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Carmen Cabeza: “No me conviene ser comedida en la comedia”

Vive en el barrio de Salamanca. En Santa Cruz, no en Madrid. Doña Cuca es un personaje de Carmen Cabeza que ha creado controversia
Carmen Cabeza, actriz y monologuista. / DIARIO DE AVISOS

Carmen Cabeza, actriz y monologuista. / DIARIO DE AVISOS

Vive en el barrio de Salamanca. En Santa Cruz, no en Madrid. Doña Cuca es un personaje de Carmen Cabeza que ha creado controversia. A pesar de su extravagancia, hay quienes se tragan que existe de verdad. No muestra indicios de flaqueza ante la polémica ni se come las palabras.   

-Humorista, profesora, filóloga, cómica, actriz, madre, esposa [del actor Khaled Kouka], gorda, exalumna del colegio Pureza de María…
“¡Todo eso! Yo soy actriz desde 1992, en la época de la Facultad, y después actué en teatros. En la crisis de 2009 empecé a hacer cosas en los bares y ahí fue cuando comencé a hablar de mí en los monólogos”. 

-Una de las cualidades del humor es la autorrisa
“¡Exacto! Como estoy de jurado en concursos de monólogos, me preguntan mucho por las reglas básicas. Respondo que lo principal es hablar de ti, de situaciones que te tocan de cerca. Y la autocrítica es fundamental, sí”. 

-Eso se premia, ¿no?
“En lo que a mí respecta, el primero lo recibí en un concurso de monólogos teatrales de Santa Cruz con un texto de Darío Fo [actor y escritor de teatro italiano, ganador del Nobel de Literatura de 1997]. La mujer sola la representé en el año 97 y todavía lo sigo haciendo por los pueblos y en los institutos”. 

-Cabe suponer que el sentido de la historia de aquella mujer “repleta de electrodomésticos y ruido pero vacía de libertad” que habla con su vecina desde la ventana sigue vigente…
“Claro, porque este monólogo va sobre el maltrato de género: una mujer que está encerrada en casa y a la que su marido no deja hacer nada. Llegó un momento en el que intenté dejarlo, pero, por desgracia, me ha sido imposible”. 

-Tus distinciones…
“Otros dos premios que tengo son con el monólogo de comedia. En el Regia, el primer año ganó Aarón Gómez y al siguiente me lo llevé yo. Luego, logré el segundo organizado por el Ayuntamiento de Icod. Coincidí con Darío López, que estaba en sus inicios. En aquella ocasión quedó primero Juan Carlos Tacoronte”. 

-¿Qué te empujó a dar el salto al espectáculo?
“De pequeña, en los cumpleaños y tal, me montaba mi escenario para cantar. Aunque soy tímida, cuando hay gente alrededor me crezco. En el colegio interpretaba La de la mochila azul [de Pedrito Fernández] y me acuerdo de que iba detrás de la profesora Isabel con la cantinela. ‘¡Por favor, Carmen, cállate ya!’. El impulso definitivo se produjo cuando estaba estudiando Filología Hispánica en el campus de Guajara. Allí, Pepe el del Toscal me daba clases de Literatura Medieval y me empujó. De ahí, hasta que entré de profesional en la compañía Helena Turbo Teatro. Me vieron actuar en un bar de Santa Cruz que se llamaba Shakespeare y me lo propusieron”. 

-¿Combinas la vocación con la devoción?
“Sí… Bueno, estuve muchísimos años dedicándome solamente al teatro. La carrera la terminé trabajando en una tienda de souvenirs que había en Candelaria, los fines de semana. No hice el CAP [Certificado de Aptitud Profesional], que costaba una pasta. Me puse a dar clases de teatro en colegios, centros de la tercera edad, con el Cabildo, el Ayuntamiento… Por fin, un año, estando en Helena Turbo, escuché que el CAP se podía sacar en una academia, homologada, de La Laguna. Mi madre me lo pagó y entonces podía presentarme a las oposiciones. En 2015 me llamó la Consejería de Educación para sustituciones y en 2018 conseguí la plaza. Ahora mismo ejerzo la docencia en el instituto de Guaza [Arona]”.   

-¿De guasa?
“En serio, no es broma. Son barracones de obra. Me caí en el suelo ese lleno de agujeros y me pegué un taponazo. Por eso estoy de baja”. 

-Por lo que cuentas, a ti te marcó la Pureza…
“Muchísimo. Yo entré de casualidad. En aquella época, las monjas becaban a niñas pobres. Quedaba una plaza, hubo una especie de sorteo, una vecinita cogió un papel y salió mi nombre. No lo pasé muy bien, ¡eh! De hecho, durante bastante tiempo estuve con problemas estomacales por los nervios. Al acabar octavo, mi madre me mandó al Andrés Bello”. 

Carmen Cabeza, actriz y monologuista. / DIARIO DE AVISOS

-Te has quejado de la discriminación hacia las mujeres en los monólogos humorísticos. Por propia experiencia…
“Es una cuestión de costumbres. No lo decía por el público, sino a la hora de contratarte. Una vez que me ven actuar, nunca me he sentido marginada. El problema surge cuando no te dan la oportunidad, como a los hombres. Me ha ocurrido en más de una ocasión. En el Club Náutico, Aarón me puso en el cartel y rechazaron mi presencia. Se arregló y fui. Años después me convocaban a mí directamente. A priori, piensan que una mujer no va a hacer tanta gracia. Hay hombres cómicos que no me gustan y otros que me encantan. Depende”. 

-¿Se te atragantó una comida de empresa?
“Era de abogados”. 

-¿Abobados?
“Letrados. De un bufete. Preferían a un hombre”.  

-¿Una despedida de soltero? O, quizá, la absolución de un acusado de machismo…
“Fue en diciembre. Sería la típica fiesta de Navidad”.  

-¿Conviene ser comedida en la comedia?
“Si quieres causar pena en lugar de provocar risa, sí. Lo he comprobado: no me conviene”.  

-Lo de rellenar carteles va mucho contigo…
Los relleno de dos maneras:  como mujer, para callarnos la boca, y con mi foto [risa]”. 

-¿Qué es lo más gordo que te ha ocurrido?
“Que los niños se metan conmigo por gorda”. 

-¿Y lo que más te pesa?
“El culo [carcajada]. Y la barriga. No haber hecho más caso a mi madre sobre lo de la salud”. 

Carmen Cabeza, actriz y monologuista. / DIARIO DE AVISOS

Carmen de Coimbra y Acevedo Núñez de Balboa, doña Cuca. / DIARIO DE AVISOS
Doña Cuca. / DA

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