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Rosa María Aguiar: “Teníamos 900 alumnos sin recursos tecnológicos y en riesgo de exclusión social”

Con una agenda repleta, la rectora de la Universidad de La Laguna ha tenido que dejar un poco de lado en su primer año de mandato la revolución que quería implantar en el seno de la Institución por culpa del coronavirus
Rosa María Aguiar Chinea, rectora de la Universidad de La laguna
Rosa María Aguiar Chinea, rectora de la Universidad de La laguna
Rosa María Aguiar Chinea, rectora de la Universidad de La laguna. Sergio Méndez

Con una agenda repleta, la rectora de la Universidad de La Laguna, Rosa María Aguiar Chinea ha tenido que dejar un poco de lado en su primer año de mandato la revolución que quería implantar en el seno de la Institución por culpa del coronavirus, que ha movido las estructuras de una docencia presencial y la ha adelantado hacia la virtualidad.

-¿Cómo cabe inventariar este curso 2019-2020 que ha estado marcado por la Covid-19?

“Cuando se declaró el estado de alarma la principal instrucción de las autoridades sanitarias fue el confinamiento, y nosotros teníamos que seguir manteniendo la docencia de forma telemática. Los investigadores están acostumbrados a trabajar tecnológicamente y siguieron haciéndolo, excepto aquellos profesionales que tenían que estar presencialmente en sus laboratorios, y afortunadamente a ellos se les permitió volver casi de inmediato. También hay otra labor importante dentro de la ULL, que es la gestión. El viernes éramos el 95% presencial y el lunes siguiente debíamos ser 100% telemáticos”.

-¿Cómo se ha adaptado a esta nueva realidad una institución con estructuras tan rígidas?

“En cuanto a la gestión de la ULL, ese primer fin de semana el personal de infraestructuras tecnológicas se empleó a fondo para que cada trabajador de gestión pudiera acceder desde su casa al pc de su despacho, y se realizaron los manuales respectivos para que supieran hacerlo. Hemos dado un paso abismal en los procedimientos, ya que el pago de facturas que no hacíamos de forma telemática o procedimientos de contratos y proyectos pasamos a hacerlo de forma telemática. Se trata de un proyecto de digitalización que queríamos llevar a cabo con mi equipo y que ahora hay que perfilar”.

-El cambio de la docencia presencial a la virtual ha sido donde la institución ha sufrido más.

“Sin duda, el gran reto para la Universidad fue el cambio docente. Empezamos resolviendo el problema de cómo dar esa docencia, que era presencial y pasarla a virtual. La metodología de nuestra Universidad es presencial y no hacíamos docencia virtual, al pasar de la una a la otra hubo distintas incidencias, la más importante fue salvar la brecha digital, no en el uso de las tecnologías, sino en que muchos de nuestros estudiantes no tenían medios tecnológicos. En este aspecto hicimos una apuesta muy importante, primero y lo más urgente fue atender las necesidades que nos llegaron de los decanos y dotamos a esos alumnos de ordenadores, acceso a la red y webcams. Posteriormente, a través de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) hicimos una encuesta a los más de 20.000 alumnos de La Laguna y, de ellos, 900 nos respondieron que no tenían recursos tecnológicos y, además, estaban en una situación de riesgo de exclusión social. A esos alumnos los llamamos para buscarles una solución. Para ello, hablamos con los cabildos en las islas no capitalinas, que atendieron a las necesidades, y en el caso de los estudiantes de Tenerife y Gran Canaria, trabajamos con diversos ayuntamientos y asociaciones como los Clubs Rotary, que nos ayudaron. Con la alianza de los rectores de todas las Universidades creamos un fondo de la Covid-19 financiado por el Banco Santander con el que hemos proporcionado ordenadores, webcam y conectividad”.

-¿Cómo han adaptado los contenidos a la docencia virtual?

“Para resolver el tema de las metodologías, al ser una Universidad presencial, había que repensar cómo seríamos capaces de pasarnos al lado virtual, pues nuestros títulos están acreditados por una agencia nacional que nos certifica la calidad de nuestros servicios y que nosotros damos unas competencias, porque hacemos enseñanza presencial. Pero gracias a la alianza de la CRUE y del Ministerio de Universidades, las agencias de calidad nos pidieron que hiciéramos una adenda de modificación docente que nos permitió que las agencias nos sigan reconociendo como capaces de dar esas competencias”.

-¿De qué manera han asegurado la evaluación online de toda la comunidad educativa?

