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José Manuel Ramos: “Las tradiciones están a buen recaudo; las nuevas generaciones las hacen avanzar”

El cantante tinerfeño es el depositario de un rico legado musical: el de su familia, pero también el de todo un pueblo, Punta del Hidalgo
José Manuel Ramos. / DA

Es uno de los más grandes cantantes que ha dado Canarias, pero el talento de José Manuel Ramos va mucho más allá. Su carisma como músico, solista, arreglista, productor musical, director y fundador de diversos grupos lo han convertido en una de las personas más respetadas, admiradas y apreciadas en el mundo de la música en el Archipiélago. Ha sido depositario de un legado musical impresionante, el de su propia familia, la saga de los Ramos, con su madre Olga Ramos, su abuelo Manuel y su tío-abuelo Sebastián Ramos el Puntero…, pero también el de todo un pueblo, Punta del Hidalgo, cuya historia ha estado marcada por el folklore y la tradición. Y nos atrevemos a afirmar que en este contexto radica una de las aportaciones más interesantes de este cantador de folías, como lo definió su tío Antonio: ser capaz de hacer conectar a jóvenes generaciones -que posiblemente miraban nuestro folklore desde cierta distancia, cuando no superioridad- con el verdadero espíritu de nuestra música tradicional.

Desde que siendo muy niño subió por primera vez a un escenario de la mano de su madre, con el grupo Los Zebenzui, han sido numerosos los colectivos y proyectos en los que ha participado o ha sido promotor. Desde la popular Agrupación Folklórica Universitaria (AFU) en sus inicios, pasando por una fructífera etapa como miembro de Los Sabandeños, con quienes permaneció 12 años y grabó 14 discos. También ha mantenido una colaboración permanente con Mestisay y, en mayo de 1995, funda la Parranda de Cantadores, en la que intervienen como solistas, entre otros, Olga Ramos, Calaya Rodríguez, Fabiola Socas, Dacio Ferrera, Héctor González, etc; agrupación con la que edita cuatro discos. Una especial mención hay que hacer a las grabaciones discográficas realizadas con el Centro de la Cultura Popular Canaria (CCPC) de la Orquesta Tradicional Ardentía, recuperando el repertorio de las orquestas canarias de mediados del pasado siglo. También con el CCPC produjo, junto a Benito Cabrera, el disco Étnico, una brillante revitalización de los géneros tradicionales canarios, donde además intervino como solista e instrumentista. Paralelamente ha mantenido una carrera en solitario que le ha llevado a realizar tres grabaciones. En definitiva, se haría interminable enumerar las colaboraciones, proyectos, programas, grabaciones, conciertos… en los que ha participado este destacado protagonista de la cultura canaria.

-¿En qué situación está el folklore canario hoy?
“Las tradiciones están a buen recaudo. Son opinables sus caminos y destinos, pero las nuevas generaciones las hacen avanzar, orgullosos de ser ellos los encargados de recoger el testigo. Pero quedó atrás la época en que algunas manifestaciones tradicionales tenían un origen funcional, ahora forman parte casi de un espectáculo. Es una circunstancia que ha venido con los tiempos, la televisión… Como muestra, la Procesión del Silencio, con la ciudad apagada, ha pasado a ser un sinfín de flashes de móviles que alumbran a los encadenados que acompañan al Señor muerto. Ese recogimiento se ha perdido y el hecho cultural, en cierta forma, ha dado paso al espectáculo”.

“Minimizar una riqueza musical como la canaria es de una ignorancia notable”

-¿Por dónde cree que debería avanzar?
“Es difícil delimitar hasta dónde llega cada cosa. Lo que hago, y creo que debe hacerse, es vivir la tradición como la siento”.

-Punta del Hidalgo se conoce como una de las cunas del folklore canario. ¿Cómo definiría el estilo puntero y en particular el de la saga de los Ramos?
“La situación geográfica de la Punta del Hidalgo lo convertía hace 40 años en un pueblo al final de todo, casi aislado por una carretera que serpenteaba por las llamadas barranqueras. Esa lejanía pudo haber sido la causante de que el pueblo fuera un hervidero de cantadores y cantadoras, con una variedad de estilos que desgraciadamente no llegó al disco. Podemos disfrutar de algunos de ellos gracias a grabaciones caseras que son hoy un verdadero tesoro”.

-¿Qué destacaría de Olga Ramos como figura indiscutible del folklore canario?
“Es continuadora de una saga familiar de bailadores, cantadores e instrumentistas. Dirigió la rondalla con mano firme, algo que para los hombres de la época era atípico: una mujer al mando… Exigía máximo respeto al traje tradicional, puntualidad, responsabilidad, etc. Su estilo creó escuela en las Islas y aunque es el de la familia y de Punta del Hidalgo, hace unas cosas al cantar creadas por ella, que nacen al hacerlo un millón de veces. Siempre ha elegido buenas letras. Ese es un sello familiar también y, al igual que pasó con su tío Sebastián, hubo gente que escribió coplas para ella”.

