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Objetivo: desestabilizar Canarias

Clavijo (CC) embarca a Casado (PP) en una insólita visita a La Gomera que, en realidad, busca asustar y dividir al PSOE con el fantasma de una improbable censura por la derecha
Pablo Casado y Fernando CLavijo

“Hace mucho frío en la oposición. Los meses pasan y, salvo en Santa Cruz, la gente está fastidiada y el congreso está cada vez más cerca”. Así justificaba un dirigente de Coalición Canaria la enésima maniobra de su actual líder, el hoy senador autonómico Fernando Clavijo, para desestabilizar al actual Gobierno de Canarias, a pesar de que las Islas sufren una crisis sin precedentes con más de 200 muertos por la pandemia de la COVID-19 y un frenazo económico del que aún se desconoce cuánto destruirá del tejido económico y social de las Islas.

Como adelantó reiteradamente El Confidente en DIARIO DE AVISOS, la nueva maniobra del lagunero consiste en convencer a parte del PSOE (especialmente el de Gran Canaria) para reeditar un acuerdo entre socialistas y CC, aunque para ello tendrá que borrar de su memoria cómo el propio Fernando Clavijo, siendo presidente regional, expulsó con malos modos a sus consejeros autonómicos en las navidades de 2016.

Con anterioridad a la actual tentativa hubo otras, como ha ido relatando fielmente DIARIO DE AVISOS. Desde CC se sondeó primero a Nueva Canarias, prácticamente nada más constituirse el cuatripartito que puso punto final a 27 años de gobierno regional de CC con un balance social muy negativo, disparadas las tasas de pobreza en unas Islas que, por el contrario, vivieron los mejores años del turismo.

Como quiera que los de Román Rodríguez no hicieron aprecio, luego se urdió desde CC un extraño juego de sillas con los diputados de Ciudadanos, abortado de momento por uno de ellos, Ricardo Fernández de la Puente, quien se ha negado inicialmente al cambalache. La idea era que Fernández de la Puente dejase su escaño y, al correr la lista, pasara a Teresa Berástegui, hoy viceconsejera de Turismo gracias a la Agrupación Socialista Gomera (ASG) de Casimiro Curbelo. Pero tampoco sonó esa flauta, no.

Ahora le toca a Clavijo llamar a la puerta del PSOE de Gran Canaria, con el hoy consejero de Obras Públicas Sebastián Franquis a la cabeza, deseoso de un acuerdo regional con CC que le libere las manos en el Cabildo de Gran Canaria, donde hoy tiene que apoyar al actual presidente, Antonio Morales (NC), tras un reñido empate electoral que reeditó el acuerdo de socialistas y Nueva Canarias para no perjudicar, precisamente, la conformación del cuatripartito a nivel regional.

Desprecio

Sin duda, esta es la intentona más seria de Clavijo para desestabilizar al Gobierno autonómico (y, por ende, a Canarias) gracias al criterio del socialismo grancanario discrepante de sus compañeros tinerfeños, quienes perciben como traición todo acercamiento a CC, dado que el PSOE de esta Isla se ha cuajado en décadas de encarnizada lucha política con los coalicioneros en un escenario que no se da en Gran Canaria, dada la irrelevancia de los coalicioneros por aquellos lares.

Y Franquis susurra en los oídos de Ángel Víctor Torres la cantinela de Clavijo sobre el peligro de una moción de censura por la derecha que, incluso, ha motivado ya algún discreto encuentro entre el hoy presidente de Canarias y su predecesor en el cargo, como el que tuvieron recientemente en un reservado de Las Palmas de Gran Canaria. Al parecer, mero tanteo, pero significativo.
Y en estas, aparece hoy por las Islas nada menos que el líder nacional del Partido Popular, Pablo Casado, al que han inventado una insólita visita a La Gomera que solo se justifica por el encuentro, fuera de agenda, que tendrá con Curbelo (líder de ASG).

Para comprender este movimiento político de los populares, hay que retornar a las negociaciones que dieron lugar, hace algo más de un año, al cuatripartito Pacto del Progeso y que supusieron un rotundo fracaso negociador del tándem conformado por Clavijo y el número dos del PP estatal, Teodoro García Egea. Entonces, este dúo conservador cometió tres errores de bulto.

El mayor fue de Clavijo, quien no supo apartarse a tiempo para superar el veto nacional de Ciudadanos a pactar con imputados (lo estaba por el caso Grúas). No menos craso fue el desprecio de García Egea por los suyos, a los que quiso imponer un pacto humillante que, sí, les daba la Presidencia, pero vaciada de contenido. El entonces líder del PP isleño, Asier Antona, se negó a ser un títere en manos de Coalición Canaria y, aunque su sucesora, María Australia Navarro, se prestó gustosa, el palmero dejó entrever que no todos sus diputados podían acatar la disciplina de voto. Bastaba con que se opusiera él, dado lo estrecho del margen.

Ahí llegó el tercer error, porque Curbelo fue testigo directo de semejante dislate y, pese a que su excelente relación personal con Clavijo le animaba a pactar con la derecha, pronunció aquella sentencia (“esta gente no es seria”) justo antes de reunirse con Torres y los demás socios y dar su apoyo al hoy cuatripartito.

Más allá de que siempre es buen momento para visitar La Gomera, lo cierto es que la presencia hoy de Casado en la Isla Colombina no tiene más objetivo que ese encuentro con Curbelo, porque ni el PP tiene relevancia política en la Isla ni la atractiva oferta turística de la misma se puede comparar con los colosos cercanos del Sur de Tenerife o de Gran Canaria, ni siquiera con Lanzarote.

En principio estaba previsto que fuera solo García Egea el que viniera a La Gomera, al que aún escuece su fracaso canario de 2019, quien rindiera pleitesía al líder gomero en su casa, pero finalmente se suma en persona Casado, que se embarca en este embrollo cuando atraviesa uno de sus peores momentos políticos, con el terrible escándalo del caso ‘Kitchen’ in crescendo y el no menos clamoroso fracaso de su gran apuesta por Isabel Díaz Ayuso, presa de la negligencia en su gestión de la pandemia en la Comunidad de Madrid.

Aún así, no crean que, por mucho que Clavijo se haya arrimado al PP (hay que decir, en justicia, que algo habrá sacado a cambio), todo un líder nacional del Partido Popular se presta a tan insólito desplazamiento sin conocer lo que el coalicionero anda trajinando con dirigentes del PSOE grancanario.

Viene con todo

No. Casado no viene a ser un tonto útil para Clavijo. En absoluto. Viene plenamente convencido de que será capaz de persuadir a Curbelo para que rompa su acuerdo con Torres y compañía, y hacer presidenta a María Australia Navarro mediante una moción de censura que, en realidad, otorgará la mayor parte del poder a Coalición Canaria, recuperando así el plan que Clavijo y García Egea no supieron coronar con el éxito en 2019. A Casado, el reparto de consejerías le da igual, lo que necesita es clavar la bandera del PP sobre Canarias en el mapa político nacional, y para ello hoy pondrá toda la carne en el asador.

Mientras tanto, el tiempo pasa, y eso no es bueno para Clavijo. Todo lo descrito no ha dejado de pasar del mero politiqueo, y el congreso de Coalición, de por sí ya retrasado, se acerca inexorablemente. Y no es lo mismo llegar al cónclave de los coalicioneros sin más poder que el recuperado en Santa Cruz de Tenerife. Porque, en la oposición, ya saben, hace mucho frío.

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