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El programa Ansina para CC: “En época de elecciones se trabaja más”

Héctor, antiguo trabajador de Ideco, empresa pública que gestiona las actividades para los mayores, cuenta 10 años después lo que vivió; se arrepiente de haber ayudado en las ‘Fiestas de la Mortadela’ y de haberse visto en un proyecto “podrido” y “de interés político”
El extrabajador de Ideco ha preferido que no aparezca su rostro, puesto que afirma haber recibido amenazas por contar en redes sociales lo que vivió como miembro del programa Asómate | FRAN PALLERO

Héctor acude puntual a su cita con DIARIO DE AVISOS. Le ha pedido una tila al camarero. Está nervioso. Lleva 10 años sin hablar sobre el programa Ansina “por miedo”, según confiesa. Trabajando para Ideco, la empresa pública encargada de gestionar el proyecto, inicialmente ideado para dinamizar la vida de las personas mayores, conoció a su actual pareja. Es, para él, “lo único” que pudo sacar en positivo de su pertenencia a la plantilla. Echando la vista atrás, solo ve una época en la que “temía” a Coalición Canaria, puesto que “tenía mucho poder en las instituciones”. Ahora, arrepentido de lo que ocurrió, relata lo que vivió entre 2008 y 2010 a este periódico.

Al conocerse que la consejera socialista Marián Franquet quería desmantelar Ansina para, en sustitución, diseñar un conjunto de actividades “más ambicioso” que el incluido en la programación del proyecto, Héctor y su esposa tomaron la decisión de contar su experiencia, decir qué es lo que vieron durante los años en los que formaron parte de lo que se acabó transformando en un “caladero de votos” de CC. De entre sus actividades más famosas, las conocidas como Fiestas de la Mortadela, casi siempre, coincidiendo con periodo pre-electoral.

Todo comenzó en un céntrico bar de Santa Cruz. Allí fue Héctor a tocar, como buen amante de la música canaria, con su timple y su guitarra. “Los jefes de la Unidad de Intervención del Cabildo me conocieron, y al cabo de un tiempo me llamaron para una entrevista”, relata, a la vez que concreta que en ese momento “yo estaba haciendo un curso de Animación Sociocultural en La Laguna”. Posteriormente, cuenta haber ido a la calle Villalba Hervás, antigua sede de un departamento del IASS, para hacer la entrevista, donde le preguntaron “ básicamente, si me consideraba buena persona”. Una vez contestadas las preguntas, le comunicaron que debía pasar un proceso algo más “formal” en el Pabellón Santiago Martín.

Cuando arribó al sitio, a la hora indicada, afirma haberse encontrado a ocho personas, de las cuales dos “ya estaban vinculadas al programa Ansina”, aparte de que, según dice, esas mismas candidatas no estuvieron en la anterior entrevista. Y al terminar el cuestionario a los presentes, afirma que “nos dijeron que no había ningún problema”, que estaban contratados los seis aspirantes originales, dado que “las otras dos personas renunciaron a esas plazas en la entrevista”.

Héctor dice haberse visto seducido por la oferta laboral, puesto que “me ofrecieron un trabajo muy bien remunerado: eran 1.300 euros netos, con dos dobles pagas y seguro dental, y claro, pensé que sería porque el Cabildo funcionaba así y no tenía nada que ver con ningún partido político”. Su cometido era, en el marco de otro de los proyectos gestionados por Ideco llamado Asómate, “organizar a los jóvenes y asociaciones juveniles en los distritos de Ofra”. De los seis empleados, se distribuyeron a uno por distrito -para los cinco que tiene el barrio- más un coordinador del grupo.

Su sorpresa llegó cuando se percató de que, al parecer, era más importante la cantidad que la calidad: “Se nos exigía un número ingente de jóvenes por animador; era una exigencia que teníamos que cumplir para mantener nuestro puesto de trabajo”. Y sin embargo, “no se hizo un análisis de la realidad”. La misión de él y sus compañeros, asegura, se terminó resumiendo en excursiones gratuitas a parques acuáticos y eventos más enfocados al ocio que a la reinserción, la formación o la resolución de conflictos.

De hecho, aclara que “presenté un escrito a mis jefes intentando explicarles que había que cambiar el sistema; no se estaba teniendo en cuenta las necesidades de los jóvenes, sino las necesidades políticas exclusivamente. No se puede hacer un programa de acción social dedicado a un interés político. Entonces se desvirtúa completamente todo el trabajo que estamos haciendo en pro de la gente. Siempre fui como la oveja negra del programa Asómate”. La respuesta fue que “rompieron el papel”.

ANSINA Y LA MORTADELA

Ya el colmo de esa desviación respecto a las funciones para las que fue contratado en un principio dice que tuvo que ver con su participación en las Fiestas de la Mortadela. En una de las reuniones semanales asegura que les dijeron: “Señores, este fin de semana va a tener lugar una fiesta por el Día de Canarias con los mayores en el Recinto Ferial y tienen que echar una mano allí; forma parte de su jornada laboral”. Orden que acató.

