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La mascarilla y el gel desplazan al móvil de la mesa de Navidad

Las normas aprobadas por la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias establece un máximo de 6 personas en torno a la mesa, salvo que se trate de convivientes
La mascarilla y el gel desplazan al móvil de la mesa de Navidad
La mascarilla y el gel desplazan al móvil de la mesa de Navidad

Usar mascarilla, respetar la distancia, abrir ventanas y nada de compartir en bandejas, algunas claves para celebrar las fiestas con más seguridad frente a la COVID-19 ¿A qué lado de la mesa colocamos el teléfono móvil, a la izquierda o a la derecha? Medio en serio, medio en broma, este era uno de los aspectos más debatidos -hace unos siete años- a la hora de organizar y decorar la mesa para la cena de Nochebuena o la comida de Navidad. Este año, el gel hidroalcohólico y la mascarilla han desplazado al teléfono de la mesa y las bromas se centran en a qué cuñado dejamos fuera de la celebración o cuántos pastorcillos podemos colocar en el portal de Belén.

Bromas aparte, las normas aprobadas por la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias establece un máximo de 6 personas en torno a la mesa, salvo que se trate de convivientes, no cuentan los niños menores de seis años y un máximo de tres unidades familiares.

Gel

El gel hidroalcohólico cobra protagonismo en la mesa para tenerlo a mano y mantener una higiene adecuada de manos y hay que despedirse de las servilletas de tela de la mantelería de hilo para ocasiones solemnes, mejor servilletas de papel con adornos navideños para no restar importancia a la celebración. Y nada de dejar la mascarilla en la mesa, guardarla en un sobre o en el bolsillo de la chaqueta es mejor opción y solo desprenderse de ella cuando empecemos a comer y a beber.

Otra recomendación es celebrar los encuentros o comidas al aire libre -en caso de disponer de chalé con jardín o terraza amplia- o bien con las ventanas y puertas abiertas el mayor tiempo posible, una recomendación que se antoja complicada, por ejemplo, para los que residan en La Laguna o La Orotava, salvo que quieran dar buena cuenta de los langostinos con el abrigo y el gorro puesto.

Cocinillas

El cocinillas de la familia tiene este año un reto extra, además de conseguir que la comida quede rica: elaborar los platos con la mascarilla puesta para minimizar las posibilidades de un contagio. Si no hay consenso o un voluntarioso cuñado, se puede recurrir a un sorteo para elegir al responsable COVID de la cena o el almuerzo porque no es recomendable el trasiego de familiares entre la cocina y el salón y que estemos levantándonos de la mesa a cada rato. Todos sentados y al que le toque es el que sirve los platos.

Y hablando se servir, se escapa una de las pocas oportunidades para lucir las bandejas, las fuentes, las salseras, los platos para guarniciones y la sopera de la vajilla de los días especiales. Nada de compartir de un mismo recipiente, todo debe ser servido de forma individual, así que habrá que tirar de platos y boles y si me apuran, hasta utilizar más de una vajilla…

Y antes de meterse en faena, es bueno tener algunas mascarillas de repuesto por si alguien se despista, la mancha o la rompe, y el omnipresente gel hidroalcohólico. Y a pesar de las fechas y del espíritu navideño, nada de abrazos y achuchones en cuanto nos veamos, lo que se recomienda este año es mantener la distancia, incluso sentados en torno a una mesa.

El restaurante, en casa

No hace muchos años tal día como hoy, pasadas las alegrías y las decepciones del sorteo de la Lotería Nacional, las madres y abuelas de la casa se disponían a comenzar a preparar la cena de Navidad. Compra de los alimentos, despiezar los animales, limpiarlos debidamente, marinarlos y luego, probablemente, cocciones largas que consumían muchas horas frente al calor de los fogones. Un gran esfuerzo para luego ver cómo los alimentos desaparecían del plato en pocos minutos. Todo este panorama ha cambiado mucho en los últimos tiempos y con la pandemia de la COVID-19 mucho más.

La restauración, y más aún en Tenerife, ha tenido que dar un giro inmenso a su oferta. El cierre de los comedores interiores, la limitación de los aforos, y el toque de queda no ha vencido al sector que ha consolidado las opciones de llevar comida a tu casa (delivery) o recogerla en el restaurante (take away). Y de ese esfuerzo ha salido una oferta diversificada que cubre cualquier deseo humano de saciar el apetito. Ensaladillas, costillas con papas, bacalaos encebollados o al pil pil, pollo asado, jarretes de ternera, chuletas de waygu o de vaca canaria, pierna de cordero, tartar de salmón o aguacate, sushi, tacos, nachos, ceviches, ramen ……. Cualquier plato que se imagine. Y es que la restauración tiene claro que si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma

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