El Gobierno federal de Estados Unidos no tomará una decisión sobre su posible entrada en el consorcio internacional que promueve la instalación del Telescopio de Treinta Metros (TMT por sus siglas en inglés) hasta dentro de, al menos, seis meses. Así lo apuntan a DIARIO DE AVISOS fuentes próximas a los promotores del proyecto, que destacan el hecho de que la próxima reunión del comité de directores del aparato está planificada para la primavera de 2021; un encuentro en el que se pondrán sobre la mesa las dos opciones con las que cuentan para su ubicación: Hawái o La Palma.
En la isla pacífica se siguen produciendo manifestaciones de la comunidad nativa contra la construcción del telescopio en el monte de Mauna Kea, enclave que consideran “sagrado” según sus creencias. Ya en declaraciones al DIARIO, una de las líderes más destacadas de los denominados colectivos Kia‘i, Noe Noe Wong-Wilson, adelantaba que “no hay nada que negociar” en lo referente a su cultura y el valor patrimonial que, sostienen, posee la montaña donde se pretende colocar el que será el instrumento más potente y avanzado del planeta.
Por otro lado, el municipio de Puntagorda, en la Isla Bonita, emitió en noviembre del año pasado las licencias pertinentes que posibilitan iniciar las obras de construcción del TMT, en caso de que el consorcio decidiera optar por el plan alternativo a Hawái. Unos permisos que, a priori, desde el punto de vista operativo, pueden acercar el gigante de la astronomía a Canarias, si bien una parte importante de la ecuación es la financiación de la iniciativa, vistas las posiciones adoptadas por países como Canadá y Japón, que ya han anunciado que, si se renuncia a la opción A, dejarán de aportar los fondos previstos.
No es menos reseñable que las labores de construcción llevan varios años de retraso con respecto a los planes iniciales. En 2014 arrancaron los trabajos en Mauna Kea, pero las concentraciones de detractores paralizaron el transporte de material a la cumbre de la montaña. Y existen otros proyectos similares, por lo que el consorcio no puede permitirse dilatar mucho más en el tiempo la instalación. De lo contrario, corre el riesgo de que el TMT se quede obsoleto.
Ese sería uno de los factores a los que puede aferrarse Canarias para forzar la toma de una decisión que le favorezca. No obstante, si en la próxima reunión del consorcio se concluye que es mejor esperar por la respuesta de la Administración Biden, es posible que, o bien se acabe desechando el proyecto, o se aleje, poco a poco, la voluntad de enclavarlo en La Palma.