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Wiso García: “Siempre es un buen momento para el humor”

Observa que, "cuando las cosas vienen torcidas", a la gente "le entran más ganas de desconectar"
Wiso García, humorista. / DA

Wiso García, humorista. / DA

Cuelga la etiqueta de cómico irónico con tendencia a lo absurdo. A Wiso García le va la guasa: en su factoría produce risa para llevar.  

-¿Cuál ha sido el mayor premio que te ha tocado en la lotería del humor?
“Pues, mira, en un concurso de monólogos que organizó el Treinta y tantos [en Las Palmas de Gran Canaria] gané 500 euros y 400 en uno de Televisión Canaria, Locos de la cabeza, al pasar de fase. En este llegué a la final y quedé cuarto. De todas maneras, lo grande me lo juego en el Euromillones [risa]”.  

-Después te juntaste con otros como tú…
“Montamos el Canariunt Comedy, sí. Empezamos Alejandro [Rod], Kike Pérez y yo. Nos conocimos en un concurso de monólogos. Ganó Kike, segundo fue Alejandro y yo, el tercero. En realidad, Alejandro y yo ya formábamos un dúo”. 

-Kike va ahora por otro lado…
“Bueno, Kike se salió del plato. Está en otra liga. Nosotros jugábamos en regional y él ascendió a Primera”.  

-Ustedes también han subido de categoría…
“Hemos hecho cositas y tal, pero a Kike le va muy bien. A uno le alegra por la amistad y la consideración que le tiene”. 

-En el envite de la risa, ¿juegas la carta de lo absurdo?
“Sí, lo absurdo me encanta. Precisamente, El envite era un programa de actualidad en Televisión Canaria. Nosotros aportábamos comentarios desde nuestro apartamentito”. 

-En ese tiempo llevabas un caminito recorrido…
“Cuanto participé en Locos de la cabeza ni me dedicaba a eso. Un amigo me convenció y acudí como quien no espera nada, por ir. Y llegué a la última fase. A partir de ahí me llamaron para monólogos, me encontré con Alejandro, colaboramos en El envite, intervenimos en algún especial de Navidad y, luego, en Canarias Radio hicimos Comedia para llevar, con Saúl Romero, Carlos Castillo, Juanfree Batista y Rolo García. Estuvimos doce temporadas”. 

-Servían la tontualidad en bandeja, ¿no?
“Sí, repasábamos la actualidad desde un punto de vista divertido. Había varios apartados: personajes, tertulias, noticias falsas, bromas telefónicas…”. 

-¿Bromas de qué tipo?
“Por ejemplo, llamar al Vaticano para interesarnos por un curso de exorcismo”. 

Ay, Dios!
“Preguntamos si el fantasma lo ponían ellos o había que llevarlo de casa… Nos lo iban contando en italiano y lo traducíamos al boleo. Llegamos hasta los organizadores. También llamamos al Bernabéu, cuando Las Palmas estaba en Primera”.  

-¿A quién le metieron el gol?
“Nos pusimos en contacto con un restaurante, oriental, con la supuesta intención de reservar para doscientos aficionados. ‘Son muchos’, nos dijo la mujer. Le nombramos platos canarios y se puso a pescar. Al Loro Parque le pedimos la factura por la pegatina en el coche, porque llevábamos dos meses haciéndole publicidad en Gran Canaria. La chica me trató tan bien que la invité a cenar aprovechando el descuento”.  

-¿Luego se aclaró?
“Nunca nos descubríamos”.  

-¿Costaron algún disgusto?
“No. ¡Qué va!”. 

-¿La idea de ese programa la sacaron de la radio, la trasladaron a los escenarios?
“El Comedia para llevar lo sacamos tres veces de la radio, en plan benéfico: en un local de Las Palmas, en el Guiniguada y el programa número cien lo trasladamos a la azotea de las oficinas de Escalera de Fumío, una agencia de publicidad [especializada en estrategia y creatividad], con público”. 

-¿Los cómicos se ponían como una moto repartiendo diversión a un público agradecido?
“Exacto. Nos movíamos en esa dirección. Como el repartidor de comida llega muy fácil a la puerta de tu casa, adaptamos y nos adaptamos a ese formato. El programa lo podías escuchar en cualquier sitio: el salón, la habitación, el coche, una plaza, en el campo, en la playa…”.  

Wiso García, humorista. / DA

-¿Este torrente jocoso es tu única fuente de ingresos?
“Lo fue. En mi trayectoria, he hecho publicidad, teatro, cine… Hoy en día estoy un poquito apartado de eso. Soy comercial, vendedor”. 

-¿Está todo controlado?
To controlao era un espectáculo que Alejandro y yo hicimos con Miguel Rabaneda, que es dramaturgo, profesor de improvisación y reportero de La Sexta [Liarla Pardo]; antes, de Mediaset.  No sabíamos que iba a pasar en el teatro. El público te facilitaba la información, a modo de guion. A raíz de las sensaciones y de las propuestas se creaban las historias. El músico Alberto Jaira metía la banda sonora. Duró casi tres años”. 

-¿En el mismo sitio?
“En el Guiniguada, cuando Miguel venía a impartir el curso. Solía ser por julio”. 

-Te has codeado con renombrados profesionales…
“Hemos actuado con relevantes cómicos de la Península: Dani Rovira, Ignatius Farray, Toni Moog, Goyo Jiménez, David Navarro, Salomón… Seguro que se me ha olvidado alguien”.  

-¿Cómo ves la situación?
“Siempre es un buen momento para el humor. Cuando las cosas vienen torcidas, a la gente le entran más ganas de desconectar. La risa es un balón de oxígeno, aunque lo están poniendo muy difícil. Resulta incomprensible que se pueda entrar en un supermercado sin demasiadas complicaciones y a un teatro con un aforo de 500 te acceden 100 o 150 personas por las restricciones. Además, están cerrando en el ocio nocturno y la restauración. Los compañeros que no se dedican a otra actividad profesional lo están pasando canutas”. 

-¿El sello artístico está con la carta de ajuste?
“Comenzamos con Kike Pérez y acabamos con Saúl Romero. En estos momentos, el repertorio está en cuarentena”. 

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