha ido mejorando, sobre todo en lo que al reciclaje se refiere. “Entré como peón con 20 años, y ahora soy conductor. Antes era todo muy manual, los camiones de carga lateral no existían, llegaron en 2006. Ahí me pusieron y ahí sigo desde entonces. Sí es cierto que cada vez se nota más el reciclaje, también porque han puesto más contenedores. Antes solo había los de resto y ahora hay islas completas”. Aún así, añade, “sigo viendo mucho cartón por fuera de los contenedores, y eso me impide usar el camión y me obliga a bajarme”, cuenta Pablo. Lo mismo le ocurre con los enseres. “La gente los deja apoyados contra los contenedores, y entonces yo no puedo engancharlos”, lamenta este veterano que recuerda que hay un servicio de recogida de enseres.
Jonathan es de la misma opinión. Él solo lleva cinco años y trabaja con Adelaida como peón. “En la zona centro que es donde nosotros nos movemos se ve más cartón, y, muchas veces, es cierto que las empresas ni siquiera los doblan para meterlos en los contenedores. Ese es un trabajo que tenemos que hacer nosotros, lo que retrasa un poco todo”. Aún así cree que la gente se ha concienciado mucho con el reciclaje en estos últimos años. “Les falta un empujoncito, pero van avanzando”, cuenta entre risas.
Adelaida lleva 11 años en la empresa y se muestra orgullosa de ser la primera conductora con la que contó el servicio de recogida de basuras de Santa Cruz. “Yo entré a trabajar domingos y festivos como conductora y fue la primera chica en hacerlo, la que rompió el hielo”. Asegura que sus compañeros se lo pusieron fácil, “se han portado muy bien conmigo”, dice. Su trayectoria en la empresa se consolidó cuando la contrataron como peón. “Estuve cuatro años barriendo por las calles del centro, y aprendí muchas cosas”. “En cuanto me dieron la oportunidad -continúa- me preparé y luché por mi plaza y aquí estoy”.
Ella y Jonathan hacen el repaso de la mañana. “Empezamos a las seis de la madrugada, repasando lo que nuestros compañeros de la noche ya han dejado preparado. Recogemos todo el material de los hospitales, los residuos, y lo llevamos al PIRS de Arico, y a la vuelta seguimos por el centro recogiendo lo que veamos”, explica Adelaida. Pablo hace lo mismo en el Suroeste, en El Sobradillo y La Gallega.
Los tres admiten que, como todos, han sentido temor por tener que salir cada día a la calle, pero también que lo hacen con la responsabilidad que saben que su trabajo conlleva. “Encima que está el virus si nosotros no recogemos la basura imagínate lo que pasaría. No somos de primera línea, pero tenemos que estar ahí, hemos salido todos los días, y lo seguiremos haciendo”.