cultura

‘Mis malagueñas queridas’, nuevo libro de la polifacética artista Berbel

El Centro de la Cultura Popular Canaria (CCPC) acaba de publicar una obra de la creadora isleña que ha sido concebida como “un regalo” al folklore del Archipiélago
La artista multidisciplinar Berbel. / DA

Acaba de ver la luz un libro de coplas de la polifacética artista Berbel, Mis malagueñas queridas, publicado por el Centro de la Cultura Popular Canaria (CCPC). Su obra ha sido reconocida en las Islas y en el exterior. Poeta, narradora, pintora, directora y guionista cinematográfica, ilustradora, fotógrafa…, ha participado en diferentes proyectos culturales y colaborado en revistas como La Plazuela de las Letras, Taramela, Disenso o Espejo de Paciencia. Figura en antologías de autores canarios, españoles y extranjeros, y ha sido traducida al inglés, alemán, griego, chino, rumano…

COPLAS CANARIAS PARA SER CANTADAS

“Me gustan todas las músicas del mundo, pero la canaria me hace latir el corazón. Sé que aquí hay muchísimos grandes escritores, pero son pocos los que se han ocupado en escribir algo para nuestro folklore. Agradezco a José María Millares, a Pino Betancor, a Francisco Tarajano y a otros que han hecho esa labor, pero falta más gente. Quería dedicar algo a nuestro folklore, un regalo a nuestra tierra, porque bastante nos ha regalado…”, explica.

Como todas las coplas, el objetivo de estas malagueñas es ser cantadas: “Mis malagueñas queridas son un conjunto de estrofas que tratan de escapar de las páginas y fundirse con los cantores populares, enredarse en tradiciones, timples y guitarras y llorar, llorar por los lindes del mundo, agradecer al cielo, sentir la tierra, el paisaje y sus gentes… Sean estas malagueñas para las voces que quieran cantarlas y la dedicatoria para mis mayores, para mis raíces”.

El libro se estructura en tres partes: Malagueñas a la vida, el homenaje de la autora a las islas, momentos, sentimientos, recuerdos; Malagueñas a la muerte, un homenaje al final de la vida, la pérdida, la despedida, la partida; emociones que nacen del dolor, la tristeza y la magua. Y Malagueñas de seis versos, estructuradas para que al cantar cada una no tenga que repetirse ningún verso.

Portada del volumen. / DA

VIVIR PARA EL ARTE

Una curiosidad inagotable y una vitalidad poco habituales acercaron a Berbel a la escritura: “Mi deseo por escribir nació del ejercicio de mirar, de observar lo que me rodea… De ahí vino el sentir las cosas y luego es fundamental trabajar con rigor las ideas que van surgiendo”. Puede sorprender la actividad incesante de esta maestra vocacional que ha hecho incursiones en tantas facetas. “El diablo sabe más por viejo que por diablo -bromea-; he tenido tiempo de hacer muchas cosas. Y da la casualidad de que todo lo que me gusta tiene que ver con el arte, la pintura, la fotografía, el cine… Eso me ha llenado la vida”. Para Berbel se trata de distintas herramientas para transmitir ideas y sentimientos. La única afición que no ha podido realizar, y sospecha que no lo hará nunca, porque es más costosa, es el cine. Aunque tiene algún corto, sueña con hacer una película sobre los faycanes, la marquesa de Arucas, Icod de los Vinos o cualquier episodio de nuestra historia.

Aunque lleva meses en Gran Canaria, obligada por el coronavirus, Berbel es una gran viajera. La docencia, la literatura y la solidaridad la han llevado a muchos lugares: “Me encanta África. Europa, porque es mi sitio de civilización y cultura, y Grecia en especial: uno de mis libro es La Grecia que está en mí. Pero mi pasión es América Latina, donde he viajado en muchas ocasiones y que me evocan continuamente Los Sabandeños con sus hermosas canciones y sus festivales cada septiembre en La Laguna”. Sobre todo lo que la apasiona es conocer y compartir con la gente, de la que aprende y procura enseñar lo que sabe.

QUERIDA MAESTRA

Para Berbel lo más grande que le ha pasado es dar clases. Obtuvo en dos ocasiones el número uno en sus oposiciones, pero eso no significó nada al lado de los lugares a donde le ha llevado la profesión. Recuerda con verdadera devoción Taganana o Tegueste. Sobre todo por esas criaturas que -asegura- le han dado trocitos de su propia vida, la han realizado como ser humano y la han enseñado a dudar: “He aprendido más de mis niños que lo que ellos han aprendido de mí. Han sido mi premio, mi regalo universal”.

Nuestra artista es una gran lectora. Las Fábulas de Esopo que le leían cuando era niña fue el primer libro que le impactó. A partir de ahí siguieron muchos textos, hasta que llegó su segundo “libro grandioso”, que está permanentemente en su mesilla: El Quijote, del que afirma que aprende siempre de cualquier esquinita, de cada página. Se declara admiradora de Alicia Llarena, a la que considera una maestra por la amplia labor que ha realizado. Y no deja atrás a los jóvenes autores, porque “hay que seguir aprendiendo siempre, hay que conocer a las nuevas generaciones, todos son importantes”.

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