Ayer comenzó una nueva expedición científica al volcán submarino Tagoro, en El Hierro, que el próximo 10 de octubre cumplirá diez años. El pasado domingo partió de Santa Cruz de Tenerife el buque Oceanográfico Ángeles Alvariño del Instituto Español de Oceanografía (IEO) con casi una treintena de personas rumbo a La Restinga, donde permanecerá hasta el próximo 14 de abril, en una cita anual ininterrumpida con el volcán, una investigación “única en el mundo”, afirmó Eugenio Fraile, investigador Jefe de la expedición, a DIARIO DE AVISOS.
El oceanógrafo físico e investigador del IEO en Santa Cruz de Tenerife puso en valor lo que ha supuesto esta erupción submarina para la ciencia canaria y española. “Una serie temporal de diez años que el IEO, en colaboración con las dos universidades canarias y otros centros nacionales e internacionales de investigación llevamos haciendo en El Hierro es única en el mundo. Es un volcán submarino monogenético (una sola erupción en su vida), somero (está a poca profundidad) y de fácil acceso para la investigación y para llevar el monitoreo. Si comparamos los estudios que hay de otros volcanes submarinos a nivel mundial no tienen nada que ver con el Tagoro, en cuanto a la facilidad y el acceso, y también porque las autoridades españolas competentes se han implicado, han dicho que esto vale la pena, que es un objetivo de investigación fundamental y han dedicado tiempo, material y esfuerzo para ello”.
En esta serie temporal de diez años los investigadores han podido ver cómo ha evolucionado el volcán submarino, desde una fase inicial de etapa eruptiva, “en la que se produjo un gran desastre ecológico en la zona, pero que solamente duró seis meses, de octubre de 2011 a marzo de 2012, y que fue dramática para el ecosistema marino. Parece que la naturaleza fue caprichosa, porque había sitios para salir un volcán submarino y tuvo que hacerlo en una Reserva Marina como es la del Mar de las Calmas, pero después la naturaleza es sabia, ya que, a día de hoy, diez años después, ese mismo volcán, que, en un primer estadio liquidó esa flora y esa fauna, también ha proporcionado los nutrientes necesarios, el hierro oxidizable y el calor, para que los sistemas marinos se recuperen a una velocidad muy superior a la que se podía haber esperado en condiciones normales. Estamos realmente muy contentos con la regeneración del ecosistema”.
Esta mejora es corroborada por los pescadores, “que nos dicen que pescan mucho más y que hay muchísima más vida. Cada vez que vamos al volcán con nuestro buque de investigación vemos pescadores que están justo en la cima del Tagoro, es que no nos hace falta ni el GPS para saber dónde está la cima, porque reconocen que pescan hasta 10 veces más que fuera de ese oasis, como nosotros lo llamamos”.
El volcán submarino de El Hierro sigue vivo, y transcurridos casi diez años de evolución e investigación, el pasado mes de diciembre los científicos observaron niveles extraños en parámetros como temperatura, Ph, ORP (oxidación-reducción) y concentración de Co2. “La evolución ha sido interesante y casi de libro, normalmente realizando diversas fases de desgasificación. Por tanto, existen anomalías físicas. Del 16 al 23 de diciembre de 2020 (fecha del último monitoreo) nos llevamos una pequeña sorpresa, porque vimos unas anomalías fisicoquímicas que no esperábamos, superiores a lo que habíamos registrado en los nueve años anteriores. Pero, tras estudiar qué pudo haber pasado, vimos que los parámetros estaban dentro de la normalidad para una fase de desgasificación y expulsión de fluidos hidrotermales, pero un poco elevados. Entonces, por eso es importante seguir monitorizando el volcán submarino. En las próximas horas veremos si esos parámetros han vuelto a la normalidad de los años anteriores o siguen en este ratio un poco alto, como en diciembre pasado”.
Sin embargo, el investigador grancanario lanzó un mensaje de tranquilidad al afirmar que “independientemente de que hemos visto unos registros más altos, nada tiene que ver con ni que pueda haber una erupción submarina nueva ni nada dentro de los parámetros normales de un estadio de desgasificación volcánica. Pudo pasar en otras ocasiones, pero no nos dimos cuenta anteriormente porque lo medimos solo dos veces al año (en el 2020 solo hubo una)”.