-¿Qué le respondería a los que consideran que el folklore canario es simple, pobre y hay que complementarlo con otros aires?
“La música tradicional de los pueblos es de gentes sencillas. Solo hay que echar un vistazo a las músicas del mundo. De ellas, de sus costumbres, dependió siempre la alegría de esas gentes. Se merece un respeto. La vida se complementa con muchas cosas, claro, y la música también, pero minimizar una riqueza musical como la canaria, nutrida de tantas influencias durante siglos, con tantos géneros diferentes, es de una ignorancia notable”.

-Usted tomó la decisión de dedicar su vida a la música. ¿Se ha arrepentido?
“No me arrepiento, pero no ha sido fácil, porque la cultura y sus diferentes vertientes han sido consideradas históricamente como una cuestión poco seria, de titiriteros, si es que eso se puede considerar un término despectivo. Aquí en las Islas no ha sido diferente y se malvive, con esperas interminables por los pagos de actuaciones, ya sea de danza, teatro, baile o canto. Y eso que algunos hemos tenido momentos de mayor suerte”.

-Además de la música tradicional usted ha trabajado otros estilos, incluso cercanos al pop. ¿Dónde se siente más a gusto?
“Yo, como decía mi tío Antonio, soy un cantador de folías. Después, por mi curiosidad e interés, he ido haciendo otros palos. Eso, unido a la necesidad de abarcar un espectro más amplio si se quiere vivir de la música”.

-¿Cómo ve a las jóvenes generaciones de cantantes en Canarias?
“Como dijo Camarón, es imposible que haya continuidad sin que los nuevos valores escuchen a los anteriores. Eso es así, en la artesanía, en la cocina… Antiguamente, como en el flamenco, los estilos de los cantadores eran cosa de las familias y hoy, en general, de lo que se ve en la televisión. Por otro lado, creo que nunca ha habido tanto talento y buenas voces como en estos tiempos”.

-¿Quiénes considera que han sido sus maestros?
“Mi madre ha sido mi maestra principal y decisiva. Aún hoy, con 88 años, sigue corrigiéndome cosas que no le parecen bien. Aprendí también de la familia en general, mis tíos y tías, ya fuera en el canto o en el toque, y de los viejos cantadores de Punta del Hidalgo, a los que mi madre quería que escuchara, respetara y divulgara. Ellos han sido la mejor escuela que he conocido. Después de eso, con el paso de los años, he tenido la suerte de nutrirme de mucha gente a la que he admirado y de los que tengo un pedacito dentro”.

-Si de usted dependiera, ¿qué medidas tomaría para fortalecer nuestra música?
“Para que se dé una cuestión de buena salud, como dijo mi amigo Benito Cabrera, la política debe guiar a la cultura, pero hablando con sus protagonistas. No se da una cosa sin la otra y eso ha sido así históricamente. Ha dependido y dependerá de que el gestor se asesore bien y cree los caminos para que los que ejercen la cultura puedan vivir dignamente de su trabajo”.

-¿Cómo ve el eterno debate entre tradición e innovación?
“Deben ir de la mano, pero cada uno por su carril. Es lógico que la evolución vaya actualizando los toques tradicionales, pero debe haber alguien de dentro de la tradición que filtre los cambios forzados, movidos por algún avispado que piense que los viejos no sabían. Esto, desgraciadamente, se ha dado y cuando pasan un programa antiguo de televisión, por ejemplo, se da uno cuenta de lo que se ha desvirtuado”.

“Mi madre ha sido mi maestra; la familia y los cantadores de Punta del Hidalgo han sido la mejor escuela”

-Ha sido fundador, director, arreglista… de la Parranda de Cantadores. ¿Cuál ha sido la aportación de este formato tan singular?
“Los encuentros de cantadores no eran lo numerosos que son hoy día y esta agrupación era un recital de variedad de estilos. Dacio, Olga, Calaya, Fabiola, Olga Cerpa, Melquíades y los continuadores mas jóvenes, Héctor, Candelaria, etc. El elenco era imponente y la gente lo vivía. La parranda que acompañaba a estos héroes era un grupo de pibes entusiastas, muchos de ellos maestros en lo suyo también. Una época maravillosa”.

-¿Cómo valora su experiencia en un medio como la Televisión Canaria?
“Es una forma de llegar a mayor cantidad de gente, a la intimidad de sus casas y hacerles partícipes del talento que tenemos en nuestra tierra, que se sientan orgullosos, igual que hizo Tenderete en los años setenta”.

-¿Qué proyectos tiene en la actualidad?
“Estoy a punto de editar un disco que engloba la música tradicional de mi pueblo, Vuelta al origen. No solo es una muestra de las tradiciones del pueblo, sino una mirada a mis inicios, con alguna grabación a los cuatro años, recuperación de grabaciones inéditas de la familia y algunos cantadores de Punta del Hidalgo, muchos de ellos fallecidos ya, que hemos traído al presente por medio de la tecnología informática musical. Es, como lo denomina entre risas mi amiga Fabiola Socas, una grabación de ultratumba”.

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