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‘Sin mala intención’: relatos de realidad escritos por la memoria

El orotavense Francisco J. Rodríguez Luis, profesor de Filosofía en el IES La Guancha, muestra en un libro sus diferentes maneras del ver el mundo desde la infancia a la madurez
El escritor y profesor orotavense Francisco J. Rodríguez Luis. / DA

“La memoria influye en la interpretación de nuestro presente, que en buena medida depende de toda esa información que tenemos almacenada; pero también altera nuestro pasado, pues lo vamos reinterpretando de forma constante”. El escritor Francisco J. Rodríguez Luis (La Orotava, 1961) ha publicado recientemente Sin mala intención (DelMedio Ediciones), un conjunto de relatos con los que ha querido hacer un recorrido literario por las etapas cruciales de su vida, desde la infancia a la madurez, donde la memoria se convierte en una protagonista más.

“El título del libro -explica a DIARIO DE AVISOS- es el de uno de esos relatos. En todos ellos está la intención de mostrar mi interpretación del mundo. Cómo veo, o cómo he visto, la realidad en cada momento, pero siempre procurando que no fuesen unos textos complejos, sino que cualquier lector acceda a ellos sin mayores problemas. También creo que un elemento común a esos relatos es que, de una u otra manera, poseen un cierto matiz de humor”.

RELECTURA

Rodríguez Luis, que es profesor de Filosofía en el IES La Guancha, explica que el más antiguo de esos textos lo escribió hace más de 30 años y el más reciente, hace poco más de dos. “Siempre me ha gustado escribir -apostilla-, aunque hasta ahora no había publicado nada”. Precisamente, a partir de esa función de la memoria como escritora del pasado y del presente, detalla que al revisitar algunos de estos relatos realizó modificaciones -“tu visión del mundo va cambiando y, por tanto, también aquello que tenías escrito”-, pero en otros casos los textos no habían perdido vigencia y se mantuvieron en Sin mala intención tal y como habían sido concebidos en un principio.

Portada del volumen. / DA

El escritor orotavense no oculta su satisfacción al comprobar la respuesta que está teniendo el libro entre los lectores. “Hay quien me ha dicho que, además de ser divertidos, algunos relatos también resultan emotivos”, comenta, “y si realmente he logrado eso, que quienes los lean de alguna manera recorran un espectro de sentimientos, me siento más que satisfecho”. “La idea de Sin mala intención -añade- es también invitar a la reflexión. No demasiada, no quiero aturdir a nadie con filosofías, pero sí a lo mejor que al terminar de leer se continúe pensando un poco acerca del significado de ese texto o incluso se quiera abordar una segunda lectura”.

LA FICCIÓN ENTRA EN ESCENA

Francisco J. Rodríguez Luis explica que el proceso de escritura suele comenzar con una idea muy concreta, la crónica de un hecho del pasado, aunque, “sin saber muy bien por qué”, esa primera idea poco a poco va dando paso a la ficción. “Mi hermano, tras leer uno de estos textos, sobre una historia que compartimos -detalla-, me dijo que lo que había escrito no ocurrió exactamente de esa manera, pero que la realidad no debe estropear un estupendo relato”. “Bueno, es mi hermano -comenta entre risas-, pero de todas formas ese comentario me agradó mucho”.

“Aunque parta de un hecho real, del recuerdo de una serie de circunstancias que me mueven a escribir, casi que el relato cobra autonomía a medida que se va creando”, señala el escritor. “Realmente eso no es así, claro, porque eres tú el que va guiando la escritura -argumenta-, pero en ocasiones da la sensación de que esa historia que narras te va llevando de un lado a otro, y no precisamente a esos lugares que habías pensado al comenzar”.

“Da la sensación de que esa historia que narras te lleva de un lugar a otro, y no precisamente al que tú habías pensado al comenzar”

Cuando se le pregunta por referencias literarias, el primer nombre que menciona Rodríguez Luis es el del colombiano Gabriel García Márquez. “Pero no tanto el de Cien años de soledad o cualquier otra de sus grandes novelas, que también”, precisa el autor orotavense, “sino, sobre todo, el de los textos más breves, como Doce cuentos peregrinos”. “Una buena amiga me dice que lo mío es el realismo mágico canario, y es cierto que me gusta mucho la literatura sudamericana”, apostilla. “En cuanto a España, considero a Juan José Millás como un gran referente del relato, me encanta -asevera Francisco J. Rodríguez Luis-, como también me gusta mucho la obra de Eduardo Mendoza o la de Javier Tomeo”.

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