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“Ver este espectáculo es una ocasión magnífica para ofenderse o partirse de risa”

El grupo canario de humor El Supositorio estrena nuevo 'show', los días 27 y 28 de noviembre, en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife
‘El Supositorio presenta una nueva anormalidad’ se estrena el 27 y 28 de noviembre en el Teatro Guimerá. / DA

Han pasado tres años del estreno del último espectáculo de El Supositorio. Y las circunstancias -que siempre han estado ahí, pero quizás ahora somos un poco más conscientes de su presencia- hacen que este año tan atípico Domingo Efegé, José Juan Ramallo, Jorge Galván, Conrado Flores y Paco Efegé se suban a un escenario con una propuesta inédita: El Supositorio presenta una nueva anormalidad. Será una doble cita, el 27 y el 28 de noviembre (20.30 horas), en el Teatro Guimerá de la capital tinerfeña, dos funciones políticamente incorrectas y “para partirse el culo de la risa”, que de eso, en definitiva, se trata.

-Estrenan espectáculo después de tres años. ¿Se piensan mucho las cosas o el tiempo ha pasado volando?
Conrado Flores: “El tiempo siempre vuela, pero cada año esa velocidad acojona un poco más. Cada miembro del grupo tiene distintas inquietudes y desarrolla diversas actividades por separado. Después de nuestro anterior show nos pusimos a atender los calderos que cada uno tenía al fuego. Mi hijo David, que tiene un año, fue uno de ellos. Su nacimiento y mi vasectomía fueron acontecimientos muy celebrados. En 2017 José Ramallo coescribió y produjo la película Apocalipsis Voodoo, dirigida por nuestro admirado amigo Vasni Ramos, que se puede ver en Movistar + y en un puñado de países en plataformas como Amazon Prime. No obstante, estábamos convencidos de que, a pesar de las dificultades, en 2020 teníamos que estrenar un show. Y aquí estamos con una nueva anormalidad.

-En un tiempo tan extraño como este llevan al Guimerá nuevo espectáculo. Sin ponernos demasiado serios, ¿hacer humor hoy es igual de necesario que siempre, tan complicado como hacer malabares sobre un alambre o debería ser un servicio público subvencionado?
“C. F.: “Es difícil no ponerse serio. La cosa se ha puesto muy chunga porque, en aras de no herir sensibilidades, le hemos dado voz a personas que piensan que lo que les incomoda debería estar prohibido. Eso es incompatible con la libertad de expresión y determinadas denuncias en ese sentido tienen el recorrido que deben: ninguno. Olvidamos que muchas comedias del Siglo de Oro, que tratan con sátira e ironía los asuntos más serios, están escritas por algunos de los mayores genios de la literatura española. Parece que se hubiera olvidado que solo se hace humor de las cosas serias. A mí pueden no gustarme los chistes sobre cojos porque mi padre tiene cojera, pero de ahí a querer prohibirlos o censurar a un artista porque ofenden a un colectivo me parece una soberana estupidez. En este show no escapan ni veganos, ni animalistas, ni adictos al móvil, ni machistas, ni feministas, ni el reguetón, ni las pseudociencias, así que puede ser un lugar magnífico donde ir a ofenderse o a partirse de la risa”.

“Por muy jodido que se lo pongamos, es inútil poner límites al humor, y es maravilloso que así sea”

-¿De qué manera se ha vivido en Chigüesque todo esto de la pandemia, el confinamiento, las medidas sanitarias de seguridad…?
José Juan Ramallo: “Nuestro ilustrísimo señor alcalde, don Eustaquio Parcelas Jr., al que Dios le mantenga las gónadas y el tabique intactos, confinó el municipio dos semanas antes que en el resto de España por si el 8 de marzo, Día de la Mujer, a la oposición se le ocurría montar una batucada, algo también muy típico del pueblo, y con lo que él no concuerda en absoluto; no solo con la oposición, tampoco con ninguna idea mínimamente feminista. De todos modos, solo hubo un caso en el confinamiento: Agustín el Colorao, que como es pelirrojo, anatema en el pueblo, tenía todas las papeletas para cogerlo, aunque eso no lo libró de que lo lanzáramos al mar desde el acantilado en el que cada 31 de mayo se conmemora la defensa que hizo la villa ante el ataque del pirata holandés Dick Van Huydonk VIII, el Colorao. Después de la desescalada, que aquí tuvo ocho fases, nadie sabe muy bien por qué, y para reforzar el centro de salud, el ilustrísimo señor alcalde contrató varias enfermeras, lo que pasa es que una es ucraniana, otra húngara y la última eslovena, y como no hablan español nadie las entiende y acabaron directamente al servicio del ilustrísimo en su casa-castillo”.

-Definen El Supositorio presenta una nueva anormalidad como una propuesta el 80% políticamente incorrecta y el 100% para partirse el culo. ¿Cómo se reparten el trabajo cuando crean un nuevo show?
J. J. R.: “Este nuevo show se trajo los problemas con él. Tenemos una manera de crear muy comunitaria. A partir de una idea escribimos una pequeña estructura y luego montamos una improvisación en la que todo comienza a coger forma de manera orgánica. Todos estamos metidos en el sketch y todos vamos aportando: líneas de diálogo, chistes, acciones físicas. Al comenzar el confinamiento eso se hizo imposible, así que nos pusimos como tarea escribir al menos diez guiones, dos por cabeza, con diálogos simples y una premisa cómica clara que poder luego desarrollar en grupo. De los diez guiones solo sobrevivieron cuatro, que fueron machacados y reescritos en diferentes improvisaciones y que han ido cogiendo vida propia hasta, probablemente, el día antes del estreno”.