En este punto, en un volcán terrestre se verían fumarolas o la salida de vapor de agua, y un volcán oceánico funciona igual. “Evoluciona igual, son una serie de ciclos y hemos cogido unos días en los que hemos coincidido con una mayor presencia de estos compuestos en la columna de agua sobre el volcán Tagoro. Las anomalías son siempre en el entorno del volcán, muy cerca de su cráter, y nada tiene que ver con una afección en superficie ni la sociedad tiene que preocuparse ni alarmarse. Es simplemente una cuestión de los investigadores al realizar un monitoreo y encontrar que los parámetros en ese momento puntual estaban un poco más elevados”.
Los científicos regresan a La Restinga tras más de 100 días y será en una expedición especial, con mucha más cantera de investigadores canarios. Cuestionado por lo que esperan encontrar, Fraile afirma que “siempre nos da sorpresas y es maravilloso trabajar en el volcán submarino Tagoro. Esta expedición es una ocasión especial, porque el barco se ha convertido en un buque escuela. En esta campaña llevamos casi a diez alumnos de doctorado, de máster, de grado y de prácticas de las dos universidades canarias. Vamos a enseñarles cómo se trabaja en ciencia sobre un volcán submarino activo. En total, seremos 26 personas las que estaremos en el Ángeles Alvariño, entre tripulación, científicos investigadores y estudiantes. Estudiarán las muestras biológicas, geológicas, físicas y químicas con el material disponible en el propio buque o embarcado por el IEO del centro tinerfeño o se guardarán para estudiarlas posteriormente con calma en tierra”.
Durante las jornadas de trabajo se recogen todo tipo de muestras de agua, físicas, químicas, biológicas y geológicas. Muchas se estudian en los laboratorios del barco y otras se congelarán para analizarlas en los laboratorios del Centro Oceanográfico de Canarias en Santa Cruz de Tenerife.
Ingente producción científica herreña
El volcán Tagoro ha supuesto una ingente producción científica para los investigadores canarios, españoles e internacionales. “Durante estos casi 10 años hemos publicado bastantes estudios, informes y artículos en revistas de alto índice de impacto científico. Además, no dejamos de trabajar y todos los años suelen salir entre dos y tres publicaciones de nuestro equipo de investigación del Instituto Español de Oceanografía. Llevamos entre 20 y 25 artículos científicos, que es muchísimo para un periodo de casi 10 años, publicados en revistas internacionales, y en todas las ramas: física, química, geología o biología. Con motivo del décimo aniversario, desde el IEO estamos elaborando un volumen especial sobre el volcán Tagoro, que será presentado el próximo 10 de octubre en conmemoración del décimo aniversario. Será un resumen con nuestras publicaciones científicas en estos años”, explicó.
Todos recordamos la incertidumbre de los movimientos sísmicos anteriores y las espectaculares imágenes de la salida de gases y magma a superficie y la impactante mancha verde que se veía desde la costa, el aire y los satélites espaciales. Muchos pensaron que el entorno se vería afectado de manera irreparable, y no veían efectos positivos. Sobre el cambio que ha supuesto la erupción del volcán submarino Tagoro, Eugenio Fraile señaló que “los efectos negativos para la biodiversidad solo duraron seis meses. A partir de entonces todo ha sido positivo, y los herreños y los canarios debemos sentirnos orgullosos de que esto haya pasado en nuestras islas, que lo hayamos podido llevar de la mejor de las manera. Es verdad que en una primera fase no sabíamos lo que iba a pasar, estábamos todos aprendiendo, pero ahora podemos decir que podemos dar lecciones de cómo plantear una crisis sísmica y volcánica submarina”.
Dos veces al año
Canarias tiene a su disposición dos veces al año uno de los barcos oceanográficos del IEO y ni siquiera la pandemia frenó que se investigara. “Siempre hacemos dos campañas al año, y la pandemia suspendió la primera, pero pudimos hacer la última. Fue muy importante poder continuar la investigación en 2020, así que el IEO, incluso en año de COVID, envió el barco para monitorizar el volcán, y nunca se ha detenido en estos diez años la investigación. No todas las regiones pueden decir que tienen asegurada la presencia dos veces al año de un buque oceanográfico, cuatro meses a nuestra disposición para realizar investigación, por lo que hay que agradecer al IEO este esfuerzo”.
Los protocolos de prevención para evitar contagios de coronavirus han supuesto que estén totalmente aislados del exterior. “No tocaremos tierra, pero estaremos muy cerquita de La Restinga todos estos días. Ahora con la pandemia tendremos que cumplir unos requerimientos de seguridad que nos impiden salir del barco. Los que subimos este fin de semana llegamos con un test PCR negativo, y los compañeros investigadores y tripulación que han estado trabajando en la campaña anterior no han podido desembarcar”, finalizó.