La órbita de Marte acoge estos días lo que podría calificarse como un denso tráfico, con hasta tres misiones robóticas llegando al planeta rojo en el plazo de apenas 10 jornadas.
El pasado martes 9 arribó a sus inmediaciones la sonda Al Amal, de Emiratos Árabes Unidos, cuya agencia espacial (UAESA) se convierte así en la quinta en llegar a Marte, tras las de la antigua Unión Soviética (Roscosmos), EE.UU. (NASA), Europa (ESA) y la India (ISRO).
Tan solo un día después, el miércoles 10, fue el turno de la misión china Tianwen-1. La nave permanecerá en órbita por el momento y su róver de exploración descenderá a la superficie a principios de mayo.
Hay que mencionar que la única nación que ha conseguido posar y operar con éxito róvers en la superficie de Marte hasta ahora es EE.UU., por lo que si China tiene éxito se convertirá en la segunda potencia en lograrlo. Además, de ser el caso, lo conseguiría en su primer intento, lo que supondría un nuevo e importante éxito del programa espacial chino, que atraviesa su mejor momento.
Por su parte, el próximo jueves 18 ingresará a la órbita del planeta vecino la misión Mars 2020, una colaboración entre las agencias de EE.UU. y Europa. Su róver, Perseverance, inciará el peligroso descenso hasta la polvorienta superficie marciana el mismo día de su llegada.
COINCIDIR EN MARTE
Pero, ¿cómo es que han coincidido las tres misiones prácticamente al mismo tiempo en la órbita marciana? En realidad no es algo casual. La explicación es que cada 26 meses se produce un punto de máximo acercamiento entre la Tierra y Marte en sus respectivas órbitas alrededor del Sol, denominado oposición. Dicho evento es el mejor momento para ir a Marte, ya que acorta significativamente la duración del viaje, a la vez que reduce el combustible necesario. Durante la oposición, la distancia entre ambos planetas es de alrededor de 62 millones de kilómetros, mientras que en el momento de máximo alejamiento, supera los 400. Esto justifica que las misiones esperen a la oposición de ambos planetas para ser lanzadas. El momento elegido para su despegue se denomina ventana de lanzamiento, y en la que se dio durante julio de 2020 despegaron las tres naves que estos días, tras siete meses de viaje, alcanzan Marte prácticamente al unísono.
Una cuarta misión debería estar allí junto a las anteriores. Se trata de ExoMars, una colaboración entre las agencias espaciales europea y rusa, pero su róver, bautizado Rosalind Franklin, no estuvo listo a tiempo y tendrá que esperar a la próxima ventana de lanzamiento, en 2022.
AL AMAL
La sonda emiratí fue lanzada el 19 de julio desde la isla japonesa de Tanegashima a bordo de un cohete H-2A de fabricación nipona. Su denominación original en árabe, Al Amal, significa esperanza, aunque la inmensa mayoría de medios de comunicación ha optado por referirse a ella como Hope, la traducción al inglés de la palabra.
Al Amal es la única de las tres misiones que no descenderá hasta la superficie, manteniéndose en órbita. Desde allí, sus instrumentos científicos analizarán las partículas en suspensión en la tenue atmósfera de Marte, las nubes de hielo de dióxido de carbono y de hielo de agua. Estudiará también la interacción del viento solar con la atmósfera para tratar de comprender los mecanismos que originan el escape de los gases que la forman al espacio. Se espera que la misión tenga una duración de un año marciano, equivalente a 687 días terrestres.
TIANWEN-1
Lanzada el 23 de julio desde la isla de Hainán en un cohete Larga Marcha CZ-5, Tianwen-1 es la primera misión de China al planeta rojo. El ambicioso proyecto consta de un orbitador, una etapa de descenso y un róver, siendo la primera nación que envía a Marte una nave que aúna estos tres elementos al mismo tiempo.
Debido al pulso que mantienen el país asiático y EE.UU., China no tiene acceso a los datos de NASA que sí disfrutan otros países, por lo que uno de los cometidos de la sonda será cartografiar desde la órbita la zona donde deberá aterrizar su róver. Está previsto que la etapa de descenso lleve al vehículo hasta la superficie en mayo, en la región de Utopia Planitia.
De modo similar a la misión emiratí, el segmento orbitador de Tianwen-1 estudiará la interacción del viento solar con la atmósfera de Marte y analizará la composición del planeta. Mientras, en la superficie, el róver chino, aún sin nombre, tratará de encontrar pruebas de vida. Además, estudiará la posible distribución de hielo de agua en el subsuelo, un potencial recurso para las futuras misiones tripuladas, y sus instrumentos analizarán la mineralogía de la zona explorada.
La CNSA cuenta con que su róver será capaz de operar y enviar los datos de sus descubrimientos durante tres meses.
MARS 2020
La misión conjunta de NASA y ESA despegaba desde Cabo Cañaveral, Florida, el 30 de julio a bordo de un Atlas V. La nave que transporta a Perseverance, el róver de exploración más sofisticado y grande jamás enviado a Marte, realizará una maniobra de frenado para entrar en su órbita el próximo jueves.
Inmediatamente, la cápsula de descenso iniciará su caída hacia la superficie. Equipada con un escudo térmico de 4,5 metros de diámetro, soportará temperaturas de 1300 ºC debido a la fricción con la atmósfera mientras reduce su velocidad hasta la apertura de su paracaídas. La última fase del viaje de Perseverance se hace mediante un vehículo equipado con ocho motores que hará de grúa volante, deteniéndose a 20 metros de altitud para que el róver descienda sujeto por tres cables hasta el suelo.
Si el vehículo, del tamaño de un coche mediano y con una masa superior a una tonelada, logra posarse con éxito en Marte, será la quinta vez que NASA consiga llevar hasta su superficie un vehículo de exploración, tras Sojourner (1997), Spirit y Opportunity (2004) y Curiosity (2012).
Los objetivos de Perseverance son, principalmente, la búsqueda de pruebas que demuestren la existencia de vida presente o pasada en Marte y, por otra parte, la recolección de muestras que serán recogidas por futuras misiones para traerlas a la Tierra para su estudio.
La zona de exploración será el cráter Jezero, donde se sabe que antiguamente hubo un lago. Los científicos esperan que su lecho seco, rico en sedimentos arcillosos, conserve biomarcadores.
Además de los instrumentos científicos, Perseverance cuenta con varios dispositivos que pretenden poner a prueba nuevas tecnologías con las que allanar el camino a las futuras misiones tripuladas a Marte. Así, MOXIE es un demostrador tecnológico diseñado para poner a prueba la viabilidad de producir oxígeno a partir del dióxido de carbono presente en la atmósfera de Marte. Por otra parte, Ingenuity es un dron que viaja adosado a la panza de Perseverance y será la primera aeronave que vuele en otro planeta. Se prevé que realice hasta cinco vuelos durante los cuales ayudará a planificar las rutas a seguir por el róver, aunque su principal objetivo es demostrar la viabilidad de su tecnología para aplicarla a futuras misiones.
¿Logrará Perseverance descubrir pruebas de vida fuera de la Tierra? Es, sin duda, una de las grandes preguntas de la Humanidad, y una respuesta afirmativa cambiaría muchas cosas. Los astrobiólogos cruzan los dedos…