saúl romero, monologuista

Saúl Romero: “Animo a que se lancen a la comedia”

Está vacunado para 2021: “No quiero que se repita lo de 2020, que no paré de cancelar actuaciones"
Saúl Romero, monologuista. / DA

Saúl Romero, monologuista. / DA

Saúl Romero no vive de gorra, aunque sin esta prenda de vestir se siente desnudo. El público se descubre ante él.  

-¿Qué tal te va?
“Con lluvia y restricciones, pero bien… ¡De salud y eso! Para enero no hay nada programado, así que ¡a ver!”. 

-¿Cómo empezaste en esto?
“Actué por primera vez en 2011. Me lo propusieron unos amigos que tenían locales en Gran Canaria. Después participé en concursos. Tuve la suerte de ganar muchos. En 2015 me uní a Alejandro [Rod] y Wiso [García] en Comedia para llevar, de la radio autonómica, hasta 2018. El año siguiente ya estaba yo solo. Fue fantástico: hice casi noventa actuaciones. Como estas son unas islas muy carnavaleras, me programo a partir de marzo. Se suponía que 2020 iba a ser genial”. 

-Fue un año viral…
“La pandemia lo frenó todo. El coronavirus me fastidió el calendario. Dentro de lo malo, tuve unas quince actuaciones con Kike Pérez. Eso es un regalo para mí”. 

-Dos cracks de la risa, ¿no?
“Ese era el título de nuestro espectáculo, sí. Encima, a final de año, Aarón Gómez también me llamó y participé tres veces con él. En definitiva, no me fue mal del todo”. 

-Estás vacunado para 2021…
“¡Claro! No quiero que se repita lo de 2020, que no paré de cancelar actuaciones. A la espera de acontecimientos, aprovecharé el tiempo para escribir, intentar sacar un monólogo nuevo y, en cuanto se presente la ocasión, a cerrar fechas. Es lo que toca”. 

-Además del humor, ¿te dedicas a otra actividad laboral?
“No, desde 2019 solo estoy con la comedia”. 

-¿Qué formación tienes?
“En este caso, lo único han sido cursos de improvisación. Lo mío es más vocación que formación. Eso me ha permitido vivir bien. ¡No me quejo, la verdad! Obviamente, el coronavirus lo ha estropeado. Ahora hay que moverse en las redes sociales para no caer en el olvido”. 

-¿Cuál es tu espacio profesional habitual?
“En términos futbolísticos, soy Mascherano [risa]. Voy abriendo locales por donde se pueda, aquí no abundan, y que luego vengan algunos compañeros. Mi labor de campo es repartir juego en ese sentido”. 

Saúl Romero, monologuista. / DA

-¿No te has planteado regentar uno para tal propósito?
“Lo había. El Transformer, por la plaza de la Victoria, era en 2019 el local de referencia para la comedia en Las Palmas de Gran Canaria. Se volvió a encontrar un sitio fijo. Lo que pasa es que los dueños traspasaron el negocio a Carla Suárez, la tenista, y su hermano. El rumbo se torció [la deportista fue diagnosticada de linfoma de Hodgkin en agosto de 2020]”. 

-Me refería a uno propio…
“En estos momentos estoy actuando en muchos locales y centrarme en uno solo no sé… Lo que sí creo es que quien lo haga triunfará, porque el terreno está yermo”. 

-En Tenerife existe el Regia…
“Lo conozco. Me he sentido afortunado de actuar mucho ahí. Aparte del Regia, también estaba el Blanco Bar. Era una gozada ir los miércoles, con un trato genial y un público agradecido. Se necesitan locales exclusivamente para comedia”. 

-Lo ideal es que el negocio funcione, el cómico esté contento y el público se divierta. Si no, ¡maldita la gracia!
“Es un combinado, tres en uno: que gane el local, el cómico no pierda y el público se encuentre a gusto”. 

-¿No te atreves con los grandes aforos?
“He estado en teatros, lo que ocurre es que no me arriesgo a ir solo. Creo que todavía debo trabajar más en los locales”. 

-¿Qué aconsejas a quien quiere ser monologuista?
“Suelo animar a que se lancen a la comedia. En 2019 subieron conmigo tres personas. Si alguien lleva el gusanillo, le recomiendo que pruebe y averigüe si vale para esto. Sin miedo al ridículo”. 

-Das la alternativa…
“Sí… Soy muy de equipo, de compartir oportunidades y de ofrecer facilidades. Puedes ser un buen cómico y que tu texto no te acompañe o un mal cómico con un texto brutal. Determinados cómicos en la élite interpretan lo que escriben otros. Hay diversas vertientes”.  

-¿Cómo te salta la chispa de la inspiración?
“Lo que hago es apuntar en el móvil cualquier bobería que se me ocurra y, cuando me siento, la desarrollo. He caído en el error de confiar excesivamente en mi memoria y se me olvida lo que estaba pensando. Por último, me obligo a anotarlo”. 

-¿Se te han escapado, cuando despiertas, ideas que aparecen en sueños?
“No me acuerdo, ja, ja, ja… Y cuando menos lo espero aparecen. ¡Plaf!”. 

-¿Ensayas?
“No. En este aspecto soy diferente a muchos cómicos. Incluso se llegaron a poner de moda los shows para experimentar. Yo prefiero la sorpresa, tirarme a la piscina. Si no gusta, se cambia. Voy al choque”. 

-¿Te corriges a menudo?
“Normalmente, el día del estreno de un monólogo no es el mejor. Realmente, está bueno a los tres meses. Lo pules, corriges detalles… Vas haciendo camino al andar”. 

-¿Cuál ha sido el que menos te ha durado?
“Son pequeños bloques y, si quito algo, no afecta al conjunto. No escribo historias para media hora, sino que enlazo trozos y formo un castillo”. 

-¿Te sugieren historias para que las cuentes a tu manera?
“Sí, sí… Cuando me identifico como monologuista, lo primero que me dicen es que cuente un chiste. Y gente del público se me acerca dispuesta a aportar anécdotas. En el devenir cotidiano estoy muy atento a las circunstancias”.  

-¿Te mola la moda?
“La casual”. 

https://instagram.com/saulromeroacosta_

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