“El primer gran reto llegó desde el punto de vista tecnológico, pues nosotros teníamos un solo campus virtual y pasamos a tener 13 campus virtuales y uno en la nube, de tal forma que si se nos caía uno, los otros podían seguir realizando los exámenes y, además, cuadriplicamos la capacidad de nuestros campus virtuales. A 15 días del comienzo de los exámenes hicimos una prueba de estrés al sistema, a través de la alianza, y simulamos que nuestros alumnos entraban simultáneamente a examinarse. Las pruebas pagadas con estos fondos Covid nos dijeron que nuestros sistemas no aguantarían si entraban a la misma hora miles de estudiantes a la vez, y aunque lo habíamos separado por los 12 centros, la entrada simultánea de 800 a 1.200 alumnos era insostenible. Comprobamos dónde fallaba nuestro sistema y dos semanas antes nuestros técnicos trabajaron de 5.00 a 7.00 horas modificando nuestros campus virtuales, porque no podíamos pararlos al seguir dando clases. Gracias a su trabajo resolvimos el problema y, en aquellas asignaturas que podíamos tener más problemas, al monitorizarlas cada día, derivamos nuestro campus virtual a la nube. La ULL no sería capaz de pagar este servicio por sí misma, pero sí gracias al fondo Covid gestionado por la CRUE y el Banco Santander. Por tanto, quiero recalcar el valor de las alianzas, solos no hubiéramos podido salir de esta situación, y todas las universidades juntas hemos dado pasos de gigante y ha sido increíble. Ahora nos faltan los exámenes de julio”.

-¿Qué otros problemas han tenido que afrontar?

“La protección de datos ha sido un quebradero de cabeza, porque nuestros alumnos están en sus casas y teníamos que monitorizarlos durante el examen para ayudarlos, informarles e identificarlos. Hubo un estudio de todos los directores de protección de datos de la CRUE que realizaron un documento donde había que ajustar y hacer corresponder el derecho a la intimidad de estar en su casa, con el derecho de su formación, y cuáles fueron los criterios para formarles y examinarles online en sus casa, en intimidad y de forma tranquila”.

-Tiene importantes retos en las próximas semanas, la primera será abordar una EBAU atípica.

“La EBAU será la única actividad docente que el Ministerio nos permite hacerla presencialmente los días 1, 2, 3 y 4 de julio. Hemos pensado cómo debemos cumplir el distanciamiento físico y evitar las aglomeraciones. Este curso como gran novedad haremos los exámenes en Tenerife no solo en el Campus de Guajara, sino en los de Anchieta y en Adeje, que se suman a las sedes de los centros de La Palma, La Gomera y El Hierro. Me preocupa que los estudiantes estén muy nerviosos, ya que las circunstancias no son las más adecuadas para que puedan realizar las pruebas de la forma más tranquila posible. Estaremos allí para ayudarles y atenderles. Tienen que llegar con tiempo, habrán unas puertas de entrada y otras de salidas, no se les identificará a la entrada del aula, sino que llegarán y se sentarán, para promover el distanciamiento físico”.

Rosa María Aguiar Chinea, rectora de la Universidad de La laguna
Rosa María Aguiar Chinea, rectora de la Universidad de La laguna. Sergio Méndez

-Antes de cerrar el curso están las matrículas y los últimos exámenes de septiembre.

“En julio tenemos la corrección de los exámenes y la publicación de los listados con las calificaciones. Tenemos que estar pendientes a la matriculación de los alumnos que superen la EBAU en esta primera convocatoria. El plazo de preinscripción para los alumnos de primero será el 13 de julio y durante esos días solo les atenderemos a ellos. En septiembre tendremos exámenes, que espero que los podamos hacer de manera presencial, y la convocatoria extraordinaria de la EBAU los días 10, 11 y 12. Posteriormente ,llegará el turno a la matrícula de nuestros alumnos de continuación y los que superen esa EBAU”.

-Y el 5 de octubre dará comienzo el nuevo curso.

“La ULL es presencial y queremos continuar siéndolo, porque es lo que hacemos mejor. Estamos realizando un inventario de todos los espacios que tenemos para organizar las aulas y distribuir a los distintos grupos para poder dar cuanta más actividad presencial mejor. Creo firmemente que la presencialidad nos da mucho valor, el buen profesional no es solo el que tiene buenos conocimientos, sino el que es buena persona, y en la ULL no solo impartimos conocimientos, sino que trasmitimos valores de sostenibilidad, igualdad, justicia social, cultura de la paz y el diálogo de ideas y posturas, y solo se entrena y se consigue si nos relacionamos. Lo que nos exige la pandemia es el distanciamiento físico, pero insistimos en que eso no tiene que ser un distanciamiento social y emocional, por tanto, vamos a recordar al alumnado que tiene que seguir comunicándose, pero a distancia. En la formación es importante la socialización. Cuando se han estudiado los problemas que tienen los estudiantes de primer curso, que son los que menos éxito académico tienen, básicamente fallan por tres criterios: El primero es que llegan con falta de conocimientos, el segundo es que desconocen la dinámica de la Universidad y están perdidos, y el tercer criterio es porque les falta la socialización, es decir tener compañeros entre los que hablar de lo que explicó el profesor, de cuáles son los mejores libros, pasarse apuntes, acudir al laboratorio o a las prácticas. Esas pautas no podemos perderlas si queremos tener éxito académico y trabajar los valores”.

-¿Qué han previsto si en el próximo curso hay que repetir un confinamiento general o por un brote en un centro en concreto?

