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La sonda china Chang’e 5, a punto para enfrentarse al momento crítico de su misión

Tras completar con éxito el alunizaje, la recogida de muestras y el despegue de la etapa de ascenso, hoy tendrá lugar la maniobra más delicada: su acoplamiento con el segmento orbital
Fotografía del brazo robótico de recogida de muestras en la que pueden apreciarse las marcas dejadas en la superficie por la extracción de material. CNSA

El pasado día 1, medios de comunicación de todo el mundo se hacían eco del exitoso alunizaje de la sonda Chang’e 5 de la CNSA (la agencia espacial china), en un amplio ejercicio de cobertura poco habitual en las misiones del país asiático. La importancia de la misión y el hecho histórico de ser la primera que logra recolectar muestras de la Luna desde 1976 hacía imposible pasar por alto el logro. China se convierte así en el tercer país, tras EE.UU. y la antigua Unión Soviética, en obtener material de nuestro satélite para su estudio en la Tierra. Con este nuevo hito, el programa chino continúa cosechando éxitos que lo colocan por derecho propio como parte de la vanguardia de la exploración espacial.

La sonda alunizó en las cercanías del Monte Rümker, una formación volcánica que se eleva 1.300 metros sobre las planicies circundantes, en la región de Occeanus Procellarum (Océano de las Tormentas). Allí, el aparato destinó 19 horas a la recogida de muestras. Para ello, se valió de un brazo robótico que recolectó material de la superficie y de un taladro que perforó dos metros para extraer muestras del subsuelo. Hasta dos kilogramos de material fueron recolectados y almacenados convenientemente en la etapa de ascenso.

La peculiaridad de la zona de alunizaje y toma de muestras de Chang’e 5 es que se trata de una región relativamente joven, geológicamente hablando, con una antigüedad inferior a los 1.500 millones de años. Las anteriores muestras recolectadas en la Luna pertenecen a zonas con más de 3.500 millones de años, por lo que esta misión aportará un tipo de material que no ha sido estudiado hasta ahora.

Hoy, a las 21.40 horas (UTC), tendrá lugar la maniobra de acoplamiento de los dos vehículos en órbita lunar, la fase más delicada y de mayor complejidad técnica de la misión. Tras el acoplamiento, el módulo de ascenso transferirá las muestras a la cápsula encargada de transportarlas hasta la Tierra.

DISEÑO DE LA MISIÓN

Chang’e 5 consta de dos segmentos diferentes, cada uno de los cuales se divide, a su vez, en dos módulos. Por una parte está el segmento orbitador, que es el que ha permanecido alrededor de la Luna durante toda la misión y que se compone del orbitador propiamente y de la cápsula de reentrada a la Tierra, donde volverán las muestras. Por otra, el segmento aterrizador, que consta de un módulo de alunizaje y otro de ascenso. Se trata de un esquema idéntico al que utilizaran las naves Apolo en sus misiones tripuladas a la Luna entre 1969 y 1972 y que no se había vuelto a poner en práctica desde entonces.

La etapa de ascenso, con las muestras a bordo, despegó de la superficie lunar el día 3 rumbo a su reencuentro con el segmento orbitador. Hoy, tras el acoplamiento de ambos vehículos, el contenedor de muestras será traspasado a la cápsula de reentrada y en los próximos días iniciará su viaje de regreso a la Tierra.

Entre el 15 y el 16 de este mes, si todo transcurre como está previsto, la cápsula con las muestras se separará del orbitador y hará su reentrada en la atmósfera terrestre para aterrizar en la región china de Mongolia.

La cápsula viajará a una velocidad superior a los 40.000 kilómetros por hora, lo que hará necesaria una doble reentrada para conseguir frenar el vehículo. La maniobra se iniciará sobre el océano Índico y, finalmente, la cápsula descenderá en paracaídas en la región china de Mongolia.

Chang’e 5 es el primer intento de China de traer a la Tierra muestras lunares para su estudio y, si la misión finaliza con éxito, China se convertirá en el tercer país en conseguirlo, tras EE.UU., con las seis misiones que lograron alunizar de su programa tripulado Apolo, y la antigua Unión Soviética, con tres de sus sondas robóticas Luna. La suma de aquellas misiones trajo a la Tierra un total de 382 kilogramos de muestras, marca a la que China pretende ahora añadir dos kilos con su Chang’e 5.

Hasta el momento, la última misión de este tipo fue llevada a cabo por la sonda rusa Luna 24 en agosto de 1976, que logró recolectar 170 gramos de regolito de la superficie lunar.

China tiene actualmente otras dos misiones operativas en la superficie de la Luna. Se trata de la Chang’e 3, que alunizó en 2013, y la Chang’e 4, que hizo lo propio enero de 2019,convirtiéndose en el primer aparato en la historia en haber alunizado en la cara oculta. Además, cuenta con el satélite Queqiao en las proximidades de la Luna para posibilitar las comunicaciones entre la Tierra y la Chang’e 4 en la cara oculta.

CARRERA A LA LUNA

La nueva carrera espacial por llegar a la Luna lleva tiempo en marcha, de modo similar a la que tuviera lugar en los años 60 del siglo pasado y que llevaría a Neil Armstrong a dar su célebre primer paso sobre el fino polvo de su superficie. En esta ocasión, los contendientes son, por el momento, EE.UU. y China.

Para lograr sus objetivos, EE.UU. cuenta con el programa Artemisa, basado en el cohete SLS y la cápsula Orion, ambos actualmente en fase de desarrollo, como pilares de su esfuerzo para poder llevar nuevamente misiones tripuladas a la Luna.

Por su parte, China trabaja en el lanzador pesado Larga Marcha 9, con el que pretende hacer llegar a sus primeros astronautas al satélite natural, además de utilizarlo para lanzar sondas de espacio profundo y abordar la construcción de infraestructuras en el espacio. Según la CNSA, las primeras pruebas del Larga Marcha 9 deberían iniciarse en 2030.

Por el momento, el gigante asiático se ha valido de un sistema mecánico instalado en la Chang’e 5 para desplegar la bandera China en suelo lunar durante esta misión. Toda una declaración de intenciones…

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