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Los menores tutelados y su ejemplar cuarentena

Los 400 jóvenes en acogida en Tenerife resistieron al confinamiento con buena actitud, dieron calor telefónico a mayores en soledad y realizaron actividades creativas
Un grupo de jóvenes tutelados juega a la cartas durante el confinamiento en el centro de acogida en el que residen. DA
Un grupo de jóvenes tutelados juega a la cartas durante el confinamiento en el centro de acogida en el que residen. DA
Un grupo de jóvenes tutelados juega a la cartas durante el confinamiento en el centro de acogida en el que residen. DA

Más de 400 jóvenes viven en situación de acogimiento residencial en Tenerife. Se trata de niños y niñas tutelados que, por diferentes causas, son alejados de sus padres y recogidos por el estado en centros de protección dependientes del Cabildo insular. Como el resto de la población, estos jóvenes vivieron en los pasados meses el confinamiento decretado a causa del coronavirus, y, pese a las circunstancias complicadas que muchos han tenido que vivir, resistieron con un comportamiento ejemplar.

Jugar a las cartas, dibujar, apoyar telefónicamente a mayores en soledad, o aumentar la práctica de deportes fueron algunas de las acciones que los menores tutelados realizaron durante el confinamiento. Así lo constataron los técnicos del Cabildo en un informe en el que recogen la conducta de estos niños en los meses en que salir a la calle no estaba permitido.

“Se podía pensar que el confinamiento iba a ser un momento de crisis para estos menores y que la incidencia de conductas desacertadas iba a crecer”, explicó a DIARIO DE AVISOS Ana Elba Herrera, subdirectora de la Unidad de Infancia del Instituto de Atención Social y Sociosanitaria (IASS).

En un centro de La Orotava jugaron a convertirse en obras de arte. DA
En un centro de La Orotava jugaron a convertirse en obras de arte. DA

Al contrario, Herrera relata que lo que realmente se detectó con el informe no fue solo que los jóvenes “respetaron muy bien las normas”, sino que aprovecharon para ser más productivos y participaron en las tareas que el equipo educativo proponía, como la creación de vídeos o la composición de canciones.

De hecho, para hacer frente a la situación, los centros dieron un giro a la metodología habitual y pusieron en marcha una serie de dinámicas y estrategias que fomentaran la participación, la convivencia y la creatividad, además de trabajar valores básicos como la empatía, la solidaridad y el buen trato. Junto a estas prácticas, se reforzó el contacto con las familias, realizando más videollamadas, videoconferencias y conexiones ‘online’.

INTERVENCIÓN

Pese a las especiales circunstancias derivadas de la Covid-19, los servicios de intervención especializada con los menores y sus familias se siguieron prestando, aunque se tuvieron que trasladar a la vía telemática.

En concreto, la consejera insular de Acción Social y directora del IASS, Marián Franquet, contó que durante aquellos meses se “trabajó a plena capacidad” en los centros: “Se realizó un esfuerzo enorme, tanto por parte del personal del Cabildo, de las entidades sociales, como de los 400 menores en situación de desamparo”, narró Franquet.

Cabe recordar que estos jóvenes estuvieron sin contacto directo con sus familias y sin poder realizar sus actividades normales, como ir al colegio, al cine o salir a jugar, “porque debían permanecer confinados en pisos, en muchos casos, con capacidad para 8 o 10 personas”, apuntó Franquet.
Por ello, Ana Elba Herrera comentó que aquel buen comportamiento de los jóvenes debía ser premiado, y así se hizo con una carta de agradecimiento.

El consejo del menor da voz a los usuarios de los centros de acogida. DA
El consejo del menor da voz a los usuarios de los centros de acogida. DA

CONSEJO DEL MENOR

Tenerife es, desde 2018, uno de los pocos lugares de España, junto con Córdoba y Baleares, donde los menores en situación de acogida cuentan con un Consejo de Participación que sirve para dar voz a las propuestas de mejora de los jóvenes.

Este consejo, que cuenta con estatutos propios, se celebra cada dos meses y son los propios chicos y chicas quienes se designan entre sí para formar parte de él. La última vez que se celebró fue durante el estado de alarma y los jóvenes propusieron que la directora del IASS estuviera presente para trasladarle sus propuestas de mejora.

Además de recoger las opiniones de sus miembros y la percepción que la sociedad tiene de ellos, el consejo sirve para generar líneas de trabajo con las que mejorar los estándares de calidad en esta clase de acogimiento.

Así, son los propios menores quienes denuncian los prejuicios que la sociedad tiene: “Piensan que los niños que estamos en centros somos maleducados, y siempre la liamos, pero la realidad es que estamos en los centros por situaciones familiares, por problemas en casa o porque nuestros padres no nos podían cuidar”, cuenta uno de estos jóvenes acogidos en Tenerife.

Otro de estos chicos también insiste en que “no está en un centro de protección por tener mala conducta o por ser agresivo, sino por tener conflictos familiares”. Pasar por el centro, relata, le ha servido para “conocer mi fondo y sentir cosas que nunca había sentido”.

Entre las experiencias que estos jóvenes relatan, está el pánico que sienten durante los primeros días de su acogida, cuando se sienten “solos” y “lejos de la familia”. Sin embargo, transcurrido un tiempo, aseguran “haber aprendido a identificar nuestras emociones y buscar que sean sanas”.

Con el objetivo de que estos chicos vean “que la vida está llena de luz”, en Tenerife 440 profesionales prestan sus servicios en centros de protección. Allí, velan porque los jóvenes tengan una rutina propia y sepan organizarse, “así como a elaborar un futuro, tener una autonomía y poner un pie en el mundo laboral”. Quienes mejor los conocen confirman que “estos chicos tienen las mismas características que los que están en sus casas”.

Con un dibujo, los niños dan las gracias a los santarios en primera línea. DA
Con un dibujo, los niños dan las gracias a los santarios en primera línea. DA

Niños que huyen de países en guerra y quieren ayudar a sus familias

Uno de los cerca de cien menores extranjeros que llegaron sin compañía a Tenerife relata que los niños como él “pueden estar en un centro por varias causas, porque sus países están en guerra, porque no hay trabajo, hay crisis o por intentar conseguir un futuro mejor con el que ayudar a su familia”.

Este mismo chico asegura que estar en el centro “me ha ayudado a integrarme en una cultura nueva, a formarme para conseguir mis objetivos”.

Respecto a los menores extranjeros no acompañados, la consejera insular de Atención Social y directora del IASS, Marián Franquet, expone que “aunque en estos momentos tenemos a 100 menores migrantes en nuestros centros, en el caso de que fuera necesario albergar a más, estamos preparados para hacerlo, aplicando los protocolos de actuación pertinentes”.

Durante esta crisis sanitaria a los menores extranjeros que llegan a la Isla se les aplica a su llegada un protocolo de prevención frente al coronavirus.

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