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Jorge Galván: “Ante lo absurdo, te agarras a la tabla de salvación de la risa”

El Supositorio se funde con el calor del público por la vía recta
Jorge Galván, componente de El Supositorio. / DA

Jorge Galván, humorista y guionista. / DA

El 1 de diciembre de 2006 estrenaron un corto para-anormal y en 2014 se pusieron en cuarentena. El Supositorio se desliza por las oscuras entrañas de la realidad a la velocidad de la luz de la actualidad. Jorge Galván es guionista de televisión desde hace unos catorce años. Ahora, en Ríete tú 

-Atención, pregunta: ¿El Supositorio se funde con el calor del público por la vía recta?
[Risas] “Esa siempre ha sido nuestra intención: fundirnos con el público y por la vía más recta posible”. 

-¿Cómo fue la entrada en el mundo del espectáculo? ¿Por la puerta de atrás?
“Más o menos. Nosotros éramos, casi todos, los machangos de la clase, entre comillas. Y, por lo que hacíamos en familia, se veía el andar de la perrita. Luego resultó que, un día, un amigo de Paco Efegé le propone realizar un programa de radio en una emisora con una cobertura muy limitada, que era Radio Unión Tenerife. Le sugerí hacer un programa de humor y ahí nos metimos los cinco. Antonio Curbelo nos concedió libertad absoluta para decir lo que nos diera la gana”. 

-¿Recuerdas qué audiencia tuvieron en aquella etapa?
“¡Qué va! No creo que se pudiera medir. Sé que mi mujer lo oía algunas veces, cuando estaba con el coche cerca. Se escuchaba en la Tres de Mayo y la señal se perdía en la refinería. Aparte de ser un comienzo, lo más importante es que la experiencia nos enseñó muchas cosas. Fue una escuela. Seguimos agradecidos a Antonio Curbelo y permanecemos en contacto”.   

-¿La creatividad se inspira en la curiosidad? 
“Se inspira en la realidad y la curiosidad es el vehículo en el que va. Ese axioma de que la realidad supera a la ficción es una verdad como un templo”. 

-¿Situaciones en la vida real te han llevado a dudar si eran bromas de cámara oculta?
“Me sucede a menudo. Hay ocasiones en las que te ocurren situaciones y te ríes porque la estructura es la de un sketch. Frecuentemente, cuando te está pasando no tiene gracia y se la encuentras en la distancia”. 

-¿La corrección política es una provocación?
“Siempre ha existido una cierta corrección que había que romper. Hoy en día, es por rachas. Ha cambiado la dirección del origen. Históricamente solía proceder de ámbitos conservadores de la sociedad o de influencias de áreas de poder. Eso se ha generalizado. Ha degenerado. Si yo escucho la radio y no me gusta la canción, lo que hago es cambiar de emisora. Otros piden que la cierren”.  

-¿Un problema de mentalidad o una patología mental?
“¡Una aberración! Cuando nos pasamos de correctos, somos más papistas que el papa”. 

-En esas circunstancias, el humor actúa como una válvula de escape…
“El humor es una necesidad humana. En el fondo, tenemos la conciencia de que la vida es absurda y te agarras a la tabla de salvación de la risa”. 

-Como el oxígeno…
“¡Exactamente! Un orador de Estados Unidos [Henry Ward Beecher, 1813-1887] afirmaba que una persona sin humor era como un carruaje sin suspensión: sufrirá en cada bache del camino. Estoy de acuerdo. No le faltaba razón”. 

-¿En el gremio se han instaurado tribunales de la moralidad?
“Entre los profesionales, los colegas humoristas, no lo noto.  Ciertamente, en cada uno de nosotros se activa un censor interior que nos avisa: ‘¡Ojo, de esto no!’. Claro, no es lo mismo reírte de la víctima que del verdugo. Lejos de que alguien haya pretendido imponer una línea, que no me consta, individualmente se fijan unas coordenadas para no ofender. Desde fuera, en el entorno, sí. Pero, más que por el humor como tal, por un colectivo concreto”. 

-La autocrítica constituye una característica de la inteligencia, ¿no?
“¡Correcto! El humor es una muestra de inteligencia”.  

El Supositorio. / DA
El Supositorio. / DA

-En 2014 estrenaron En cuarentena. ¿Visionarios?
“Pues, sí [carcajada]. Nos referíamos a la edad y con el tiempo acabamos siendo proféticos, como Los Simpson”.   

-A esa serie se le atribuyen profecías que en realidad son coincidencias o pronósticos…
“Tropecientos años en antena cunden bastante. Cualquier cosa que suceda en la realidad ellos ya lo han hecho en la ficción. Aquí es al revés”. 

-¿Cuál ha sido la evolución del grupo desde entonces hasta el confinamiento de 2020?
“Al principio fuimos aprendiendo y, transcurridos unos años, la estructura se mantiene, la forma de crear no ha variado en lo sustancial… Hemos madurado. Conocemos lo que nos gusta y cómo ejecutarlo. Como no vivimos de esto, nuestras aspiraciones se centran en divertirnos con lo que nos apetece”.  

-No han doblegado la curva…
“Nos hemos guiado por la constancia. Somos más puntillosos, eso sí”.  

-¿Qué rollos se oyen en el sótano?
[Risa evocativa] “Eso fue un día que vino Jose Ramallo y dijo: ‘Vi en una casa abandonada del Puerto de la Cruz una pintada que me encantó: en el sótano se oyen rollos, no vayan’. Se convirtió en un sketch y, después, en un cortometraje”. 

-¿Averiguaron lo que había? 
Jose bajó y no oyó rollos. Pero, si la pintada lo decía, algo tuvo que pasar. También nos sirvió para situar un personaje, un parapsicólogo, en el pueblo imaginario de Chigüesque”. 

-¿Lo de ser guionista surgió por generación espontánea?
“Yo trabajaba de administrativo y, a raíz del Supositorio, me dediqué a escribir. Jose Ramallo me empujó y Sergio Hernández [Televisión Canaria] me brindó una oportunidad”. 

-¿iPapel es una aplicación para autorretretes?
“Sí, jajaja…”.  

-Una parodia para cagarse de risa…
“Para los momentos en los que te quedas sin papel. Coges el móvil y eliges la textura”. 

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