“Tenemos una manera de crear muy comunitaria: nos metemos todos en el ‘sketch’ y todos vamos aportando”

-¿Es habitual que entre esas ideas y el resultado final cualquier parecido sea coincidencia?
Jorge Galván: “Depende de la idea original. Algunas veces uno de los miembros del grupo ha propuesto una idea, una situación o un sketch y después, a la hora de trabajarlo, hemos hecho pocos cambios; otras, por el contrario, sí que cambia radicalmente. Lo normal es que comencemos con un punto de partida que nos gusta y nos hace mucha gracia a todos. Algunas veces la idea está muy detallada o desarrollada, otras es solo un esbozo, y partir de ese arranque nos ponemos a trabajar y, claro, siempre se va enriqueciendo poco a poco. En nuestro cajón de las ideas hay algunas cositas pendientes, unas por desarrollar y otras incluso escritas completamente, que no terminan de ver la luz. Creemos que son buenas ideas, pero si se quedan en la nevera es porque hay otras mejores para meter en el horno. Somos un grupo de humoristas muy de guion y con la edad nos estamos haciendo cada vez más exigentes con nosotros mismos en este aspecto”.

El Supositorio cumple 18 años de trayectoria humorística. / DA

-¿Es complicado que se pongan de acuerdo o comparten un mismo sentido del humor?
J. G.: “A grandes rasgos compartimos un mismo sentido del humor, aunque cada uno tiene una visión particular. Hay quien tira más por el surrealismo, el esperpento, el humor negro o los juegos de palabras. Somos muy afortunados como artistas, tenemos cinco cerebros en el grupo y a la hora de crear se nota mucho el aporte de ideas y soluciones a los problemas que nos vamos encontrando. También tenemos suerte en que creemos los unos en los otros, por eso te fías mucho del compañero cuando te dice que algo funciona mejor de una manera o de otra. Al escenificar los guiones nos dirigimos a nosotros y hemos aprendido a dirigir a los compañeros y a dejarnos dirigir por ellos”.

“Como es de esperar en señores de unos 50 tacos, en el ‘show’ hay cero tapujos, mucha mala uva y poca vergüenza”

-¿Qué pueden contar de esta nueva experiencia sin hacer spoiler?
Domingo Efegé: “No creemos desvelar nada diciendo que ofrecemos a nuestro público una sucesión de disparatados nuevos sketches, en los que nos hemos currado la mayor concentración de gags posibles en los 90 minutos que dura el espectáculo. Eso sí, muy poca vergüenza, cero tapujos y bastante mala uva. Como es de esperar en señores de unos 50 tacos que vamos teniendo ya”.

-¿Cada vez tenemos la piel más fina y es más difícil hacer humor porque siempre hay alguien que se puede sentir ofendido?
D. E.: “Todo lo contrario. La trascendencia que suscita en la gente la cuestión que planteas es cada vez menor, y por muchos hitos que han elevado el debate en nuestra reciente historia, se trata de algo coyuntural, pues la gran mayoría estaremos siempre más a favor de la libertad creativa que de cualquier tipo de censura. Poner límites al humor es una empresa inútil. Cualesquiera que sean las normas de corrección política, o incluso jurídicas, a las que lo sometamos en aras de salvaguardar sentimientos, sensibilidades o lo que sea, el humor encontrará siempre por dónde salir, por dónde escapar y recordarnos a carcajadas que la risa no es patrimonio de nadie en exclusiva y sí lo es de todos. Cual hierbajo tozudo que asoma en la grieta más inverosímil de una calzada transitada se abrirá camino y verá la luz, por muy jodido que se lo pongamos. Y es maravilloso que así sea”.

-¿Y a ustedes, al echar un vistazo al panorama, qué es lo que no les hace ninguna gracia?
Paco Efegé: “Como a cualquier persona, son muchas las cosas que no nos hacen puñetera gracia, pero somos un grupo de humor, que nadie se olvide de eso. Demos por ello un respiro al ávido lector de su periódico, que a buen seguro ha llegado con esfuerzo hasta las páginas de Cultura empachado de esta complicada realidad. No queremos contribuir a que abandone su lectura faltando tan pocas páginas para el horóscopo”.

El grupo canario de humor presenta un ‘show’ políticamente incorrecto con el que pretende que el público se parta de risa. / DA

-Cumplen 18 años como grupo. ¿Han cambiado mucho las cosas en El Supositorio desde esa primera vez que se subieron a un escenario?
P. E.: “El humor, como cualquier proyecto o inquietud que genera vocación, no tiene límites en su desarrollo más allá de lo que la propia existencia de cada cual le pueda llegar a alcanzar en su periplo terrenal. Nosotros, permítame el símil, tenemos la suerte de llevar 18 años juntos cosechando y embotellando nuestro propio producto, y creemos que esa experiencia nos hace por un lado ser cada vez más exigentes con nuestras propuestas, y por otro estar más satisfechos con el resultado. Deseosos estamos de que llegue la fecha del estreno y poder descorchar nuestra última botella y que ustedes la puedan disfrutar. Y sin duda que hubiera valido nuestra denominación de origen, El Supositorio, para ilustrar todo lo anterior, pero el resultado sería sin duda menos romántico y decoroso”.

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