pilar batista rey, actriz y humorista

Pilar Batista: “Necesito actuar para no sentirme rara”

Está convencida del poder terapéutico de la risa

Pilar Batista Rey. / DA

La madre de Yanely en Ríete tú expresa su entusiasmo con desparpajo. Pilar Batista Rey extrae humor del fuego.     

-¿Quién es Pili?
“¿Quién soy? Antes de dedicarme al humor tenía una depresión muy grande. Entonces, hablé con Rudy Ruymán y me aconsejó que abriera una página de humor e hiciera vídeos. Como no se me salía un nombre para el canal, le puse Pily soy yo. ¡No me volví loca!”. 

-¿Qué hay detrás de eso?
“[Risa] Madre, ama de casa… No, bueno, yo empecé en el teatro desde muy pequeña. Después me casé, tuve hijos y de repente me entró la depresión.   La repercusión de mis primeros vídeos me llevó a ser monologuista. Preparé un espectáculo y me dediqué a rular por los bares y por los teatros”. 

-Has probado y demostrado que la risa es una terapia…
“Por supuesto. El humor y la risa son una terapia que ni muchos psicólogos. Fue lo que me ayudó. Yo estaba medicándome y todo. Hoy en día, si me paso un tiempo largo sin actuar me noto rara. Lo necesito”.  

Ya! Y ¿por qué no quieres ser flaca?
[Carcajada] “¡A ver! No quiero hacer apología de la gordura, que quede claro. La obesidad es mala para la salud. Pero, en mis espectáculos, siempre digo que, si alguien tiene algún tipo de complejo y lo puede cambiar, ¡adelante! Si no deseas cambiar o no puedes, debes quererte tal y como eres. Aceptarlo y ser feliz. Si es una cosa grave, ¡oye!, tampoco vas a estar riéndote y celebrando la vida. Las orejas grandes, una nariz aguileña…”. 

-Distinto es que se rían de ti. Eso sí que duele, ¿no?
“Sí, ja, ja, ja… No es lo mismo. Yo sufrí un bullying [acoso escolar] horroroso en La Palma. Aprendí que, si tú te ríes de ti antes de que lo hagan otras personas, la burla pierde su gracia. Eso me salvó en el colegio y en el instituto. Al cabo de los años, lo he retomado. Alrededor del 90% del monólogo es riéndome de mí, exagerando”. 

-La autocrítica está bien, pero no es necesario flagelarse… 
“Sobre el escenario te puedes permitir ciertas licencias. En lo personal, no tanto”.   

-Habrás trazado una línea muy fina entre los dos ámbitos…
“Sí. Es una delgada línea, porque mi carácter es así esté actuando o no. Es verdad que en el programa Ríete tú [Televisión Canaria] soy actriz y en el stand up [monólogo de comedia] soy más Pily”. 

Pilar Batista Rey. / DA

-¿Cómo garantizan los cómicos los servicios mínimos?
“Con imaginación y dedicación. Afortunadamente, ¡cruzo los dedos!, me han salido bolos. No me quejo. En general, la situación está muy difícil; sobre todo, por los aforos. En locales donde cabían cien personas solo entran cuarenta. ¡Complicado! En circunstancias como la derivada del coronavirus, echas mano de las redes sociales, las promociones… Te mueves tú, no esperas las llamadas”. 

-¿Te dedicas a estos cometidos en exclusiva?
“Yo era una trabajadora sociosanitaria y, un mes antes de la pandemia, lo dejé para dedicarme íntegramente al humor”. 

-Cuando la entrada es gratuita, ¿la gente se ríe con más ganas que si paga?
“En mi opinión, cuando paga se ríe más”.  

-Para justificar el gasto…
“Dicen: ‘Coño, acabo de pagar 10 euros [15 o 20] y tengo que reírme’. Van con una mayor predisposición. Si es gratis: ‘A ver si el tipo ese me hace reír’. ¡Una mentalidad inversa!”. 

-Como la taquilla…
“Ese método es un poco arriesgado. Lo hacen empresarios que no se pueden permitir pagar un determinado caché; especialmente, ahora. Al finalizar la actuación, el público deja la voluntad. Yo he recogido hasta céntimos. Y hay gente muy generosa: 50 euros”. 

-¿Qué llega después de los aplausos?
“A esta profesión la acompaña la soledad; fundamentalmente, cuando viajas. Te apetece comentar cómo ha salido y no tienes con quién o te falta un hombro en el que apoyarte.  Bueno, lo soporto. Mientras haya trabajo, se lleva bien”. 

-¿Una reunión de cómicas es una merienda de óptimo valor divertido?
“¡Ah, sí! La iniciativa surgió de una idea superdivertida que tuvo Iratxe Menalbert, componente de Taramela. Se le ocurrió que, después de los aplausos de la siete de la tarde durante el confinamiento, nos reuniéramos unas cuantas cómicas para alegar de nuestras cosas: Carmen Cabeza, Jennifer Artiles, Delia Santana, Omayra Cazorla, Petite Lorena… Era los viernes a través de Facebook. Contábamos con invitados importantes”. 

-Quien nace lechón ¿ríe como un cochino?
“Yo como como una cochina [risa]. Creo que sí. Me encanta revisar los refranes: cría cuervos y tendrás muchos, perro ladrador hace un ruido que te cagas, quien a buen árbol se arrima se llena de hormigas…”. 

-Tozuda, desordenada y gandula. ¿Se desprende que la paciencia es mutua?
“Con la edad me he vuelto menos tozuda. Muchas veces, por no discutir, doy la razón y fin de la conversación. He leído que las personas inteligentes suelen ser desorganizadas, modestia aparte”. 

-El caos organizado. Para entretenerte y no derrochar energía con el aburrimiento…
“Y, sin embargo, tengo manías. Por ejemplo, no puedo irme a dormir con loza en el fregadero y la cocina tirada”. 

-¿Te obsesiona el gas?
“La obsesión del gas se me metió porque me quedé en la casa de una amiga y se rompió la manguera de la bombona. Menos mal que el balcón estaba abierto. A raíz de eso, me levantaba tres veces de madrugada. Era tal la paranoia que mi padre tuvo que poner todo eléctrico”.   

-¿Qué recursos usas?
“Una caja de herramientas para desarrollar la creatividad”. 

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