“Por la mañana, temprano, llegaba al Recinto Ferial una guagua de mayores físicamente dependientes; cogíamos las sillas, los ayudábamos a bajar, los colocábamos en las mesas de la fiesta y colaborábamos en lo que hiciera falta”, relata sobre actos en los que los líderes nacionalistas cobraban protagonismo, convirtiéndose en un desfile de candidatos. Ello, a pesar de que él trabajaba para Asómate, proyecto primo hermano de Ansina, aunque reconoce que “éramos prácticamente lo mismo; asistíamos a la misma fiesta de Navidad todos juntos y hacíamos los mismos brindis, estábamos coordinados por la misma gente y en las mismas instalaciones”.

Pero lo escabroso llegó en el momento en que, relata Héctor, “me insinuaron, dentro de la Unidad, que me afiliara a Coalición Canaria. Que me afiliara al partido”. Al ser preguntado por este periódico por las presuntas ventajas que, de acuerdo con su versión, argumentaron quienes le dijeron que se uniera a los nacionalistas, asegura que las palabras fueron: “Es conveniente para que mantengas tu puesto de trabajo”. Y admite que “esto no quedó grabado en ningún sitio, pero yo, a nivel personal, puedo decir que me ocurrió”.

AFILIACIÓN POLÍTICA

Una de las consignas de las actuaciones dentro de Ansina y sus programas derivados, según Héctor, era que, tal y como le llegaron a afirmar en alguna ocasión, “en época de elecciones se trabaja más”. “Cuando te dicen eso te das cuenta de que estás metido en una historia en la que no quieres estar. Te están pagando y, bueno, la única arma que tienes es quejarte, decir que no quieres llegar a tanto”, dice.

Y reconoce, con gesto de arrepentimiento, que “cuando estás allí dentro metido te das cuenta de que aquello todo está auspiciado y llevado por ellos, por el partido [CC] y candidatos. Hay cosas que no puedo contar porque no son demostrables, pero yo vi cosas allí que no son correctas de una institución pública en época de elecciones. Entonces, ves que todo gira en torno a ellos, que tus compañeros son afiliados al partido, o lo han sido, porque ahora no se puede decir que lo son; creo que muchos se han quitado la afiliación. Pero han sido candidatos en las listas del Cabildo, en el caso de coordinadores y animadores. Cuando ves tantos candidatos, tantos referentes y tanta afinidad te das cuenta de que allí pasa algo”.

‘BORRARON’ ASÓMATE

Cuestionado sobre su salida del proyecto, explica que la partida presupuestaria correspondiente a Asómate fue eliminada por el Cabildo, y que los seis trabajadores se quedaron en la calle. “Nos dijeron en las reuniones que nos iban a dar las indemnizaciones correspondientes y que luego iban a reenganchar a los que tuvieran hijos”, asevera. En 2010, Héctor tenía dos pequeños. Sin embargo, asegura que nunca le volvieron a llamar, pero sí a “personas que iban en listas de CC”. En cuanto al programa, dice que “lo borraron del mapa”. “Tuvimos que entregar el material, camisas y chaquetas con el logo de Asómate… para que no quedara ningún vestigio de que había existido”, confiesa.

MIEDO AL PODER DE CC

Toda vez que Héctor y su esposa dejaron de pertenecer a Ideco, explica que “decidimos pasar página, dedicarnos a nuestras vidas y no meternos en más historias”. Principalmente, “porque en aquella época Coalición Canaria tenía mucho poder en las instituciones y no queríamos vernos perjudicados, ni nosotros ni los nuestros, porque no teníamos ganas y necesidad de aquello”.

Dice que ahora se ha atrevido a hablar al saltar la polémica en el Cabildo, cuando el grupo de Gobierno PSOE-Cs decide desmantelar Ansina y los nacionalistas defienden con uñas y dientes la permanencia del proyecto. “Para nosotros fue una sorpresa escuchar esta noticia. Nos sorprendimos, pensamos que era indestructible. De hecho, cuando CC pactó con el PP para el Gobierno insular Ansina pasó de Acción Social a Presidencia del Cabildo para que no fuera tocada”, recuerda Héctor.

Y dice no comprender que los trabajadores “empiecen a vender que los pobres mayores se quedan sin atención por parte del Cabildo. Claro, tú escuchas una noticia de ese tipo y crees que la gente tiene que conocer todo lo que ocurrió, lo que pasaba ahí, y que luego cada uno valore”. Sobre sus excompañeros de oficina, dice que “llevan años sosteniendo esta estructura, en mayor o en menor medida; habrá algunos que estarán de acuerdo, habrá otros que no. Y aunque ellos, desgraciadamente, están perdiendo su puesto de trabajo porque llevan 20 o 30 años en una historia, como mínimo, escandalosa, no deberían haber mantenido la situación”. Eso sí, aclara que “ellos no tienen culpa de nada. Los que tienen culpa de esto son la institución del programa Ansina y todo lo que hay por encima”.

Aunque reconoce que el hecho de escribir en redes sociales su relato ha tenido su precio: “Me mandan mensajes, insultos, amenazas”. “Pero cuando sabes que es un programa podrido, que es de interés político, que no es transparente y de acción social auténtico, ahora que está en el candelero queremos que se sepa”, concluye.

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