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Ni la pandemia puede con Michelle

La plusmarquista del CN Midayu es la primera deportista canaria en clasificarse para los próximos Juegos; pese a todo, la falta de apoyos públicos y privados pone en situación crítica su preparación
Michelle Alonso, del CN Midayu SERGIO MÉNDEZ

No puede dejar de ser noticia. Tampoco pasar desapercibido. Michelle Alonso logró el pasado sábado su clasificación para los próximos Juegos Paralímpicos de Tokio. La historia se repite. Pero también se mantienen las penurias a la hora de entrenar por culpa del poco apoyo recibido. Una de las deportistas más grandes de Canarias compite en inferioridad de condiciones con el resto. Algo inexplicable.
No ha sido sencillo estar en la cita de Japón. “Ha sido complicado, muy complicado”, reconoce José Luis Guadalupe, Guada, entrenador y mentor de Alonso. La pandemia llegó justo cuando se preparaban para la cita japonesa, por lo que fue un parón que se agravó con el confinamiento: “Psicológicamente no fue fácil, por la rutina, porque tenía que entrenar en casa sola mientras le mandábamos vídeos, pero, claro, pese a poder hacerlo con una máquina específica nunca es lo mismo, porque no tienes las sensaciones del agua”.
Para ella no fue menos complicado. Al principio, según dice, lo asumía “bien”, pero el paso de los días complicó todo: “Era muy repetitivo, de mi cuarto a la sala, de la sala a mi cuarto y sin poder salir. Un día me derrumbé, me puse a llorar, harta de todo. Echaba de menos el agua”.
Además, pocos lo saben, pero había un problema añadido para ella. “Michelle llevaba más de un año con una crisis asmática, por lo que jugábamos con fuego si queríamos viajar para lograr la marca, por eso decidimos hacer aquí la prueba”, admite Guada, que tuvo que sortear, junto al CN Midayu, numerosas dificultades económicas: “Lo consultamos, se le dio registro de entrada a la Concejalía de Deportes de Santa Cruz, se le pidió presupuesto a la Federación Española y lo hicimos solo para los deportistas del Plan ADO por el coste que tenía. Estamos pasando penas, porque esto cuesta entre 2.000 y 3.000 euros, que logramos gracias a Metro Tenerife y a la ayuda de otros clubes, que nos dieron el dinero. No tenemos casi apoyos”.
La recompensa, algo que admite con una sonrisa, era “una hamburguesa” que no comía “desde hacía muchos meses”, debido a su exigente preparación: “Fue como descansar, acabar logrando el objetivo”.

Penurias económicas

Lo de Michelle es un milagro, forjado desde el Midayu, teniendo que hacer artesanía para intentar competir con nadadoras de países donde la natación adaptada posee los mismos medios que la convencional.
“Entrenamos y, por lo tanto, competimos en desigualdad con el resto”, destaca Guada, algo cansado de tener que reiterar este tipo de llamamientos: “Michelle va a necesitar pagarse el año que viene algunos viajes que no cubren las federaciones para preparar los Juegos. Las instituciones te pagan posteriormente, en proporción al lugar al que vayas, y no viaja ella sola, sino que tiene que ir con su cuerpo técnico, por lo que es muy costoso. El Hospital San Juan de Dios nos ayuda y nos proporciona todo lo que tiene que ver con los controles y las pruebas médicas, pero 2021 será complicado”.
Cuesta entender que un club con una de las mejoras nadadoras del mundo tenga que suplicar apoyos, pero es así: “Sabemos que el momento es duro, pero tenemos siempre esa sensación de que Michelle solo está para la foto. Nos gustaría que institucionalmente, sabiendo que son nadadores de alto rendimiento, pudieran tener una ayuda económica para esa preparación. Nos gustaría que el Ayuntamiento de Santa Cruz se implicara, porque con las instalaciones estamos contentos con la Acidalio Lorenzo, agradezco a este grupo de Gobierno y al anterior, al que sea, que esté a punto, pero necesitamos más, necesitamos esa ayuda”.
También lo solicita a Cabildo y Gobierno de Canarias, porque, a veces, hasta tener un lugar idóneo para entrenar es difícil. “Nos ejercitamos en la Casa Cuna, pero las restricciones son tantas que no se adaptan al nivel competitivo que necesitamos. Es todo muy complicado”, asegura Guada, que sigue forjando con Michelle este milagro deportivo.

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