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La izquierda llama a la cohesión interna para no hacer el juego a Coalición

Tanto Podemos como el PSOE tinerfeño se mostrarán vigilantes para que CC “no se cuele por la puerta de atrás” en el Gobierno
Los secretarios generales del PSOE en tenerife, Pedro Martín, y Gran Canaria, Sebastián Franquis. Efe
Los secretarios generales del PSOE en tenerife, Pedro Martín, y Gran Canaria, Sebastián Franquis. Efe
Los secretarios generales del PSOE en tenerife, Pedro Martín, y Gran Canaria, Sebastián Franquis. Efe

Dieron su palabra durante la campaña electoral a la ciudadanía canaria, y esa promesa de sumar esfuerzos para la regeneración democrática de Canarias después de más de cinco lustros con Coalición en el Gobierno autonómico, fue recompensada con no pocos votos, dado que se trataba de una premisa fundamental para sus respectivos proyectos políticos.

Y esa promesa sigue vigente a la hora de tomar decisiones importantes tanto en Podemos como en el PSOE de Tenerife como se ha demostrado en el encontronazo protagonizado por la formación morada al tener conocimiento de que el actual presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, había apostado definitivamente por Conrado Domínguez para la dirección del Servicio Canario de Salud, un cargo que ya había ocupado en la segunda mitad de la legislatura anterior. Es, precisamente, esa etapa la que explica el rechazo de Podemos y los socialistas tinerfeños (y no pocos de otras islas) a la gestión de Domínguez, por cuanto se produjo tras la expulsión del Gobierno de los consejeros socialistas por parte del entonces presidente, Fernando Clavijo (CC).

Como quiera que uno de los principales motivos para aquella crisis fue el cambio radical que el PSOE estaba dando al modelo de los conciertos sanitarios (demasiado favorable a las empresas privadas para los socialistas), la llegada de Domínguez y el consejero José Manuel Baltar se convirtió en uno de los principales objetivos de la tarea opositora de las dos formaciones de izquierdas entre 2017 y 2019.

Por eso no es de extrañar que Torres convenciera ahora a la secretaria general de Podemos en Canarias, Noemí Santana, de que originar una crisis en el actual cuatripartito era como dispararse al pie, dado que facilitaría el trabajo de zapa al que se dedica CC desde que perdió al poder, al que pretende volver por los atajos de las mociones de censura, en vez de esperar al veredicto de la ciudadanía que se dictará dentro de tres años.

Esta tarea de zapa, con el afán de minar al actual Gobierno de progreso, se ha repetido reieradamente en este año y poco más desde que socialistas, Nueva Canarias, Sí Podemos y la Agrupación Socialista Gomera llegaron a un pacto que evidenció el fracaso negociador de Clavijo, atado de pies y manos por sus promesas al número dos del Partido Popular a nivel estatal, Teodoro García Egea, quien es de justicia reconocer que ha tratado muy bien al hoy senador autonómico. Primero, se extendió desde CC el rumor de que NC acabaría tocando en la puerta de Coalición más temprano que tarde, luego, llegó la oferta a un diputado de Ciudadanos al que se ofrecía un alto cargo a cambio de dejar su escaño y así correr la lista, pero Ricardo Fernández de la Puente se negó a este chalaneo. Curiosamente, esta tentativa acabó con un distanciamiento entre CC y el partido de Casimiro Curbelo, quien siempre reconoció su excelente relaciones personales con Clavijo.

reagrupados

Pero si en la formación morada se alarmaron con el regreso de Domínguez, a quien tanto criticó el hoy viceconsejero regional de Cultura, Juan Márquez, en la legislatura anterior, el enfado entre muchos socialistas, sobre todo en Tenerife, ha sido de época, dado que fue al PSOE a quien Clavijo echó con cajas destempladas para volver al reparto habitual del dinero que se destina a la Sanidad.

Para mejor fortuna del socialismo canario (y del Gobierno que preside Torres), este cabreo general llega en uno de los periodos más pacíficos que se recuerdan en la organización tinerfeña, reunificada, tras lustros de guerra civil interna, primero con el congreso que ganó el hoy presidente del Cabildo insular, Pedro Martín, pero aún más cohesionada desde que el isorano logró mejorar notablemente sus relaciones con el único sector que aún era crítico y que se identifica con el senador Pedro Ramos.

Todo eso ayuda mucho a que el PSOE de Tenerife (cuyos dirigentes y militantes ya venían calentitos por el cese de Teresa Cruz) se muestre unido y acepte, como hace Podemos, la compensación de Torres. Esta pasa porque, dado que no se trata obviamente de un conflicto personal con Dominguez, lo que cuenta es que este siga las directrices fijadas por el actual consejero de Sanidad, el socialista majorero Blas Trujillo, situando la línea roja en la política que se aplique a partir de ahora desde el Servicio Canario de Salud. “Si repite lo que hizo cuando estaba con CC, habrá problemas”, vino a resumir una fuente relevante del PSOE tinerfeño.

Lo de Gran Canaria

El nuevo plan de Coalición Canaria para minar al actual Gobierno autonómico pasa por ganarse la confianza del secretario general del PSOE de Gran Canaria y ahora también consejero regional de Obras Públicas, Sebastián Franquis, a cuyo partido le vendría de perlas en clave insular la dinamitación del cuatripartido.

A diferencia de la política tinerfeña, donde CC y PSOE son adversarios acérrimos desde los primeros años 80 del siglo pasado, los socialistas de Gran Canaria ven a los coalicioneros el aliado natural a nivel regional, dada su escasa representación política en aquella Isla. Por el contrario, a Franquis (y es su obligación) le importa y mucho el Cabildo de Gran Canaria, donde NC y Podemos, hoy sus socios de gobierno, no dejan de ser los dos rivales a batir.

Derechización de CC

Como se ha dicho, CC, de la mano de Clavijo, ha girado tanto hacia la derecha que ese es otro de los motivos que explica su histórico desplome institucional del año pasado, dado que dicho viraje se ha traducido en una suerte de unión no oficial con el PP estatal, lo que, por cierto, ya costó a los populares isleños que su entonces líder, Asier Antona, tuviera que dejar su cargo al negase a un acuerdo con los coalicioneros que lo hubiera convertido en una especie de presidente ‘florero’ del Archipiélago.

Esta tendencia conservadora ha perjudicado al proyecto de CC de dos formas. Por una parte, ha perdido su gran baza negociadora, la de ser una bisagra capaz de alternar acuerdos a derecha e izquierda. Vetados en Madrid los pactos PSOE-PP, Coalición solo tenía que esperar la mejor oferta.

Pero el segundo perjuicio es que, por las mismas causas, frena un posible acuerdo con la otra gran formación nacionalista, NC, que se define como progresista. Por eso, cuando Clavijo pidió explicaciones a varios líderes de su partido (entre ellos, el majorero Mario Cabrera; el herreño Narvay Quintero o el grancanario Isaac Godoy) al enterarse, después de haberse celebrado, de un encuentro telemático durante el confinamiento que contó con la presencia de Román Rodríguez, la respuesta que recibió no podía ser otra: “Es que nosotros estamos por la reunificación nacionalista, y tú no, Fernando”.

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