“Espero que no ocurra, yo optimista por naturaleza, pero la realidad nos puede obligar a confinarnos. Mi colega el rector de la ULPGC, Rafael Robaina, cree que si en esa época nos tenemos que volver a confinar ya no pensaremos en cómo daremos las clases, porque la prioridad será de qué vamos a comer, porque se agravaría una crisis social y económica. Tenemos que estar preparados para acometer si existiera esa necesidad, pero está en nuestras manos que no exista si cumplimos los criterios que nos recomiendan desde Sanidad del lavado de manos, el uso de mascarilla y el distanciamiento físico. En el caso de producirse un brote en un centro, se aislarán a esas personas, y tendremos que trabajar online. En ese caso, el plan B será utilizar la adenda que hemos preparado en este paso de presencial a no presencial”.

-¿Qué harán con esas asignaturas, cursos y alumnos que necesitan prácticas, tanto educativas como formativas?

“Nuestra idea es dárselas. Empezaremos cuanto antes las prácticas de laboratorio. Me preocupan mucho las prácticas de Ciencias de la Salud y, en ese caso he contactado con el director del SCS para coordinarnos y que las prácticas de esas titulaciones comiencen en septiembre pese a que las clases arrancarán en octubre”.

-Esta crisis de la Covid, le ha frenado muchos proyectos, pero le ha beneficiado en otros como el impulso tecnológico. ¿Cómo está la hoja de ruta del equipo de la rectora para cambiar la Universidad, las bases y estructuras? Hay problemas como la edad de los profesores, la consolidación de puestos….

“Ha sido un parón en seco de la hoja de ruta que teníamos propuesta. Y evidentemente, además nos confinaron, se pararon los procedimientos administrativos, e incluso muchos de los trabajos de creación de reglamentos y comunicarlos, se hacen mediante reuniones online no es lo mismo que una reunión presencial, que da la impresión de que sacamos más trabajo. Nos gusta decir que nos hemos dedicado a sacar lo urgente y hemos dejado parado lo importante, pero las circunstancias son estas. Ahora seguimos con lo urgente, pero sin olvidar que tenemos que empezar a abordar temas importantes, a arrancar con ellos y que no nos pare ninguna circunstancia como la que hemos vivido, una circunstancia inédita para que ninguno tenía un guion y ha supuesto mucho trabajo, entre los profesionales, docentes y toda la comunidad de la Universidad. La ULL ha salido reforzada, ha dado buena nota y en la parte de docencia ha sido muy dura, al igual en la investigación pero ha salido bien, y en la parte de gestión, que era una de nuestras debilidades, hemos atendido de una forma más ágil. Nos queda seguir trabajando para volver a nuestra hoja de ruta”.

-Dentro de lo importante, que también es urgente, ¿qué prioridades se han marcado, resolver la situación del personal, las nuevas infraestructuras?

“Abordar la situación del personal. Los tres grandes problemas que tiene la Universidad de La Laguna son los de personal, infraestructuras y gestión. En la última estamos dando nuestros plazos debido a la crisis del coronavirus y, aunque tenemos todavía mucho que trabajar, estamos avanzando de manera satisfactoria, aunque podría estar aún más contenta. El gran hándicap para abordar las nuevas infraestructuras es la financiación económica. Teníamos algunos proyectos que queríamos sacar adelante, pero ahora mismo hemos tenido que dedicar ese dinero a lo urgente, que es la adecuación a la tecnología, la compra de portátiles para nuestros estudiantes con mayores problemas, etc., por lo que las infraestructuras pasan a un segundo lugar. Una clase siempre la podré dar con una gotera en el techo, poniendo un cubo, pero no la podré dar sin profesorado. En este caso, sí me gustaría acometer algunos proyectos como la actualización de mobiliario en diversos centros, sobre todo mesas y sillas. Sabemos que tenemos que invertir fondos en la preparación de las aulas con mamparas, la colocación de geles hidroalcohólicos, la instalación de cámaras en las aulas para que se puedan retransmitir las clases para que los alumnos que no puedan acudir presencialmente puedan seguir la explicación, y eso requerirá un desembolso económico, que debe desviarse de otras actuaciones previstas inicialmente en los presupuestos. Mi gran preocupación es el personal, y ahora mismo es mi prioridad. En este período se han parado los procedimientos administrativos y tenemos que empezar ahora la contratación de personal y ahí es donde incidiremos”.

Una rectora que no quiere que ningún alumno se quede atrás

Rosa Aguiar (Arure, La Gomera, 1966) conoce bien el valor de la educación pública. De hecho, la licenciada en Informática por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (1993) y también doctora en la misma rama por la Universidad de La Laguna (1998) reivindicaba en una reciente entrevista con el diario Público el papel que la enseñanza gratuita ha tenido en su vida: “Mi madre apenas sabía leer y yo soy rectora gracias a la educación pública”. Por eso, con ayudas como las que aporta el Cabildo de Tenerife a alumnos que no pudieron pagar su matrícula, y que ya ha sido solicitada por 2.000 personas, desea que nadie se quede sin acabar este curso por motivos económicos. Pero, sobre todo, su principal preocupación está en lo que ocurrirá el próximo año: “Hago un llamamiento al Gobierno de Canarias para que dote suficientemente las becas para estudiar en la Universidad”, quiso hacer constar.

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