superconfidencial

¡Vravo!

El otro día conté la anécdota del tipo que asistía a un combate de boxeo en la plaza de toros de Santa Cruz y, ante la cuerada que un púgil blanco le propinaba a otro negro, gritó, emulando a Machín: “Fulanito, ¿por qué desprecias su colol”? Conozco varias anécdotas protagonizadas por miembros del respetable, muy graciosas. En cierta ocasión, y durante unos juegos florales en La Orotava, el eximio poeta –no sé por qué todos los poetas tienen que ser eximios, los magistrados señorías y los rectores magníficos, aunque sean unos troncos que pa qué-, digo que al eximio poeta Manuel Castañeda le dio por abusar de la letra uve, que se pronuncia como be, como todo el mundo sabe. Se sube Castañeda a la tarima y larga: “Vivo vibrando de emociones, tal como un revoloteo de gaviotas, al final de este verde Valle de la Orotava”. A lo que un espontáneo se levantó de su silla y gritó, a pleno pulmón: “¡Vravo, Castañeda!”. Se armó tremendo jolgorio hasta el punto de que Manolo tuvo que suspender su recital. Más tarde lo reanudó, ya sin uves inoportunas. Pero nunca fue lo mismo. En cierta ocasión vino la compañía de Tamayo a ofrecer una selección de zarzuelas, festival que organizaba el galeno Felipe Coello Higueras. Y en la pieza, a un acto, de La Gran Vía, con libreto de Felipe Pérez y música de Chueca y Valverde, un tenor/palomo cojo entonó el Caballero de Gracia me llaman, que ya saben ustedes que empieza por: “Caballero de gracia me llaman”, luego una pausa y después “…y efectivamente soy así”. Pues un tío del público esperó pacientemente a la pausa y gritó “¡Maricón!” y al tenor no le quedó otro remedio que confirmarlo: “…y efectivamente soy así”. El Guimerá se vino abajo literalmente. La gente nuestra es muy imaginativa y hace cosas que a mí me hacen mucha gracia. ¡Vravo por los espontáneos!

TE PUEDE INTERESAR